Capítulo 09

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Jisung entró decidido en la tienda.

Caminó directamente hacia la recepción, siendo recibido por la amigable sonrisa de la empleada.

- Hola ¿cómo puedo ayudarte? –

- Hola – sacó un libro de su mochila para mostrárselo – necesito el otro libro de estos –

- ¿Lo terminaste ya? – lo miró impresionada.

- No – admitió – me di cuenta de que aún no había leído el Hobbit, y creo que lo necesito –

- Cierto – concordó – permíteme revisar si lo tenemos en la tienda – dijo comenzando a teclear los datos en su computadora.

Jisung miró a su alrededor sin saber bien qué era lo que buscaba.

- ¿Todo bien? –

- Más o menos – se apoyó en la mesa – el chico que me recomendó el libro, ¿él trabaja aquí? –

La joven lo miró extrañada.

- Nuestro personal de ventas únicamente se compone de mujeres. Lo siento –

El menor asintió, decepcionado.

- O tal vez – continuó – te encontrase con alguno de los editores –

- ¿Ellos trabajan aquí? –

- Sus oficinas están en el segundo piso – señaló las puertas de cristal sobre ellos.

El chico las miró con atención.

- No puedes pasar – rió – en caso de que lo estuvieras pensando –

- Me descubriste – se lamentó.

- Yeri, ¿tengo algún mensaje? – cuestionó la misma voz baja a la chica que lo atendía.

- Oh, sí. Dame un momento –

- ¡Eres tú! – señaló Jisung, emocionado - ¡es él! –

- Vaya – expresó la señorita sin el mismo entusiasmo en su voz.

- Hola – saludó tímido el otro.

- ¿Qué tal? – golpeó su hombro – el otro día te fuiste. Pensé que te había imaginado –

- Tenía mucho trabajo. Lo siento –

- ¿Tú eres editor? –

- Sí –

- Eres un horrible vendedor – se burló, agitando su libro frente a él – tú no me recomendaste el Hobbit –

- No tienes que leerlo para entender el primer libro –

Jisung miró a la chica, incrédulo.

- Él es el experto – defendió ella – aquí tienes – dijo pasándole un post-it al otro.

- Gracias. Con permiso –

- Espera – pidió, siguiendo sus pasos - ¿estarás aquí los próximos días? –

El chico lo miró confundido.

- ¿Q-qué? –

- Lo-lo siento, pensaba que tal vez podrías recomendarme algunos otro libros cuando termine con este – se excusó.

- Yo... - miró a la recepcionista, quien asintió animándolo – sí –

- Bien, volveré pronto – acordó, caminando al gran escritorio para adquirir su nuevo libro.

Salió de la librería sintiéndose de lo más animado y tomó su teléfono para llamar a su amigo.

- ¿Hola? –

- Lo encontré –

- ¿El Hobbit? –

- Olvida el libro. Encontré al chico – anunció emocionado.

Silencio.

- ¿Y el libro? –

Jisung bufó hastiado.

- Sí, Chenle, tengo el libro, ¿quieres concentrarte por favor? –

Escuchó al mayor reír.

- Bien, no lo imaginaste, felicidades –

- Sabía que no. Te lo dije un millón de veces –

- ¿Hablaron de algo? –

- Sí, le dije que cuando volviera podríamos encontrarnos, dijo que sí –

- ¿Estás jugando? –

- ¿No es increíble? –

- Lo es, pero dime más de él –

- ¿Qué quieres saber? Ya te dije que es muy lindo –

- ¿Cómo se llama? –

Jisung se congeló.

- No lo sabes, ¿verdad? –

- Yo iba a preguntarle, pero... –

- Feliz navidad, Jisung. Llámame cuando sepas algo – dijo colgando la llamada.

Estúpido Park Jisung.





Jeno se estacionó frente a su hogar ese día por la mañana.

Se suponía que debía estar donde Jaemin, pero tener que soportar a un chef organizando una cena navideña sonaba más al trabajo de Renjun.

Suspirando, bajó de su auto y caminó hacia la puerta para abrirla con cuidado. Tal vez Jungwoo aún dormía.

Cuando abrió, fue recibido por la música y un ambiente cálido.

Las luces estaban encendidas y olía a galletas.

Caminó hacia la cocina y encontró a su esposo bailando animadamente mientras pegaba algo de cinta en la envoltura y cantaba alguna que otra palabra de la canción.

Era hermoso.

- Hola – saludó sonriendo a medias.

- ¡Jeno! – cubrió con su cuerpo el regalo que envolvía – volviste antes –

- ¿Eso es mío? – lo miró divertido – déjame ver –

- ¡No! –

- Vamos, quiero verlo –

- Tienes que esperar a la noche. Como todos –

El menor caminó hacia él y lo tomó por las muñecas para alejarlo de la barra con cuidado.

Tomó el paquete y bastó levantar un poco el papel para ver lo que era.

- Es una bocina para auto – rió – creí que no me estabas escuchando cuando te lo mencioné –

- Yo lo hice – hizo un puchero – eres horrible. Debiste esperar –

- Ya no quiero esperar – dijo tomándolo con fuerza por la cintura para acercarlo a él – estoy cansado de eso, ¿tú no? – susurró sobre su boca.

- S-sí –

El azabache lo besó con intensidad, sintiendo como su cuerpo se envolvía de calor y su corazón latía con fuerza.

El alto lo tomó por los hombros y suspiró complacido.

Lo había extrañado tanto.

Jeno se separó lentamente y acomodó un mechón de su cabello.

- Creo que tenemos que hablar –

- Lo sé – murmuró - ¿estás listo? –

- No – rió

- Tampoco yo. Pero quiero hacerlo –

Ambos querían.




Listo, l@s voy a dejar esperando.

Nos leemos en Navidad 🎄🎅🏼

Victory and glory Donde viven las historias. Descúbrelo ahora