62.

797 66 7
                                    

Maratón 2/5.

Negación. Día 1.

Me puse de pie sintiéndome completamente agotado, sentía mi cuerpo pesado, mis ojos ardían y mis manos parecían estar demasiado inquietas para apenas haber empezado el día.

Saludé a mi hermano quien dormía frente a mi habitación y tomé el celular enviándole un corto mensaje a Hannah indicándole que trotaría un poco antes de encontrarnos en el desayuno. Le indiqué a mi madre algunas cosas que pudiera preparar y aunque insistió en interrumpirme, terminé escapando de todas aquellas recomendaciones sobre ser menos exigente con una chica que solo quiere comerse una rebanada de pizza.

Coloqué mis auriculares en su posición y dejé que la música sonara aleatoriamente.

Busan parecía estar más solo que nunca y todo se veía demasiado melancólico, mi estómago se encontraba demasiado revuelto y aunque estuviera en movimiento no podía evitar sentir que caería en cualquier momento sobre la acera.

Me detuve frente a una pastelería puesto que vi una rebanada de pastel de chocolate.

Sudaba frío y aunque ya debería haber entrado en calor, sentía que estaba congelándome.

Ingresé en el local encontrándome frente a frente con la mesera que me atendió con una mirada desaprobatoria, como si me reprochara el salir a trotar y anhelar con demasiada fuerza un trozo de pastel de chocolate. Le resté importancia a su actitud y le pedí que lo empacara.

Hannah sería la mujer más feliz del mundo.

Esta vez no corrí, simplemente caminé al ritmo de la música e intercambiaba la bolsa entre mis manos de vez en cuando.

Anhelaba llegar y ver la expresión de Hannah al ver el detalle que había decidido llevarle.

Unas cuadras más e ingrese a casa. Mi madre tenía los brazos cruzados y sus labios fruncidos, parecía haber llorado horas enteras. Mi hermano llevaba el ceño fruncido y se apoyaba en la mesa mirándome de una manera indescifrable.

—¿No ha bajado aún? — dije con voz temblorosa.

—YoonGi, sabes que no bajará.

—¿Se ha puesto terca esta mañana? Ya va a oírme — mis ojos comenzaron a picar.

Apreté la bolsa con el pastel y subí las escaleras de dos en dos ignorando los llamados de mi hermano. Avancé por el pasillo del segundo piso hasta la última habitación, la abrí de un solo golpe encontrándola completamente vacía.

—Hijo...

—Déjala, se ha escondido para ponerme molesto — susurré tratando de creerlo.

—YoonG, oye.

—Hannah, sal — le llamé mirando bajo la cama y moviendo las cortinas —. No... no estoy para juegos — un inmenso nudo se formó en mi garganta y tragué en seco sintiendo mis ojos molestarme.

—YoonGi — dijo mi hermano casi que tomándome del brazo.

—Ya sal — solté abriendo el armario —. ¿Por qué no sales de tu maldito escondite? — Susurré cayendo de rodillas a la vez que me echaba a llorar golpeando el suelo —. ¿Por qué me has dejado solo? ¿Por qué?

Las manos de mi madre me abrazaron y mis ojos cerraron convirtiéndose en dos cascadas. No podía ser cierto que ella no volvería jamás.

Instagram ------ YOONMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora