Renjun entró en su casa sintiéndose agotado.
Apenas y estaba ebrio, pero no quiso quedarse más tiempo en casa de su amigo. Quería darle su espacio para que pudiera estar a solas con su esposo.
- Que loco – murmuró, recordando los extraños eventos de esa noche.
Estiró su espalda mientras subía la escalera, recordándose por milésima vez que odiaba las casas de dos plantas o más.
En su opinión, una sola era necesaria para existir.
Caminó directamente hacia su habitación, siendo interceptado antes de llegar a la puerta.
Gritó aterrorizado por el intruso que quiso atacarlo y corrió a encender la luz más cercana.
- ¡¿Sicheng?! –
El mencionado lo miró aturdido por la luz.
- ¿Renjun? Mierda, creí que eras un ladrón –
- ¿Qué haces aquí? –
- ¿En mi casa? – preguntó incrédulo.
Cierto.
- Lo siento – se disculpó entrando en sí – dame un momento. Tomaré mis cosas y me iré -
- ¿Cómo siquiera entraste? –
- Robé las copias de tus llaves – admitió, sonriendo con inocencia – lo siento, no volveré a molestar... -
El mayor lo silenció cuando, en un movimiento rápido, se acercó a besar sus labios posesivamente, escuchando los ligeros jadeos del otro.
Estaba por separarse, cuando sintió los brazos del chico rodear su cuello, atrayéndolo hacia sí con fuerza hasta que se toparon con la pared tras ellos.
Sicheng tomó las piernas del otro para colocarlas alrededor de su cintura, sosteniéndolo por el trasero.
- Te extraño – balbuceó Renjun, separándose a penas.
- También yo – respondió mordiendo su labio inferior – tanto, amor –
- Gatito – llamó el jadeante menor, jugando con el autocontrol del alto.
- Mierda, cachorrito – gruñó besando su cuello – he estado pensando tanto en ti –
- ¿Ah sí? – gimió juguetón - ¿en qué? –
- En todo – admitió – pero más en volver a tenerte –
- ¿Tenerme? – bajó ligeramente su rostro para alcanzar con su lengua el lóbulo de su oreja – aquí estoy. Dame lo que quiero, amor –
El mayor lo llevó los pasos restantes a la habitación para depositarlo con brusquedad sobre la cama sin despegarse de él.
Abrió la camisa del contrario con fuerza, reventando los botones que salieron volando por toda la habitación.
- Eres un animal – espetó ligeramente molesto.
- ¿Te gusta? – coqueteó, besando su torso con ímpetu.
- Mierda, sí –
Arqueó la espalda cuando sintió el cosquilleo provocado por los labios ajenos besando su vientre bajo.
Sicheng se deshizo del pantalón del otro rápidamente, subiendo nuevamente para quedar a la altura de su rostro.
- Sabes que hacer, cachorrito – susurró ronco frente a él.
Renjun sonrió con complicidad a la vez que lamía su mano, antes de introducirla a la boca del mayor para que la lamiera también.
Lentamente, bajó la húmeda extremidad hasta la entrepierna del más alto, abriéndose paso entre su ropa para comenzar a acariciar su erección con fuerza.
El otro siseó, apretando los ojos.
- Sí, bebé – gruñó.
Con su mano libre, el rubio se deshizo de su pantalón y ropa interior, abriendo las piernas para darle más acceso al mayor.
- Vamos cariño, hasta el fondo – medio bromeó, acomodando su falo contra su entrada.
- Para servirte – dijo enterrándose completamente.
Renjun jadeó con fuerza, comenzando a jalar todo el aire que podía.
- ¿Duele? –
- Un poco – admitió.
- Que mal – volvió a enterrarse en él – yo sólo hago lo que me pides –
- Quiero más – gimió, empuñando las sábanas – quiero... mierda –
El mayor comenzó a penetrarlo con rapidez, observando con deleite como el otro se derretía contra el colchón ante cada estocada.
Golpeó con fuerza su próstata, provocando un grito agudo por parte del otro.
- Vamos, cachorrito, puedes más que eso –
- Puedo – respondió el jadeante chico comenzando a mover su trasero en círculos, haciendo al mayor soltar un gemido lamentable.
- Mierda –
- Puedes más que eso – imitó, atrayéndolo en un agresivo beso.
Sicheng mordió sus labios mientras aumentaba la fuerza y velocidad de sus estocadas, escuchando complacido como los gemidos del otro se ahogaban contra su boca.
Renjun tomó el cabello ajeno entre sus manos y lo jaló levemente para separarlo.
- Espera, voy a... -
El mayor tomó la abandonada erección del chico y comenzó a bombearla para hacerlo terminar sobre ambos abdómenes.
Sintiendo el pequeño cuerpo temblar, apretarse a su alrededor debido a los espasmos, una oleada de placer golpeó su cuerpo.
- Sicheng... - llamó débilmente – por favor –
El mencionado cubrió su boca para hacerlo callar, sintiendo como mordía su mano a la vez que balbuceaba contra ella.
Un par de embestidas más y llenó su interior, apretando los ojos para dejarse caer sin cuidado sobre él.
Inhalaron insistentemente, recuperando el aliento antes de que el cuerpo de mayor abandonara su interior y se acostara junto a él.
- Injunnie... -
- Shhh – tomó su mano para besarla – hablaremos mañana. Ahora quiero dormir –
- ¿Lo dices en serio? –
- Me jodiste hasta el cansancio. Literalmente – se acurrucó contra su cuerpo – dame un momento –
- Nosotros... -
- Estamos bien – palmeó su pecho - ¿me amas? –
- Te amo – aseguró, rodeándolo con sus brazos.
- Yo también te amo – dijo cansado – feliz año nuevo, gatito -
Sicheng sonrió encantado.
- Feliz año nuevo, cachorrito -
Feliz año nuevo 🎊
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