Capítulo treintaicinco.

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-Disculpa…No.-

-Esta bien tranquila. – Carraspee nerviosa. – Me gustó.

Oliver comenzó a llorar rompiendo el incómodo momento.

-Iré a darle de comer y luego me voy a dormir, hasta mañana Cathy. – Le dediqué una sonrisa.

Ella me saludó con la mano y se fue a su habitación.


-Buen día cathy, ya dejé leche en la heladera para Oliver. Llegó tarde al trabajo y estoy bastante nerviosa. – Hablaba mientras peinaba mi pelo y caminaba por toda la casa.

-Tranquila, eres de las mejores tu no puedes estar nerviosa.

Me decía que esté tranquila la mujer que estaba sentada en su silla esperando a que su asistente llegara con los guiones de la serie. De verdad Cathy te envidio.



-Buenos días señorita Rago, qui-quiere verla el Sr. Francis. – Ella caminaba a mi lado un tanto nerviosa, no me parecía nada bueno. – Es aquí señorita, yo estaré en su oficina, es por este pasillo al fondo.
-Gracias Lily.

-Pasa Alexa. – Gabriel estaba sentado en su silla estilo presidencial.

Acomodó su saco y posó sus manos en el escritorio mirándome atento a mi  expresión corporal.

-¿Cómo has estado estos últimos días?. Como bien te habrá informado tu asistente el mercado de nuestra empresa declinó y odio decirlo pero nos haces falta. – Chasqueó su lengua. – Te necesito y que rindas al mil por ciento, entiendo que te sea difícil la maternidad per-

-Voy a darlo todo. Sólo necesito a Lily a mi lado todo el tiempo, es buena asistente. – Mentí.

-Eres de las mejores y cualquier cosa que necesites me lo pides, gracias por volver y estoy contento de que hayas mejorado.

Nos dimos un apretón de manos y salí de su oficina aguantando la respiración de los nervios que cargaba, mierda.

Comencé a caminar hacía mi oficina y cada paso que daba intentaba respirar con moderación.

Abrí la puerta y me asombré al ver lo bonita que es mi oficina, escritorio de madera, ventanal a mis espaldas de la silla, plantas y una mesita acompañada de un sofá negro.

Toqué mis cosas intentando familiarizarme con mi espacio de trabajo, hasta que vi un marco de fotografía al lado de un porta bolígrafo.

Era Cathy y yo, abrazadas… Y yo… Estaba, sonriendo como nunca lo había hecho. Me miré a mi misma y me alegré por esa Alexa.


El sonido de la puerta me asustó y su voz aún más.

-Buenos días señorita ¿O debo decir Señora?.

Mi mente comenzó a hacer una búsqueda laboriosa en mi memoria tratando de recordar ese rostro, esa persona es... Su esposo.

-Sólo Alexa. – Carraspee y me senté sobre el escritorio cruzando mis brazos en señal de alerta y defensa.

-Bien, entonces Alexa. – Comenzó a pasearse por la oficina y no le quitaba los ojos de encima.

-¿A que has venido…?

Se paró en seco cuándo percibió que no dije su nombre.

-Pues… Vengo a contarte algo. – Puso su dedo índice en sus labios. – Una historia breve y me iré.

Cada vez la situación me gustaba menos, era realmente detestable ese hombre.

-Esto fue hace unos 10 años quizás más o quizás menos, no vamos a entrar en detalles del tiempo cronológico. – Seguía paseándose sin mirarme. – Una joven entró de intercambio en invierno, todo mundo la amaba; Desde sus compañeros de clase hasta los que trabajaban en ese colegio, incluso mi esposa.


Agarró un bolígrafo y comenzó a jugar.


-Mi mujer cada día comenzó a llegar un poco más tarde los lunes, yo me decía a mi mismo que quizás ella simplemente se tardaba porque compraba ropa, iba de shopping con sus amigas o lo que sea con tal de no caer en una probabilidad negativa.

Estaba atento mirando hacía el ventanal y su voz era demasiada sería, el momento era tan tenso que se podía cortar el aire. La ansiedad no dejaba de hacerme sudar frío.

-Un día mi mujer llegó a la casa con unas acompañantes, eran 3 jóvenes. Ella decía que había invitado a sus alumnas a merendar. Y si hay algo en lo que soy muy bueno es en ser observador ¿Sabes?.  Así pasaron los meses y cada tanto las mismas alumnas llegaban a mi casa, al principio me caían bien todas, eran muy amables y ellas siempre nos obsequiaban tartas de distintas variedades.
Alejandro tenía 3 años en ese entonces y notaba que era muy apegado con una de las jovencitas.


Tiró el bolígrafo sobre el escritorio con toda su furia y desajusto su corbata.

Trague saliva y me negaba a decir una sola palabra, estaba totalmente inmovilizada del miedo.


-Victoria me propuso contratar de niñera a aquella joven y accedí porque me parecía una idea que alguien la ayudase cuándo yo no estuviera en casa. Los meses seguían pasando y Ale le quería más cada día, todo estaba bien hasta que una noche llegué de viaje de trabajo, cerré un contrato importante y llegué 2 días antes de lo previsto. Estaba todo oscuro, fui al cuarto de Ale lo encontré dormido por la hora y decidí irme a descansar. Hasta que me di con que mi puta cama estaba ocupada por el cuerpo de aquella joven a la que le confíe a mi hijo junto con mi mujer, estaban las dos desnudas y durmiendo abrazadas.


Mi corazón se paró y un dolor comenzó a segregarme por todo el cuerpo.  

Inconsciente mi mano se posó en m pecho intentando calmarme.


-Si, ¿Es doloroso verdad?.


Se dio la vuelta y quedó en frente mío, sus ojos detonaban ira y dolor pero sobre todo demasiado rencor.


-¿Sabes que hice?. Dormí en el puto sillón y al día siguiente agarré a la perra de mierda que ocupada mi lugar y la saqué de mi casa. Le dije que no volviera a acercarse a ella o divulgaría todas las putas fotos que saqué de prueba y las hundiría a ella, su jodida familia y a Victoria.


Golpeó con su mano abierta el espacio del escritorio que estaba al lado mío.


-Victoria no se le acercó nunca más, es una mujer sabía y se dio cuenta enseguida de todo. Pero también una mujer jodidamente orgullosa pues no se disculpó por llevarse a nuestra cama a su alumna.


De su bolsillo sacó mi celular y se lo llevó a la altura de su cara sonriéndome cínicamente.

Mis ojos se abrieron de par en par y no le salía palabra alguna, me sentía mareada.


-Y la historia se vuelve a repetir Alexa. Sólo que las afectadas serás tú y tu familia.


Señaló con su dedo el retrato de Catherine.


-¿Te imaginas la portada de todo el mundo “La famosa actriz es engañada por su mujer, se acostó con su profesora ¿Qué será de su hijo?”. Me voy a encargar de que te quiten a ese niño inocente.


Un enojo subió por mis venas quemándome y exploto en una bofetada para él; quién simplemente se reía.


-Deja a mi familia en paz y resuelve tus cosas como un hombre con huevos. Ve y dile todo esto a Victoria y déjame en paz. Cobarde de mierda, ¿Le tienes miedo a que te deje cierto?.


-Vamos a ver que dice tu jefe al saber que ya eres inútil para la compañía, que perdiste la memoria.


Me tenía atada de pies y manos, realmente era un psicópata pero era demasiado inteligente.


-Que mierda quieres de mí.  – Alce la voz.

-Que dejes en paz a Victoria, que desaparezcas de su vida. Estamos casados y el voto es de por vida, ella va a ser mía por siempre. Así que piénsalo, porque tienes todas para perder.

Se fue azotando la puerta.

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