Capítulo traintaicuatro.

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Te quiero bonita…

Me desperté con mi corazón a mil. Mierda donde estoy.

-Buenos días Alex. ¿Te sientes mejor?. – Cathy me miraba con cierta rabia en sus ojos y su expresión corporal.

-Dime, ¿Por qué estamos de nuevo en el hospital?

-Oh, de eso quiere hablar. – Se dio media vuelta para respirar y regreso con toda la furia exhalando duro y golpeando con sus manos la cama. – Bien… Verás, ayer fuimos a una gala y Victoria y tú se encontraron por arte de magia, te comenzó a salir sangre en la nariz porque no puedes estar expuesta a situaciones de mucho estrés o alteración y perdiste la memoria. – Su mirada era demasiado dura. – Además olvidaste a tu propio hijo.

-Cathy..

-No Alex. – Se acercó demasiado para mirarme fijamente a los ojos. – Me llevaré a Oliver, tú no lo puedes cuidar y yo tengo que seguir con mi carrera, así que estará conmigo un tiempo hasta que te replantees que es lo que quiere la nueva tú. – Achico sus ojos como si tratase de leer mi mente. – Vas a tener que elegir entre tu familia o Victoria.


Se alejo para buscar su bolso y un nudo en la garganta amenazaba con hacerme llorar.

-Cathy… No alejes a Oliver de mí, soy su.-


-Me tiene cansada tu Victoria siempre interrumpiendo nuestra vida.

Se fue azotando la puerta.

Me tiré con furia a la cama y cerré mis ojos.


-No quieres que me exponga al estrés pero tu me lo pones difícil mujer. – Hablé sola.



Al día siguiente salí del hospital y una tal Lily fue a buscarme, me puso al corriente de mi vida, trabajo y vida amorosa.

-¿Señorita usted se ha dejado el celular en el hospital?.

-Mierda… No Lily. – Carraspee. – No recuerdo a donde lo dejé y no tengo a nadie a quién llamar.

-Tranquila. – Me sonrió. – Tengo todos sus contactos en mi celular.

-¿Estamos yendo a mi casa verdad?.

-Si. De hecho aquí es.


Respiré hondo y abrí la puerta.

Enseguida el olor a bebé y la calidez de ese hogar me sumergió. Catherine tenía muy buen gusto en la decoración, todo siempre estaba muy pulcro… Procedí a dirigirme hacía el cuarto de Oliver, supuse que estaría muerto de hambre.

Y ahí estaba él. Con sus ropas blancas y una esencia feliz, dormía muy relajado y envidiaba en cierto punto que en su corta vida no se tenga que preocupar de ninguna obligación, sufrimiento o desamor; Quería cuidarlo siempre, ser su escudo contra todo lo malo.

Una sonrisa se esbozó en mí y mis ojos amenazaban con soltar unas pequeñas lágrimas de felicidad con cierta tristeza.

-¿Quieres comer?.

Su voz provocó que diera un brinco del susto.

-Cathy.. Yo-Yo..

-Hice pasta. – Señaló hacía la cocina. – Pero si no quieres esta bien.

-Si! . – Carraspee nerviosa. – Si quiero, amo la pasta…-

-A la pomarola. – Terminó la oración. – Lo sé.

Nos sentamos las dos un tanto incómodas como si de dos desconocidas se tratase, como si nunca hubiera pasado nada.

-Siento mucho como te he hablado en el hospital, es demasiado difícil equilibrar mi vida actoral, ser buena madre, estar detrás de ti todo el tiempo. – Se calló y llevó su mano hacía su boca tratando de no quebrarse al hablar. Entendía lo mucho que le dolía. – Los primeros días de Oliver fueron demasiado difíciles, estaba sola toda la noche, por la mañana venía una enfermera a ayudarme mientras iba a verte antes de ir a trabajar y luego regresaba con el bebé, entiende lo difícil que era para mi pensar en que quizás no ibas a despertar más, los médicos no tenían fe, tu madre dejó de visitarte por trabajar y me dejó sola en esto. Te amo con cada parte mía, pero me destruyó verte a ti y a Victoria en esa puta gala. – Miró hacía un costado limpiando rápidamente una lágrima. – Alex… No me merezco nada de esto, si no me amas déjame ir pero no estés teniéndome de tu mano porque me destruyes cada día con tu indecisión, porque se que si realmente fuera yo a la que amaras tu no me dolerías tan jodidamente, ni tu ni tu indiferencia.


Sus ojos me demostraban que estaba realmente destrozada, le hice eso a alguien a quién algún día ame y que ahora no lo recuerdo.

-Mira Cathy… - La tome de la mano porque entendía que tenía que accionar ante esta situación de tanto dolor mutuo. – Agradezco cada momento en que me has demostrado todo tu cariño, y no hay un jodido día de mierda en que no maldiga a mi cerebro por olvidar que estaba enamorada de ti. – Mis lágrimas salían furtivamente. – No estoy enamorada de ti, pero si de algo estoy segura es que en el poco tiempo que hemos compartido te he querido. No sientas que estas atada a mi, pues no tengo nada que ofrecerte más que ir de a poco y criar a Oliver juntas.


Como si de telepatía se tratara ambas nos levantamos y nos dimos un abrazo donde quizás intentamos cortar el llanto o la situación tan triste. Estar en sus brazos me relajó, sentir su perfume con carácter fue una dosis de paz absoluta.

Ahí estábamos las dos, abrazadas en pleno silencio, con su típica luz amarilla tenue.

-Gracias… - Le susurré al oído.
Ella se despegó de mí y me miró con una leve sonrisa.

-Gracias por volver a mi.

- Volvió la mitad de mi. – Solté una leve risa

Ambas reíamos como si no existiera más nada. Su pulgar secó cada lágrima de mi rostro muy suavemente. Su otra mano se posó en mi nuca y no dejaba de mirarme fijamente cada expresión corporal, era demasiada atenta y observadora.

Mis manos instintivamente la atrajeron más a mí, y parte de mi comenzó a acelerarse pero una minoritaria parte me decía que parara todo.
Un choque de sus labios irrumpió mis pensamientos y me besó con cautela pero con pasión.

Qué es esto... ¿Será que me estoy volviendo a enamorar de la mujer a la que olvidé?.

Disculpas por la demora, gracias por todos los comentarios y por leer mi novela cada día.
Saludos

Dayhatsu_









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