Capítulo siete.

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-Alex, ven aquí. – Una voz gruesa y tronca me llamaba desde el living.

-Si?.

-¿Entiendes porque tengo que hacer esto verdad? No aprende y a las personas que no aprenden se les castiga.  Y tu madre es una perra inservible, no sabe hacer nada. No sabe nada es una inútil.

-Ya basta… Déjala ir Juan te lo pido por favor, es una niña déjala.

- Ma -mi... Papa por favor déjala, ella te ama y va a ser mejor contigo.

-Que te calles!!. – Levantó su mano y me abofeteó tirándome al suelo. Dolía mucho pero no como ver a mi madre golpeada con sangre en su rostro.

El seguía pegándole y yo me escondía.. me escondía debajo de la mesa abrazando mis rodillas.

-Papa.. basta… sangra mucho.. no se mueve.. déjala… – Susurraba debajo de la mesa mientras escuchaba el sonido de los golpes chocar con el cuerpo de mi madre.


Me desperté con mi respiración agitada y llorando, sólo que el dolor de cabeza era jodidamente insoportable. Corrí hacía el baño y vomite. Era común tener éstas pesadillas, se volvió cotidiano el soñar con él y levantarme a vomitar.
Termine y lavé mi rostro recordando lo que pasó.. mierda estaba sin mi musculosa..

Volví a mi cama, estaba cansada y me dolía la cabeza.
Apenas eran las 6 de la mañana, solo quería dormir un poco más pero eso no pasó porque Victoria comenzó a rondar en mi cabeza.En ese abrazo nació un sentimiento por ella… algo que jamás sentí, algo que solo tienes que sentirlo para saber lo que significa ya que intentar describirlo me sería imposible.

Mierda… ¿Como puede ser el infierno y el cielo a la vez? Era ella un Ángel y un demonio. El bien y el mal. El fuego y el agua… ¿Acaso ya caí en sus redes?. ¿Me atrae?

Ella es un pecado que quería cometer. Y mi cuerpo la deseaba pero mi mente necesitaba conocerla y saber de ella.


Las horas pasaron y sin darme cuenta ya era mas que el mediodía, llovía muy fuerte, comenzando un paisaje sonoro, las gotas golpear los techos y superficies duras hacían una percusión armoniosa mientras que se hacían protagonistas los rayos de fondo ocultos por nubes densas y grises.
Las gotas que caían en la tierra inundó de ese ya conocido olor a tierra mojada a todo el hotel. Hacía frío por el viento.

Me gustaban estos días y la época en la que estábamos era normal que comenzaran las lluvias.
Para mi suerte la resaca se fue, sólo quedaba la profunda vergüenza de lo que le había dicho a Victoria.
Fue una mañana sin mucho que hacer.

Llegada la tarde decidí ir a sentarme en una hamaca paraguaya y ver caer la lluvia. No me moje ya que donde me encontraba estaba tenía un techo con una pendiente pronunciada sostenido por pilares de troncos de árboles. Muy rústico y eso me gustaba.
-Hola.. ¿Cómo estás?. – Sabía de quién era esa voz.

-Hola, bien y tú?.

-Bien, está lindo el clima me gustan los días así. – Dijo sentándose en un banco frente mío.

-A mi igual.. Discúlpame por el desastre que hice ayer, en verdad estaba muy ebria y no quiero que te quedes con esa impresión de mí.

-Alexa tranquila, por suerte pude ayudarte yo y te evitaste que Zullien te encontrara pero la próxima no voy a dejarlo pasar. – Dijo riendo.

-Gracias enserio. ¿Puedo preguntarte algo? . Estaba nerviosa por la respuesta que ella tenga.

-De todas formas lo vas a hacer, así que dime.

-Ayer mientras estaba acostada tu me tocaste la…-

-Profesora Díaz la profesora Zullien me mandó a buscar necesita hablar con usted. –Una compañera cortó mi pregunta, estaba tranquila ya que me daba miedo la respuesta y sabía que iba a preguntarme como pasó eso.

-Claro, vamos. – Se paró y me miró unos segundos. Yo tenía mi vista perdida en el piso. – ¿Después hablaremos de eso te parece?.

Asentí con la cabeza. Realmente no quería hablarlo, no quería y metí la pata.
Como dicen, la curiosidad se comió al gato y efectivamente Victoria era la curiosidad que me mataba y yo era el gato.

Se hizo de noche y nos tocaba la cena, temprano ya que al día siguiente no iríamos.
Al parecer era la última en salir del cuarto hasta que al pasar por la puerta de Victoria ésta se abrió .

-Que bonita estás. – Dijo sonriéndome.

-Gracias, tú igual estás muy linda.

-Ya es nuestra última noche en el hotel, mañana regresamos y llegamos en la tarde. ¿Avisaste a tus padres?.

-Oh gracias por decírmelo pensé que en la mañana llegábamos.

-Cambio de planes.

-Mi madre salió de viaje y no regresa hasta el martes, ¿El lunes tenemos clases?. – Estábamos entrando al ascensor.

-Claro que sí, te toca conmigo. ¿Acaso quieres faltar?

-No, sólo pensé que no teníamos clases por el viaje y planee mi cumpleaños.

-¿Cuando cumples años Alexa?. – Me miraba fijo a los ojos y yo no podía dejar de verle el cuerpo, estaba muy bonita.

-El lunes cumplo mis 18 y ¿Tú cuándo cumples?.

Otra vez, exceso de confianza y carente de filtro.

- Faltan muchos meses, cumpliré 37.


Esa noche cené con mis amigas, toda la comida que nos trajeron estuvo deliciosa y sin una gota de alcohol nos propusimos a dormir.

Al día siguiente me levanté para ordenar todo en mi maleta y bajé para salir del hotel e ingresar al autobús.

El viaje fue largo ya que la ruta estuvo plagada de autos.

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