Mark se despertó por el sonido de una puerta.
Abrió los ojos con pesadez, tratando de acostumbrarse a la luz.
- Duerme, cariño – murmuró Sungchan, acariciando su cabello.
- ¿A dónde vas? – balbuceó.
- Iré a casa. No quise despertarte, lo siento -
- ¿No quieres desayunar algo? –
- Estoy bien – rió – te llamaré más tarde, ¿sí? –
- Está bien – aceptó resignado.
El menor terminó de vestirse y se sentó junto a él.
- Gracias por la noche de ayer. Fue increíble –
- No es nada – medio sonrió.
- Adiós, bonito – dijo acercándose a besar sus labios con dulzura, antes de levantarse para salir de la habitación.
Sí, sabía que no lo llamaría.
- ¿Y qué le dijiste? – preguntó el mayor, introduciendo un bocado a su boca.
- Que no – Renjun se encogió de hombros – aún así espera verme ahí –
- Supongo que está emocionado por ser él quien cocine –
El rubio lo miró dubitativo.
- Sicheng – llamó tímido.
- ¿Sí? –
- ¿Quieres ir conmigo a esa parrillada? –
El mayor sonrió enternecido.
- No sé si me quieras ahí –
- ¿Por qué no? –
- ¿Confías en mí ahora? – levantó una ceja – ¿sólo así? –
- ¿Por qué no lo haría? –
- No digo que no debas, sólo que estás dejándolo pasar muy rápido –
- Esa es la cosa – se acercó hacia él para sentarse sobre su regazo – si no estuvieras decidido a cambiarlo, sólo permitirías que lo dejara pasar, pero tienes el compromiso real de hacerlo –
- Tengo un buen motivo – aseguró, apretujándolo entre sus brazos – me costó un poco entender que mi cachorrito no se iría con cualquiera por ahí, que me ama y que quiere estar conmigo, pero ahora lo hago –
- ¿Cómo estás tan seguro? – retó – podría llegar Orlando Bloom a mi vida en cualquier momento –
- No creo... - apretó los labios.
- ¿No crees? – entornó los ojos – para tu información, cualquiera desearía estar conmigo –
- No estás ayudando –
- Lo siento – sonrió con inocencia – de todos modos, tienes razón. No me iría con alguien más si he estado atado a ti desde que te conocí –
- Eso no suena romántico –
- Porque no lo es – rió – es precisamente eso. Nuestra relación no inició como debió ser, y aún así nos elegimos mutuamente y logramos mejorar. No tengo ningún motivo para querer estar con alguien más, simplemente no lo quiero –
- Tampoco yo – besó sus labios – te amo –
- Yo también te amo, gatito –
- ¿Crees que los chicos se molesten? –
- Que vayan a la mierda –
- ¿Tienes hambre? – interrogó, abrazando sus hombros sin detener su camino.
- Ya te dije que no – rió divertido - ¿siempre eres tan mimoso en tus relaciones? –
- No sé, eres la primera – admitió.
- No te creo –
- Claro que lo eres – lo miró extrañado - ¿es tan raro imaginarlo? –
- La verdad no – abrazó su cintura con fuerza – pero es emocionante que lo digas –
- Eres un mimado – besó su sien - ¿entonces? –
- Si tienes hambre sólo tienes que decirlo – rodó los ojos – de todos modos iré contigo a donde sea –
- Que romántico – bromeó.
- Lo digo en serio – hizo un puchero – el señor Dong aún tiene mi auto –
Jaehyun detuvo sus pasos.
- ¿Qué? –
Yang Yang sonrió, recordándolo.
- Ayer me sacó de una cita para sermonearme durante un rato sobre la responsabilidad afectiva y esas cosas –
- ¿Qué te dijo? –
- Que no podía andar por ahí presumiendo mis citas cuando tú, que estabas enamorado de mí, te encerrabas en tu departamento –
El mayor desvío la mirada, avergonzado.
- Voy a matarlo –
- ¿Porqué? Si él no me hubiera dicho que yo siquiera te gustaba, no lo habría sabido nunca –
- Lo siento, pero fui yo quien te alejó. Sería injusto que además de eso no te permitiera vivir tu vida –
- Lo sé, cariño –
Jaehyun sonrió, sonrojándose furiosamente.
- Cariño – canturreó emocionado – esto es tan genial –
- Lo es – concordó.
- Como sea, llamaré a Sicheng para agradecerle más tarde –
- Hazlo –
El alto lo abrazó por la cintura, acercándose peligrosamente a sus labios
- Bebé – llamó sonriente.
- ¿Sí? – respondió el menor, hipnotizado.
- No voy a darte un asenso – declaró antes de besar sus labios con brevedad y tomarlo de la mano – vamos, muero de hambre –
Yang Yang comenzaba a arrepentirse.
Por fin, Jaehyun.