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Maratón 3/5.

Cepillé mi cabello con cuidado de despertar a Hoseok. Nos habíamos quedado casi hasta la madrugada despiertos viendo películas, y él, asustado de aquel monstruo gigante, había logrado pegar el ojo hacía apenas unas horas.

—¿Tan pronto despierta, Park Jimin? — dijo con voz gruesa mientras se revolcaba con serenidad entre las sabanas.

—Pensé que podíamos tener una cita.

Hoseok arqueó una ceja y yo sonreí lo más amplio. Él suspiró y miró el reloj que descansaba en la revolcada mesa de noche.

—Son las siete de la mañana, ¿quieres tener una cita a las siete de la mañana? — susurró tratando de incorporarse.

—Sí.

—Bien. Voy a darme un baño —se puso de pie y estregó sus ojos con fuerza mientras bostezaba y abría sus brazos —. ¿Sabes de un lugar dónde se pueda tener una cita a esta hora?

—No — sonreí viendo como su camisa salía volando mientras tomaba la toalla que descansaba en una esquina de la cama.

—Qué plan más original —asintió adormilado —. Una cita, claro, a las siete de la mañana.

Sonreí comenzando a tender la cama con delicadeza y así evitar dejar cualquier arruga. Tomé mi mochila vacía y empaqué ambos celulares; una sábana; dos pares de ropa adicional; la billetera de Hoseok que estaba en el nochero junto con su celular empresarial; una cámara instantánea, y una llamativa libreta con varios escritos y dibujos de Hoseok.

—Bueno, creo que estoy listo — susurré cerrando la mochila.

La espera fue larga. Hoseok tardó un buen rato en estar completamente listo para marcharnos y cuando miré el reloj ya eran casi las ocho de la mañana. Si no nos apresurábamos se nos haría tarde. Él no se imaginaba lo que tenía en mente.

—¿A dónde vamos? —insistió él irritado.

—Primeramente haremos una parada para desayunar en el Starbucks del centro, luego iremos por mi madre y luego... —lo miré por unos segundos y le sonreí — dejarás que mi padre maneje para que puedas descansar.

—¿Nos iremos de viaje con tu familia? ¡Haberlo dicho antes!

—Bueno, digamos que hoy apenas empieza el sábado y podremos quedarnos hasta el lunes en la tarde — sonreí —. ¿Crees que te den un día libre?

—Creo que puedo conseguirlo si te apresuras a subir al auto y me permites escoltarte directo a tomar el desayuno más dulce de tu vida.

—Eres todo un caballero.

Abrí la puerta de la casa y me adentré al garaje subiéndome al asiento del copiloto. Hoseok se mantuvo un poco alejado para evitar que escuchara su conversación, sin embargo fu imposible, y terminé oyendo como le agradecía a su jefe por facilitarle todos aquellos días libres. No me quedaba del amor que sentían los jefes y compañeros de trabajo por Hoseok.

—Seré todo tuyo el fin de semana — comentó él comenzando a sacar el auto del garaje.

—Eso es demasiado bueno — sonreí ilusionado.

Una vez el auto comenzó a rodar comencé a contarle a Hoseok que pensaba viajar a Japón junto a Tae y Minjae, mi adorable amigo, en las próximas vacaciones y que me sentiría realmente comodo si se animara a venir con nosotros y ser nuestro guía turístico. No me dijo que no, pero tampoco aceptó, solo se echó a reír y a decirme que lugares habían sido los que más habían dejado huella en él al visitarlos.

Me contó sobre su solitaria estadía en Japón y se animó a comenzar un juego conmigo en lo que lográbamos parquearnos para ingresar a la cafetería.

—B de burro — dije pensándolo demasiado.

—C de Cóndor — respondió él al ataque.

—D de... — me quedé pensando mientras empujaba la puerta e ingresaba al local — dinosaurio.

—No creo que pueda valerte esa — se burló él guiándome hacia la mesa que era de su predilección —, pero bueno, hoy mandas tú. E de elefante.

—Rayos — susurré —. F de...

—¿Pido por ti?

—Foca — solté rápidamente —. No tengo problema alguno, sorpréndeme.

—Estás muy animado hoy — despeinó mi cabello y yo rodé los ojos —. G de gato.

—¡Santo cielo! ¿Cómo es tan fácil para él? — refunfuñé.

Me quedé pensando entonces que animal podría decir por la letra H, pero me vi interrumpido por una de las meseras del lugar. Me miraba apenada, como si el hecho de haberme sacado de mis pensamientos hubiera sido el pecado más grande alguna vez cometido en el mundo terrenal.

—¿Sí? — fruncí el ceño más concentrado en buscar aquel animal, que por el hecho de que se haya acercado por un motivo en especial.

—Lo he visto y he querido hacerle una pregunta — lamió sus labios. Se veía inquieta.

—Claro, ¿qué ocurre?

—Jimin, me han dicho que lo traerán cuando esté listo — sonrió Hoseok sentándose frente a mí.

—Hipopótamo — le solté de inmediato —. ¿Me decías?

—Yo, bueno... he trabajado con YoonGi un buen tiempo y logré conocer a Hannah antes de que se retirara — mi cuerpo se heló y seguramente la sonrisa que traía se me había borrado del rostro; ella, nerviosa y segura de que había cometido un terrible error al acercarse, acomodó uno de los mechones tras una de sus orejas —. He oído que ha...

—Fallecido — susurré apretando mis manos en puños.

—Yo... realmente no... no...

—¿Lo esperabas? — susurró Hoseok al ver como su rostro comenzaba a llenarse de lágrimas y sus manos temblaban sin saber que agarrar o cómo actuar —. Ven, estas hiperventilándote.

Hoseok se puso de pie casi de inmediato y la tomó con prisa guiándola hacia otra compañera que limpiaba una mesa cercana a nosotros.

Mi corazón latía con demasiada fuerza, presuroso por lo que acababa de presenciar. Me puse de pie de inmediato acercándome a la caja de pedidos y le pedí que por favor empacaran nuestro pedido. Había sido una verdadera mala idea visitar la cafetería.

—¿Jimin?

—He pedido que nos empaquen todo — susurré señalando la caja con la mano temblorosa.

—I de iglú.

—Pero iglú no es un animal — susurré viendo como la mujer e entregaba nuestro desayuno a Hoseok.

—Dije iguana.

—¡Hyung! — lloriqueé.

—¿Ves lo fácil que has logrado salir de donde estaba hundiéndote? No está mal estar bien. No es ni demasiado pronto ni demasiado lejano, solo debes avanzar sin olvidarte de vivir y de llevarla en tu corazón.

Sonreí y me apegué a él.

—J de jirafa.

—Pues... k de... — soltó una carcajada — koala.

Y al igual que él, me eché a reír. 

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