Capítulo 27

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Horas antes

Taeyong entró en el local con la esperanza de que hubiese alguna pista que le recordara el nombre del niño al que había ido a buscar, o tendría una muy larga conversación con la recepcionista.

A punto de llegar al escritorio, una voz llamándolo le interrumpió.

- Taeyong – saludó el sonriente chico - ¿me recuerdas? Soy Shotaro, estuvimos hablando en la fiesta de Mark –

Shotaro.

- Claro que te recuerdo – se acercó a él - ¿qué tal estás? –

- He estado mejor – admitió - ¿y qué te trae por aquí? –

- Vine a buscar un libro de cuentos infantiles – explicó – se los leo a Chenle antes de dormir –

Eso era verdad.

- Ya veo – asintió – puedo ayudarte si lo necesitas –

- Por favor –

- Sígueme – indicó caminando al segundo piso de la librería.

- Y, ¿qué tal van las cosas con Jisung? – preguntó casualmente.

El japonés hizo una mueca.

- Creo que se terminó –

- ¿Crees? –

- Yo dije cosas que no debía –

- ¿Qué cosas? –

- No sé si tengas que saberlo – rió incómodo – es algo sobre tu chico –

- Soy todo oídos – a menos de que lo ofendieras, entonces tendré que partir tu cara

- Yo... - suspiró – me sentí celoso de ellos. No sé por qué. Le dije que no le haría elegir, que siempre sería Chenle y no yo –

- Pero ellos... -

- Sé que son amigos, pero no puedo describir la sensación en mi estómago cada vez que habla de él. Sus ojos se iluminan, su sonrisa brilla, me dan ganas de... -

- ¿Vomitar? ¿Matar a alguien? – rió – sí, niño. También me pasó –

- ¿Y cómo lo superaste? –

- No lo hice, pero confío en Lele –

- ¿De verdad crees que ellos no...? –

- Nunca – negó – ni siquiera sé cómo es que piensan que se gustaban. Más bien parecen hermanos de sangre –

Shotaro lo miró en silencio.

- Supongo que tienes razón – se encogió de hombros – pero ahora no sé cómo haré que Jisung me perdone –

- ¿A qué hora termina tu turno? –

- En... - miró su reloj – 10 minutos –

- Vendrás conmigo – palmeó su hombro – te llevaré a donde sé que está –

- ¿Y qué si no me quiere de vuelta? –

- Lleva horas lloriqueando en mi casa. Créeme, te quiere de vuelta –

- Genial – celebró – estoy algo nervioso, pero creo que lo haré bien, ¿cómo me veo? –

- Como... ¿Shotaro? –

- Genial – repitió.

- Bien, iré afuera a tomar un café y esperar... -

- ¿Qué hay del libro? –

Victory and glory Donde viven las historias. Descúbrelo ahora