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54.

Me bajé del automóvil de Hoseok con mi mochila colgada en uno de mis brazos y mi celular en una de mis manos. Solté un suspiro pesado y lamí mis labios desbloqueando el celular para llamar a Jin y preguntar si debía subir, o llevaríamos a Hannah en el automóvil de mi compañero.

—¿Seguro que quieres hacer esto? — pregunté poniéndose de pie a mi lado, mientras acomodaba sus lentes de sol y miraba directo al hospital.

—Estoy totalmente seguro de que quiero hacerlo y de que vengas conmigo — le sonreí —. ¿Quieres ser mi cita esta noche? Jennie y Taehyun están emocionados de que vayas.

—¿Y tú lo estás también?

Sabía que se refería la presencia de YoonGi. Él era demasiado consciente de mis sentimientos por el azabache y aunque no era de su total agrado, apoyaba cualquier decisión o reacción que tuviera hacia él. Mi corazón se revolcaba dentro de mí ante cualquier comentario de ese tipo y sentía unas ganas insoportables de arrancarme cada sentimiento por YoonGi e introducir todo el amor que pudiera hacia Hoseok.

—Por supuesto, eres la mejor compañía que alguien puede tener — sonreí —. Tengo mucha suerte de que hayas regresado a mi vida. Es como si supieras que iba a necesitarte más que nunca.

Él sonrió.

El mensaje de Jin, después de haber rechazado varias de mis llamadas, entró informándome que debía ingresar antes de marcharnos. Refunfuñé. Me daba vergüenza dejar a Hoseok esperando afuera un buen rato.

—Suerte con Hannah, yo los espero.

Yo asentí y me adentré en el hospital. Le haría un maquillaje natural, no quería entrar en el ámbito extravagante puesto que ahora lo que ella más anhela es recuperar su color y aquel aspecto dulce que tanto le es característico. Había aprendido maquillaje debido a que había participado en diversas obras de teatro y ayudaba a mi profesora a maquillarnos a todos.

Una vez bajé del ascensor no tardé mucho en entrar al cuarto de Hannah y encontrarla acomodando una frondosa peluca con cabellos negros. Un nudo se formó en mi garganta. Ella me sonrió con sus labios resecos y un brillo en sus ojos que me ayudaba a olvidarme de la palidez enfermiza de su piel.

—¡Jimin! — chilló emocionada y Jin corrió a empujarme.

—Vamos, vamos. Haz tu trabajo que tenemos muchas paradas por hacer — chasqueó la lengua —. Será el mejor cumpleaños que Hannah tendrá.

Comencé mi trabajo en silencio después de dirigirle un fuerte abrazo y una inmensa sonrisa a Hannah. A decir verdad, no sabía que decirle o que preguntarle con certeza, se me hacía demasiado complejo cualquier tema de conversación debido a que mi mente solo dibujaba su difícil situación y obviamente era de lo último de lo que ella quería hablar en un día como hoy.

Cuando el maquillaje estuvo terminado, nos dirigimos junto con Jin a la recepción para firmar la salida de Hannah y guiamos la silla de ruedas hasta la salida. Hoseok bajó del auto para ayudarnos a subir a Hannah y la cargó entre sus brazos, vestida con una inmensa bata de color negro y unos mocasines del mismo color, subiéndola en el asiento del copiloto.

—¡Feliz cumpleaños a la princesa más valiente que existe! — le sonrió y la acarició la nariz —. ¡Te ves radiante hoy! ¿Por qué te ves más guapa que la última vez?

—Porque hoy soy más feliz que la última vez que nos vimos —respondió ella elevando sus pulgares.

—Lo siento, cariño — me dijo Hoseok besando mi frente —. El puesto principal de esta carroza será esta vez para Hannah.