Metí la poca ropa que tenía (Y menos fea) a la maleta después de darme un baño rápido, se me había hecho tarde, me puse unos jeans, una blusa basica y sencilla con una sudadera ya que el día estaba lluvioso y muy frio, esta vez deje mi cabello suelto. Una vez estando preparada fui hasta la sala donde me esperaban Rogelio y Estela, él estaba sentado en el sillón viendo el pequeño y viejo televisor y ella solo lo observaba como una boba, Siempre era así, ella lo miraba hasta el cansancio y el solo la ignoraba, no es que se llevaran mal pero solo cruzaban unas cuantas palabras, Rogelio era muy lindo pero también muy tímido y no era de hablar con ella por mucho tiempo. Pobre de mi amiga.
- Estoy lista – Anuncie nerviosa.
Estela se paró apresurada y comenzó a tratar de arreglarme un poco más el cabello – Estas divina – Me dio un beso en la frente
- Bueno, es mejor que te vayas, se te hará tarde – Rogelio se paró y se puso de lado de Estela, sentí que le daría un desmayo.
- Si, es tarde me tengo que ir – Lo abrace fuertemente – Cuídate mucho, Estela se encargara de la comida, por favor no la hagas sufrir tanto, trátala como se debe – Él se sonrojo un poco, mi hermano sabía perfectamente lo que Estela sentía por él, a los 8 años de edad estando en un parque rodeado de más niños ella grito lo más fuerte que pudo su amor hacia él, ahora me parece tierno pero en ese momento solo causo vergüenza y lastima cuando Rogelio le vomito encima por haber comido tantos dulces esa tarde.
Mi amiga me abrazo y susurro a mi oído – Mejor que no se porte bien – Las dos reímos y Rogelio solo lo ignoro, como siempre.
Me despedí de cada uno y me fui caminando hasta la parada del autobús que se encontraba a media cuadra de mi casa,estaba temblando de frio y mojándome bajo la lluvia, menos mal la parada de camión tenía un pequeño techo y ahí me refugie. Espere 20 minutos pero el camión no pasaba, comenzaba a desesperarme porque ya era tarde en mi primer día de trabajo.
¿Qué podía salir peor?Y de repente, como si hubiera retado al destino, un coche cae en un charco de agua cercano y me empapa completamente, llenándome de lodo.
- ¡Diablos! – Grite llena de rabia y busque la piedra más cercana que había. Para mi suerte, al coche le había tocado un "Alto" en el semáforo, corrí hasta el lanzándole la piedra en la cajuela. - ¡Estúpido! – Grite con todas mis fuerzas.
Me sentía valiente y orgullosa hasta que del carro se bajó un tipo mucho más alto que yo, llevaba una chamarra grande color verde y un gorro cubriendo parte de su rostro, aun asi podía notar lo atractivo que era.
- ¿Estás loca? – Grito estallando de ira. – Pudiste darle al cristal.-Arranco su gorro descubriendo su rostro para verme directamente.
Ahí me paralice.
Tenía los ojos más hermosos de todo el planeta tierra, no eran tan grandes pero tenía unas pestañas hermosas, el color de sus ojos era un café tan claro que parecía miel pura, su piel era blanca como lo nieve y en su rostro resbalaban gotas de lluvia.
- Yo... – Tartamudee- Yo lo siento...
- ¿Lo sientes? Tendrás que pagar esa abolladura – Apunto la marca que dejo la piedra en el auto. Ups. - ¡Contesta!
Estaba muy molesto, su pecho subía y bajaba rápidamente, tenia los puños cerrados con fuerza y yo estaba que me moría del miedo.
Encontré mi escape cuando vi de lejos el autobús.
Gracias Dios.
– Lo siento, me tengo que ir, adiós.- Dijo apresuradamente rogando para que no me siguiera.Corrí de nuevo a la parada de camión y espere que frenará rápido,el loco del auto venía casi corriendo detrás de mi.
- No puedes irte! – Grito a mis espaldas – Vuelve ahora mismo!¡Bruja maldita!.
Me subí al camión lo más rápido que pude y él se quedó atrás gritándo varios insultos que ya no recuerdo, cuando deje de ver sus hermosos ojos volví a la realidad. Estaba completamente mojada sentada en un asiento del autobús con las personas mirándome confundidas. Qué vergüenza, las manos me temblaban y no sabia si era por el miedo o la adrenalina que sentía, pero solo recordar sus ojos me hizo sonreir como tonta.
En los 40 minutos de camino a la casa alcance a secarme un poco pero no lo suficiente, seguía temblando de frio. No para de pensar en esos hermosos ojos, ya no llovía pero el cielo estaba nublado y el aire era fresco, me baje con mi maleta y llegue de nuevo a ese gran portón. Busque a Alberto y el salió de inmediato con una gran sonrisa en su rostro.
-Gusto en verla de nuevo, señorita. – Me observo – Veo que no ha tenido un buen día, ¿cierto?
- Cierto – Suspire largamente – Gusto en verte de nuevo Alberto, ¿Puedo pasar? – Le sonreí amable.
- Con gusto – El portón comenzó a abrirse- Adelante y recuerde, a veces las cosas suceden por algo, no se desanime – Guiño el ojo y por alguna razón me hizo sentir mejor.
Pase y al llamar a la puerta me abrió una señora de estatura baja, gordita y muy guapa de unos 50 años de edad con un uniforme muy lindo color azul marino de falda y mandil.
- ¡Ohh pasa! – Me recibió como si me conociera de toda la vida – Que gusto conocerte, eres aún más hermosa de como imagine – Me extendió la mano y comenzó a darme vueltas para examinarme bien – Eres una preciosa mujer – Me causo ternura y agrado.
- Hola mucho gusto – La mire con amabilidad – Soy Nicole
- Yo sé perfectamente quien eres muchachita – Se apretó los cachetes regordetes que tenía – Soy Ximena, la grandiosa Ximena – Hizo una reverencia y yo reí encantada con esta señora.- Pasa, pasa que la señora te está esperando – Dio palmaditas en mi hombro y entonces noto que estaba un poco mojada - ¡Qué barbaridad! Con este frio, te vas a enfermar, corazón – Lucio preocupada – Vamos adentro para que estés más caliente – Tomo mi mano y dimos 4 pasos cuando la puerta se abrió con brusquedad , Ximena y yo volteamos enseguida y yo quede anonadada cuando vi quien entro por esa puerta.
- ¿Tu? – Susurre.
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Blanco & Negro
Teen Fiction¿Los polos opuestos se atraen, no? Esta es la historia de Nicole Lee y de cómo su vida cambio al entrar a trabajar a casa de los Smith, una familia millonaria y poderosa. Una novela que te hará reír, llorar, enamorarte y sobre todo emocionarte.