Capítulo veinticuatro.

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El lugar se veía perfecto, un ultimo piso del hotel donde la empresa daba el cierre del evento el cuál nos tocaba a nosotros ser los anfitriones.

Dos pisos llenos de personas de toda clase social media/alta, mozos, Dj en cada piso, y una gran piscina en la terraza la cual estaba bañada por la oscuridad de la noche.

Mi ropa formal siempre se basaba en el color negro con accesorios dorados o en su defecto plateado, esta noche no iba a ser la excepción. Un vestido negro entallado y unos altos tacos negros.

El ruido de la música iba acorde a mis palpitaciones, tenía que salir todo bien por mi desempeño laboral y por el tema “ella".

Mi jefe era el hijo del señor Francis, se llamaba Gabriel Francis. Desde que se jubiló quedó su primogénito a cargo, era bueno pero firme.

-Hiciste una excelente fiesta de cierre, sigue así. – Grito Gabriel con una copa al aire y sus socios al lado.

Sólo me limité a sonreí y inclinar la cabeza en forma de agradecimiento y seguí caminando junto a Lily cerciorándome de que todo estuviera bajo control.

-Señorita Cathy se retrasó me informó que llegará más tarde, tiene unos asuntos urgentes por hacer, ¿Quiere que le responda algo?.

En mi mente surgía la intriga de saber que era más importante que acompañarme en un evento en el cuál tenía que estar a la cabeza y dependía mi trabajo.

-No Lily. - Suspiré, esa mujer era toda una intriga. - Seguro es importante.

Ella notó lo molesta que me encontraba, y decidió irse con la excusa de controlar la recepción, buena Lily.


-Dame otro Martini extra seco con extra aceituna y extra todo, por favor. – Le sonreí al mozo.

Me encontraba en la barra de tragos, mi lugar favorito por excelencia.

-Aquí tiene señorita.

Miraba la copa atenta mientras jugaba con las aceitunas, como si al revolverlas fuese a solucionar el conflicto que tenía en mi mente.

¿Qué haré después de ésta noche?.

-Siempre tan distraída. – Se sentó al lado mío. – Quiero lo mismo que la joven, ordenó con su típico todo de superioridad.

Sólo la mirada de reojo, quería evitar contacto directo. Y me negué a dirigírle la palabra, supongo que ella se lo esperaba.

Suspiró.

-Siempre te tuve presente. – Lanzó la confesión al aire sin mirarnos.

Abrí los ojos y mi corazón dio un salto al vacío. Tomé todo el Martini como si fuese una ayuda a calmar esta situación.

Seguí sin responder, me dejaba sin palabras literalmente.

Ella vio mi acción y se acomodó quedando con sus rodillas a mi dirección.

-Alexa para ya. – Alejó mi copa. – Se que la cagué, pero seguimos siendo las mismas de siempre y nunca di por perdida la relación bonita que teníamos. Estoy aquí para pedirte perdón y compensar todo el daño que te he hecho y. –


Los estruendos de los fuegos artificiales irrumpieron a Victoria, agradecí eso pero en mi interior ya tenía los mismos efectos que esas pirotecnias, todo se encendió en mí… Sentí como si una parte volviera de la muerte renaciendo con mas fuerza y un brillo.

Ella sólo me observaba con la misma mirada de siempre, llena de sentimientos que nunca podré descifrar.

La Alexa que tenía 17 años volvió a nacer, la que se moría por verla pasar el marco de puerta, la que se moría por el calor de sus abrazos y la fragancia aplastante de su perfume… La que se moría por cada tacto hacía su cuerpo.

-Me dejaste sola después de todo lo que pasó en ese viaje, pero aunque me de rencor lo que hiciste... - Me rendí. - Siempre pensaba en tí.

Posó su mano en mi mejilla y no pude controlar el color rojizo de ésta.

-Alexa… Podemos reanudar nuestra relación bonita que teníamos…

Embelesada por su belleza, sólo podía mirarla y entregarme a esa sensación que tenía al estar con ella y escucharla… Sentía que flotaba y que estaba en una burbuja con su perfume.

Mis labios se separaron tratando de formular alguna frase ya que mi mente estaba en blanco.

-Yo.. Acepto.

Mi respuesta la sorprendió y a la vez esbozó una sonrisa de felicidad y alivio.


-Ven. - Tomó mi mano.


Fuimos al ascensor, estaba intrigada a donde me llevaba.

Apenas se cerró el ascensor yo la miré y por la emoción del momento y el desborde de sentimientos, un impulso se apoderó de mí haciendo que mis labios choquen con los suyos… Besándola.

-Perdón… Disculpam.

Ella cortó mi lamento y me acorralo besándome con más intensidad. Parecía un sueño de no querer despertar nunca más.

Esta parte de ella comenzaba a gustarme.

Se abrieron las puertas y nos encontrábamos en una terraza donde sólo habían grandes aires acondicionado, y una pileta vip.


-A que no te animas. – Me desafío rotundamente con sus ojos.

-Eres consciente de que abajo está el evento donde se encuentra tu marido, mi jefe y mi novia, ¿Verdad?.

-Sí. – Dijo posando sus manos en mi cintura, y me empujó.

¿Eres tú Victoria? La mujer más controladora que conocí, ¿Siguiendo sus impulsos?.

El ruido del agua en mis oídos y la lentitud con la que nos sumergimos fue poesía e inverosímil, era sacado de los cuentos. Las burbujas se dirigían con rapidez hacía la superficie pero mi cuerpo y el suyo se movían con lentitud haciendo que mi mente grabara ese momento para la eternidad.

Ella tiró de mi y salimos del fondo, hacía la superficie.
Me acercó a su cuerpo y me observaba cada parte de mi rostro.

-Nunca di por perdida nuestra relación a pesar de haberme alejado de ti por miedo.

-¿Porqué?. - Me acerqué más a ella.

-Porque siempre te esperé, sabía que era algo pasajero y que algún día volvería a verte.

Terminamos por acortar esa distancia que alejaba nuestros cuerpos concluyendo en un abrazo a puro sentimiento a flor de piel.
Ya no quería pensar más en nuestro pasado, estaba agradecida por encontrarla de vuelta luego de tantos años.

Salimos de la piscina para sentarnos en el borde y no dejabamos de mirarnos como si fueramos unas adolescentes.

De nuevo los fuegos artificiales nos interrumpieron, sabía que eso indicaba que había terminado el evento pero para Victoria indicaba un inicio y para mí igual.

Nuestros labios se pegaron y volví a sentir el sabor de su boca, sus manos, su calor. Nos saciamos el deseo en ese momento, pasional e inverosímil momento.

Su boca jugó con mi cuerpo y mis ojos solo podían concentrarse en mantenerse cerrados para sentir con mas potencia la magia de su tacto en mí, que comenzaba avivar el fuego de nuestro amor.

Nuestros cuerpos gozaban del reencuentro de la otra, es la memoria que hay en nuestros corazones de nuestras pieles juntas y el calor que se fundía en nosotras.

El agua que corría por mi cuerpo y la noche iluminándose en ese momento por los fuegos artificiales mi mente solo podía concluir que se trataba de un sueño y de otro planeta su forma de entregarnos y hacer el amor.

Esta noche era única y todo valía para ella y para mí

Algo muy profundo en mí decía que ella era mi alma gemela, siempre me acordaba del cuento que me leía mi abuela; un hilo rojo atado a dos almas que tarde o temprano se van a encontrar sin importar cuánto trascienda el tiempo, ni lo lejos que estén los amantes uno del otro.


¿Eres tú mi hilo rojo Victoria?.




        Cómo verán regresé con todo, disculpen la demora pero necesitaba inspiración... Escribí este capítulo y en mi mente me acordé de una canción "Luz de día" plasma tal cual lo que está pasando con Victoria y Alexa, les invito a escucharla.

                          Dayhatsu_



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