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Maratón 4/5.

Ira. Día 3.

Miré el techo mientras lanzaba la pelota de tenis contra el techo. Caía una y otra vez a la vez que las lágrimas continuaban brotando de mis ojos. Tragué saliva. Miré el reloj. Tres y media de la madrugada.

Me puse de pie e introduje mis pies en las sandalias, caminé hacia el baño de mi cuarto y encendí la luz para verme al espejo.

Bolsas bajo los ojos; labios secos; mejillas húmedas. Golpeé el espejo en seco, quebrándolo. Mi mano, aún contra los restos de cristal, sangraba lentamente. Las gotas sobre el lavamanos se entremezclaron con mis lágrimas. Alejé la mano y abrí la llave de la tina para que comenzara a llenarse, me desnudé y me introduje en ella sin importarme mucho que aún no estuviera al tope.

Moví los dedos de los pies; empuñé y desempuñé mis manos; lamí mis labios sin cesar; abracé mis rodillas y las mordisqueé; me dejé hundir por completo.

Tomé el jabón fuerza, frotando cada parte de mi cuerpo con fuerza, casi hasta dejar cada zona roja. No quise lavar mi cabello. No quise curar mi mano.

Me envolví en la toalla de baño y caminé por el baño restándole importancia a los cristales esparcidos por el azulado piso.

Me senté al borde de la cama y chasqueé la lengua.

Golpeé la cama; el suelo; mis piernas.

Rugí contra la almohada. Le grité a nuestras fotografías. Halé mi cabello. Caí de rodillas y me puse de pie pidiéndole al cielo que me la diera de vuelta. Nadie respondió, y repetí todo lo anterior, pero con más fuerza, con más ganas, lleno de ira.

—YoonGi — llamó mi mamá suavemente a la puerta — ¿estás bien?

—Déjame en paz — respondí apretando el celular entre mis manos.

—YoonGi con esta actitud no lograrás traerla de regreso.

—¡Cállate! — grité lanzando el celular contra la primera pared que logré divisar.

—Llamaré a tu hermano.

No dije nada más.

La pantalla se iluminó anunciando un nuevo mensaje y yo, abrumado y enfurecido, me acerqué a él para ver quién era encontrándome con un mensaje de Jimin.

"Por favor, no seas tan duro contigo. Eres fuerte, pero no indestructible."

Lancé el celular nuevamente, pero esta vez contra el suelo.

—Tú también me dejaste solo — susurré chocándome mi cabeza con la pared que tenía a mis espaldas —. Tú deberías estar aquí — empuñé las manos y golpeé el suelo de nuevo —, ella igual — lloriqueé —, pero no, los he perdido a ambos.

Y cerré los ojos.

Instagram ------ YOONMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora