Capítulo 03

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Jeno llegó a su casa entrada la noche.

Pensó en llegar donde Jaemin, pero no quiso molestarlo.

Entró sigilosamente, notando la luz de la cocina encendida, y caminó hacia su estudio.

- ¿Amor? – llamó Jungwoo, abrazándolo por la espalda – hola, cariño ¿tuviste un día pesado? –

- Sí – murmuró ronco.

- Debe ser por la temporada – besó su nuca.

- Supongo que lo es – dijo alejándose del mayor para continuar su camino.

El otro trató de ignorar la sensación de pesadez en el pecho y el nudo en su garganta. Sonrió brillante y siguió sus pasos.

- ¿Tienes hambre? – preguntó desde el marco de la puerta – dejé un poco de... -

- Cené con Renjun – interrumpió, con la vista en los papeles que desempacaba de su maleta.

- Oh, está bien – rió – estaré en la sala leyendo un poco. Si necesitas algo por favor llámame –

El menor se limitó a asentir.

- Jeno – llamó – te amo –

El mencionado lo miró seriamente.

- Yo también –

Jungwoo asintió, saliendo de la habitación y cerrando con cuidado, caminando rápidamente hacia la sala mientras limpiaba furiosamente las lágrimas que se deslizaban de sus ojos.

Era su culpa, lo sabía, pero lo arreglaría.

Se lo prometió a sí mismo. Perseveraría hasta recuperar a Jeno.

Su Jeno.





- ¿Realmente necesito decorar mi casa? – miró con desprecio los adornos – ni siquiera voy a pasar navidad aquí –

- Y no por eso debes de convertirte en el Grinch – rodó los ojos – ahora dime ¿plateado o dorado? –

- ¿Quieres una cerveza? – ofreció, levantándose del sofá.

- Dorado entonces – apuntó un par de cosas en su libreta, haciendo al otro reír.

- ¿Sabes algo? – llamó desde la cocina – a pesar de que seas tan molesto, te extrañaba mucho – admitió.

- ¿Y por qué tardaste tanto en regresar? –

- Necesitaba tiempo después de lo de Yukhei – respondió mientras regresaba a la sala – por supuesto que no sabía que él volvería aquí –

- ¿Han hablado desde entonces? – cuestionó, recibiendo la cerveza que el otro le ofrecía.

- ¿Por qué lo haría? –

- No sé, ¿no lo extrañas? –

- Por supuesto que no – rió – ¿por qué lo preguntas? –

- Yo extrañaba a John cuando terminamos – se encogió de hombros – quería hablar con él todo el tiempo –

- Pero John era el indicado para ti – tomó su mano – no se acostó con media Vancouver mientras trabajabas –

- Yo en realidad pensé que había cambiado –

- Lo hizo – asintió – antes de aburrirse. Supongo que la monogamia no es lo suyo –

- ¿Y cómo estás? –

- En mi mejor momento – se dejó caer en el respaldo del sofá – hacía tiempo que no me sentía tan bien –

- Es genial escuchar eso, cariño –

El teléfono del moreno comenzó a sonar.

- Juro que ese enfermo te puso un micrófono –

El otro rió, mirando la pantalla.

- Es Nana, idiota – respondió – hola –

- ¿Crees que Yuta va a dejarme? –

Silencio.

- ¿Qué? –

- Sé que suena raro, pero ha estado actuando muy extraño estos días –

- Eso no significa nada –

- O significa todo –

Donghyuck puso el teléfono en altavoz.

- ¿Por qué piensas que va a dejarte? –

- No sé, últimamente se ve nervioso, algo ansioso, ¿sabes? He intentado hacerle conversación, pero evade cualquier tema –

- El año va a pasar. Él y Taeyong la están pasando mal en su empresa –

- ¿Algo como mucho trabajo? –

- Exacto – sonrió.

- Lo sé, supongo que no debo alarmarme. Pero tengo miedo. No puedo evitarlo –

- Jaemin, tu novio es directo. Si necesita decir algo, solamente lo dirá. Él te ama, te lo aseguro -

- Gracias, Hyuckie. Necesitaba escuchar eso –

- No es nada, y oye – hizo una mueca – sabes que no me molesta en absoluto hablar contigo de cualquier cosa pero, ¿por qué no llamaste a tus hermanos? –

Se oyó suspirar del otro lado de la línea.

- Ellos lidian con sus propias batallas ahora. No quiero abrumarlos –

- ¿De qué hablas? – frunció el ceño – Jeno está bien –

- Lo sé. Tengo que irme, Hyuck –

- También yo. Te veré luego –

- Adiós – se despidió antes de cortar.

- Que extraño – miró a su amigo frente a él - ¿por qué dijo lo de Jeno? –

- ¿No es el que tiene una tienda? – el otro asintió – es temporada navideña, bebé. Las tiendas están abarrotadas –

- Tienes razón – se puso de pie – como sea, tengo que irme –

- Ni siquiera tomaste tu cerveza – hizo un puchero.

- Lo siento, será después. John debe estar esperándome –

- Dile que dormirás aquí –

- Mark, si le digo eso lo tendrás con su saco de dormir frente a tu casa en menos de una hora –

- Vete ahora, nos veremos mañana – rió - ¿ves? Esa es la ventaja de elegirte a ti como decorador –

- Será mejor cuando empieces a cooperar – sonrió forzadamente – adiós, bebé –

- Bye –

Miró al otro cerrar la puerta tras sí y caminar hacia su coche.

Estaba tan feliz por él.

Victory and glory Donde viven las historias. Descúbrelo ahora