Capitulo 16. De Compras

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-¿Estas segura que no quieres que te acompañe?- Oscar me miraba fijamente mientras yo sacaba dinero de mi pequeño y desgastado bolso.

-Estaré bien ya te lo dije.- Rodee los ojos.

Oscar no estaba seguro que fuera buena idea pagarle ese dinero a Adan pero igual el siempre me apoyaba.

-Si necesitas ayuda grita mi nombre, estaré lavando el coche de la señora Victoria.- Se alejó de mi saliendo de la casa.

Con el dinero en mano me dirigí al segundo piso, al llegar a la habitación de Adan tuve que tomar una gran cantidad de aire por la nariz para intentar relajarme, la noche anterior habíamos discutido y sabía que le había mentido respecto a Oscar pero jamás se lo diría, es mejor que estemos alejados el uno del otro, o al menos para mí.

Toque la puerta pero nadie respondió.

-Adan.- Pausa.- Soy Nicole, ¿Puedo pasar?.

Al no escuchar contestacion gire para irme de ahí, dos escalones abajo y escuche la risa de Naty.

-¡Basta Adan no me hagas cosquillas!- Naty gritaba desde su habitación mientras reia a carcajadas.

De una forma inmediata se dibujó una sonrisa en mi rostro.

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-¡Papi, papi! – Gritaba mientras mi padre me hacía cosquillas riendo a carcajadas como si ese momento fuera tan especial para el como para mí.

La voz de mi padre era gruesa y ruda como la de cualquier hombre mayor pero a la vez tan dulce y compasiva que hacía sentir que todo estaba bien si permanecías a su lado, una voz tan dulce y cariñosa que te dice que todo estará bien.

-Mi pequeña .- Mantenía sus ojos cafés claros clavados en mi como si fuera yo su tesoro más preciado.- Un día crecerás y la vida podrá ser difícil pero tienes que prometernos a mamá y a mí que serás valiente, honrada y sobre todo, muy feliz.- Acaricio mi pequeño rostro con su pulgar delicadamente como si temiera a hacerme daño.

-Lo prometo.- Susurre.

Hubiera deseado poderme quedar en ese momento admirando cada una de sus pequeñas arrugas de la frente, cada pestaña rizada, el color tan claro y peculiar de sus hermosos ojos, sus labios delgados y pálidos, su lacio cabello color claro y su piel blanca como la nieve, pero no es así, cuando uno es pequeño piensa que la vida será muy larga y sin complicaciones que siempre serás feliz con simples cosas como comer tu comida favorita, comer más de dos veces al día helado o ver una de tus caricaturas favoritas frente al televisor, no piensas en el tesoro tan grande que es ver a tus padres todos los días al despertar y por las noches cuando te cuidan hasta que te quedas dormido, que te ayudan a cantar tu canción favorita, piensas que siempre estarán ahí para todos nosotros sin excepciones, sin apuros, sin complicaciones, cuando eres pequeño no piensas en que algún día tendrás que perder a tus padres y luchar solo, irte a la cama sin su compañía, sabiendo que al despertar ellos no estarán ahí para ti.

Cuando yo era pequeña jamás imagine como la vida me arrebataría a mis padres de la manera en que lo hizo, cuando yo era pequeña vivía sin complicaciones.

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Cuando volví de mis pensamientos tenía un nudo en la garganta y las lágrimas amenazaban con salir, perder a mis padres seguía doliendo como el primer día.

Toque la puerta de la pequeña Naty después de recuperar el aliento y en seguida recibí respuesta.

-¿Amiga, eres tú?.- Se abrió la puerta y ahí estaba la pequeña tan bella como siempre.

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