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Capítulo ocho.

Hoy para mi suerte y desgracia no tenía clases con Victoria y nos encontrábamos en el recreo.

-Hoy nos toca entrenar, ¿Trajiste tu bolso?. – Bianca hacía el papel de madre en el grupo.

-Si lo traje. – Estábamos por los pasillos yendo a comprar algo para comer.

-Miren quién viene, la profesora sexy con un culo histórico. – Luca estaba a mi lado, era un fastidio pero tenía razón estaba muy hermosa hoy.

-Ya cállate no seas tarado. – Le di un pequeño empujón.

-Hola profesora, ¿cómo está usted?. – Victoria lo miró con una ceja levantada.

-Bien señor, por lo que veo hoy esta muy animado. – Estábamos hablando los tres con Victoria pero al parecer Bianca y yo no éramos partícipes en su conversación.

-Si profesora ayer fue el cumpleaños de Alexa y nos la pasamos muy bien. Todos los chicos estuvieron detrás de ella toda la noche. – Que mentiroso de mierda. Que le pasa!!. – Tuve que buscarla porque se nos iba.

-No! No es así no seas mentiroso Luca que dices. – El brillo en los ojos de Victoria se fueron, dejándome leer que estaba molesta y enojada, ¿Será porque Luca es un fastidio o por lo que él dijo?. No, no podía ser.

-Me alegro que la hayan pasado bien, felicidades por su cumpleaños. Nos vemos, estudien para mi examen. 

Se fue sin mirarme a paso apresurado haciendo que sus tacos choquen con violencia el suelo, supongo que esa era una de sus formas de demostrarme que estaba molesta.

-¿Eres idiota o que te pasa? Como se te ocurre decir algo así a una profesora. – Le grité en la cara y el notó mi ira.

-Mira hermana tendrías que agradecérmelo, ¿Acaso no viste que se puso celosa? Tienes tus encantos querida y te envidio.

¿Celosa? Qué.. No, no podía ser. Victoria no estaba celosa y menos por mí.

-Deja de decir estupideces.

-Bueno ahora que lo pienso la profesora si se puso celosa Lexie, ¿tu gustas de ella?. – Bianca me miraba seria y su tono de voz era bajo para que nuestra charla no salga de nosotros.

-No, por dios como crees. No me gusta, es una mujer bonita y ya. – Temía que mi secreto sea descubierto. Me gustaba sentir que solamente yo sabía de mis sentimientos por ella.

-Luca está diciendo la verdad. ¿O te olvidas que nuestra amiga es anti amor?. – Lo dijo riéndose mientras ponía una mano en el hombro del castaño.

Ellos sabían que yo nunca me había enamorado. No sabia lo que era amar, tampoco era algo que me importaba ya que sólo quería concentrarme en el colegio y en el deporte.
No comprendía porqué las personas buscaban el amor, me parecía algo estúpido pero los respetaba. No le veía el sentido a enamorarse, dar todo en una relación y que sufras de la peor manera posible. No me gustaba la idea de sentir tal dolor y menos comprendía porqué después de salir lastimados iban en busca de otro amor con nuevos sentimientos.
¿Les gustaba sufrir? ¿De eso se trata el amor, de sufrir?.
Ese día continúo normal. Y concluyó mi jornada escolar, sin vueltas tomé el bus para ir a mi casa, quería ver a mi madre.


-Feliz cumpleaños hija, ya que eres mayor de edad quise darte un regalo un tanto importante y espero que esto compense el haber faltado en tu día más importante. – Estaba muy sonriente y feliz.

Me entregó una cajita dorada con un moño. Estaba emocionada, así que sin mas lo abrí y era una llave.

-¿Mama que es esto?. – La miré asombrada, mi único regalo era tenerla a ella.

-Vamos afuera y lo vas a ver. – Me agarró de la mano y como si fuera su pequeña otra vez, me llevó así hasta la puerta de nuestra casa.

-No puede ser mamá no hacía falta, yo estoy bien. No.. no tenías que comprarme esto. Gracias enserio te amo.
Me encontraba muy emocionada y la abrazaba con todas mis fuerzas, me había regalado un auto. Mi primer auto y noté enseguida que ella se había gastado mucho dinero.

Era de color negro, y siendo sincera siempre le hice saber mi preferencia de colores a mi madre. Era un bonito y nuevo Honda Civic negro.

-Si hacía falta, ya es hora que empieces a tener tu auto y te manejes sola.

Ese día mi madre se dedicó a enseñarme a manejar, luego fuimos a comer comida italiana. Estaba muy feliz por pasar tiempo con ella, la extrañaba mucho y cada vez que regresaba de sus viajes aprovechábamos al máximo nuestro tiempo juntas.

Mi madre era todo un ejemplo a seguir como mujer y estaba orgullosa de tenerla, era mi vida y tenía muy en claro que quería seguir sus pasos y ser una gran profesional como ella.
Nos encontrábamos en su cuarto viendo una película.