Capítulo 24

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Mark se despertó por el sonido de una puerta.

Abrió los ojos con pesadez, tratando de acostumbrarse a la luz.

- Duerme, cariño – murmuró Sungchan, acariciando su cabello.

- ¿A dónde vas? – balbuceó.

- Iré a casa. No quise despertarte, lo siento -

- ¿No quieres desayunar algo? –

- Estoy bien – rió – te llamaré más tarde, ¿sí? –

- Está bien – aceptó resignado.

El menor terminó de vestirse y se sentó junto a él.

- Gracias por la noche de ayer. Fue increíble –

- No es nada – medio sonrió.

- Adiós, bonito – dijo acercándose a besar sus labios con dulzura, antes de levantarse para salir de la habitación.

Sí, sabía que no lo llamaría.





- ¿Y qué le dijiste? – preguntó el mayor, introduciendo un bocado a su boca.

- Que no – Renjun se encogió de hombros – aún así espera verme ahí –

- Supongo que está emocionado por ser él quien cocine –

El rubio lo miró dubitativo.

- Sicheng – llamó tímido.

- ¿Sí? –

- ¿Quieres ir conmigo a esa parrillada? –

El mayor sonrió enternecido.

- No sé si me quieras ahí –

- ¿Por qué no? –

- ¿Confías en mí ahora? – levantó una ceja – ¿sólo así? –

- ¿Por qué no lo haría? –

- No digo que no debas, sólo que estás dejándolo pasar muy rápido –

- Esa es la cosa – se acercó hacia él para sentarse sobre su regazo – si no estuvieras decidido a cambiarlo, sólo permitirías que lo dejara pasar, pero tienes el compromiso real de hacerlo –

- Tengo un buen motivo – aseguró, apretujándolo entre sus brazos – me costó un poco entender que mi cachorrito no se iría con cualquiera por ahí, que me ama y que quiere estar conmigo, pero ahora lo hago –

- ¿Cómo estás tan seguro? – retó – podría llegar Orlando Bloom a mi vida en cualquier momento –

- No creo... - apretó los labios.

- ¿No crees? – entornó los ojos – para tu información, cualquiera desearía estar conmigo –

- No estás ayudando –

- Lo siento – sonrió con inocencia – de todos modos, tienes razón. No me iría con alguien más si he estado atado a ti desde que te conocí –

- Eso no suena romántico –

- Porque no lo es – rió – es precisamente eso. Nuestra relación no inició como debió ser, y aún así nos elegimos mutuamente y logramos mejorar. No tengo ningún motivo para querer estar con alguien más, simplemente no lo quiero –

- Tampoco yo – besó sus labios – te amo –

- Yo también te amo, gatito –

- ¿Crees que los chicos se molesten? –

- Que vayan a la mierda –





- ¿Tienes hambre? – interrogó, abrazando sus hombros sin detener su camino.

- Ya te dije que no – rió divertido - ¿siempre eres tan mimoso en tus relaciones? –

- No sé, eres la primera – admitió.

- No te creo –

- Claro que lo eres – lo miró extrañado - ¿es tan raro imaginarlo? –

- La verdad no – abrazó su cintura con fuerza – pero es emocionante que lo digas –

- Eres un mimado – besó su sien - ¿entonces? –

- Si tienes hambre sólo tienes que decirlo – rodó los ojos – de todos modos iré contigo a donde sea –

- Que romántico – bromeó.

- Lo digo en serio – hizo un puchero – el señor Dong aún tiene mi auto –

Jaehyun detuvo sus pasos.

- ¿Qué? –

Yang Yang sonrió, recordándolo.

- Ayer me sacó de una cita para sermonearme durante un rato sobre la responsabilidad afectiva y esas cosas –

- ¿Qué te dijo? –

- Que no podía andar por ahí presumiendo mis citas cuando tú, que estabas enamorado de mí, te encerrabas en tu departamento –

El mayor desvío la mirada, avergonzado.

- Voy a matarlo –

- ¿Porqué? Si él no me hubiera dicho que yo siquiera te gustaba, no lo habría sabido nunca –

- Lo siento, pero fui yo quien te alejó. Sería injusto que además de eso no te permitiera vivir tu vida –

- Lo sé, cariño –

Jaehyun sonrió, sonrojándose furiosamente.

- Cariño – canturreó emocionado – esto es tan genial –

- Lo es – concordó.

- Como sea, llamaré a Sicheng para agradecerle más tarde –

- Hazlo –

El alto lo abrazó por la cintura, acercándose peligrosamente a sus labios

- Bebé – llamó sonriente.

- ¿Sí? – respondió el menor, hipnotizado.

- No voy a darte un asenso – declaró antes de besar sus labios con brevedad y tomarlo de la mano – vamos, muero de hambre –

Yang Yang comenzaba a arrepentirse.

Por fin, Jaehyun.

Victory and glory Donde viven las historias. Descúbrelo ahora