Capítulo treintaitres.

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Comencé a estresarme, odiaba esto. Odiaba a Catherine y a mi madre por hacerme venir a cumplir con las expectativas de los demás. Me dolía la cabeza por el ruido de la música más el olor a cigarro.

-Disculpa, ¿Me dirías por donde queda la salida para regresar adentro?.

Un camarero amablemente me indicó hacía donde quedaba la puerta.

Me dirigía hacía la puerta con mi mente ocupada por la migraña que tenía y el mareo. Mierda, el dolor de cabeza aumentaba sin explicación alguna.

Procedí a empujar la puerta para ingresar con mi mano en mis cienes.
De repente golpeé a un hombre que estaba por salir, dios definitivamente me sentía muy tonta e inútil.

-Discúlpame. No quise-,

El hombre frenó en seco extendiendo sus manos.

-Mira nada más quien a regresado, no creí verte Rago. Bonita noche ¿Eh?. – La sonrisa del hombre me dio a entender que me conocía, joder que idea pésima venir a este lugar.

-Si! Con permiso. – Me hize a un lado para seguir mi camino y buscar mi celular para largarme, comenzaba a empeorar mis mareos.

-Espera. – El hombre me agarró firme y duro del brazo. – ¿Ya volverás a la competencia o seguirás sin trabajar?.

Mis ojos se abrieron de par en par, no tenía fuerzas para soltarme y tampoco sabía quién era. Joder, estaba en serios problemas.
-Señor le voy a pedir que-

-¿Señor?. – Soltó una carcajada. - ¿Qué diablos te sucede Alexa?

La doctora me prohibió que me expusiera a situaciones de sumo estrés, evidentemente esto ya era demasiado.

-Suéltala ya Javier.

Mis ojos cristalizados voltearon para ver quién me había salvado.

-Profesora Díaz. – Mi voz salió quebrada.

-¿Profesora Díaz? Te has drogado definitivamente. – El hombre me soltó.

-Javier déjame hablar con ella, vete. – Estaba sería.

¿Se conocen?. ¿Será su hermano?

El se fue sin antes tomarla por el trasero y besarla.

Al ver esa situación mi corazón comenzó a doler y mis ojos terminaron por traicionarme. Esa imagen comenzó a repetirse en mi cabeza haciendo que el dolor en mi pecho fuera jodidamente torturante.
De pronto mi cabeza comenzó a doler más y más.

-Alexa.. ¿Estás bien?. – Victoria se acercó a mi alarmada. Lucía hermosa como siempre, vestida de negro con sus tipicos tacones altos, y su... Perfume.

-¿Qué hacemos aquí?. - Pregunté confundida.

-Pues..

-Esto no estaba en el itinerario del viaje profesora.

-¿Qué?. N-no estamos.-
Victoria me miraba confundida tratando de analizar la situación.

-Sabes que es tarde y si nos ven los demás podríamos tener problemas. – Me acerqué tomando su mano. – Vamos a tu cuarto, antes de que Bianca y Lola me busquen.

Quería repetir lo de ayer.

Un hilo de sangre comenzó a correr por mi nariz. Inmediatamente me apene al rozar mis dedos en mi nariz y ver el color rojizo.

-Ven. – Agarró mi mano con fuerza y me llevaba deprisa.

Que diablos estaba ocurriéndome.

Llegamos a la parte trasera del lugar donde nos encontrabamos, por suerte no había nadie. Solo vegetación, cestos de basura, y luces cálidas. Bastante acogedor.

-Dime, ¿Qué ocurre contigo?. – Sus ojos estaban demasiado serios.

-Dime tú que ocurre, ayer te di mi virginidad y hoy me traes hasta aquí para que te vea besarte con tu estúpido marido… ¿Porqué me haces esto?. – Las lágrimas no dejaban de correr por mi cara.

Ella se encontraba inmóvil boquiabierta y rápidamente se tapó con la mano. Sus perfectos ojos no dejaban de intentar analizarme.

-¿Ayer?... – Susurró. Carraspeó y negó con la cabeza. - T-Tu de que estás hablándome, Alexa… ¿Qué te ocurre? No logro comprender lo que dices bonita. – Acortó nuestra distancia y posó una mano en mi mejilla para quitar mis lágrimas.

-No me toques… - Hable por lo bajo sin fuerzas. – Me lastimas..

-Bonita de que hablas, tú tienes tu propia familia y yo la mía. Hace meses que no te he visto Alexa.
Miré hacía el piso sin comprender nada, mi cabeza no tenía registro alguno de lo que ella me decía. ¿Una familia?.

Agarró con sus dos manos mi rostro y con sus pulgares seguía limpiando mis lágrimas, amaba verla así ya que ella era más alta. Estábamos a centímetros y mis mejillas me ardían , mi corazón estaba lastimado y mi cabeza iba a explotar. Su perfume me adormecia y sus ojos provocaba que me perdiera en tiempo y espacio.


-Alexa. – Una voz grave me llamó.

Volteé y era una mujer de la misma altura que Victoria, bastante bonita y rubia.

-¿Qué mierda le has hecho?. – La rubia gritó acercándose.

-Lo mismo pregunto. – Afirmó Victoria separándose de mí.

Inmediatamente me puse detrás de ella.

-Mira, está contigo unos minutos y ya la dejas llorando. ¿Acaso no te das cuenta que la lastimas?. – El seño fruncido y sus ojos llenos de furia realmente me daban miedo.
¿Quién era ella? Parecía conocer la relación que tengo con Victoria.

-No te debo explicaciones Catherine. Hazme el favor y dime porque me está llamando profesora y cree que estamos en un viaje escolar.

¿Se conocen?. ¿No estamos en ese viaje?.

La rubia miró hacía la nada y maldijo por lo bajo.

-Perdió la memoria después de despertar del coma, ella cree que tiene 18 años y no me recuerda, solo a ti. – Tensó la mandíbula. Y me miró fijamente.

-Mierda porque no me dijiste.

-¿Tu quien eres?. – Me uní a la discusión observandola.

-Soy tu novia, tenemos un hijo juntas… Oliver ¿Lo recuerdas?

No puede ser…

-Vamos Alexa necesito llevarte urgente con la doctora, no es normal que hayas olvidado todo nuevamente.

Ella comenzó a acercarse mas a mí y sus ojos me imploraban que fuese con ella, definitivamente cada vez entendía menos.

-Ve. – Victoria me miró sonriendo para que yo me calmara.


¿Un hijo? ¿Una novia? ¿Qué pasó con nosotras, Victoria?.

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