Estando sentado en su oficina contemplando todo el dinero que tenía esparcido en su escritorio, era un vicio para él. Sostenía un vaso de cristal que contenía coñac, ese licor que tanto le gustaba a Jungkook y lo hacía sentir poderoso y suficiente hacía los demás.
Él era feliz y como no serlo teniendo mucho dinero, propiedades costosas y de lujo que había adquirido con el pasar de los años con dinero sucio, dinero que nunca le perteneció pero aún así él era feliz y eso era lo único que importaba. Al ser de una edad temprana y estar involucrado en actos ilegales, así como inapropiados a veces la conciencia era más poderosa que su sentimiento de venganza, el cual estaba muy desarrollado, sin embargo ni una sola vez la policía lo había atrapado.
Aquel dinero brillaba, el color verde resaltaba y hacía lucir el lugar mucho más vulgar que antes y Jungkook...bueno él se deleitaba con solo ver los billetes valiosos que tenían impresos altas cantidades de dinero.
Porque Jungkook siempre fue un criminal.
Su padre, su hermano, sus amigos, toda su familia siempre estuvieron involucrados en actos ilegales como lavado de dinero, homicidios, tráfico de sustancias ilegales, entre muchas otras que serían imposibles de listar y enumerarlas. Pero él se sentía orgulloso de hacer todos tipo de cosas para conseguir su objetivo, pero él no sabía que estaba destinado a morir.
Bien sabía Jungkook que la muerte lo perseguía e incluso, a creer o no, estaba asociada con ella manteniendo un pacto que le serviría por lo que le reste de vida. Mientras, él disfrutaba al máximo cada día de su vida que era un día menos para él.
Teniendo una empresa de importaciones de café, que era la máscara para que nadie se diera cuenta de los sucios actos que su difunta familia y él realizaban, Jungkook estaba en cielo, qué digo el cielo, más arriba que eso con las grandes cantidades monetarias que abundaban en su cuenta bancaria repleta de números que le eran imposibles de leer, pero sabía que no todo iba a ser eterno.
Se levantó de su cómoda silla de piel color negro para ir a la empresa, la cual constaba de enormes cafetaleros, múltiples sucursales con un gran sistema operativo ubicado en Londres, sin mencionar la gran cantidad de gente que compraba ese café. Las exportaciones e importaciones fluían como agua. Por esa razón, Jungkook jamás apreció el amor, siempre le pareció una pérdida de tiempo, además para él estaba prohibido.
Nunca había tenido el amor de una mujer, ni siquiera el de su madre, solo contaba con el vínculo afectivo de su padre quien fue asesinado por el mayor rival de Jungkook: Jung Hoseok.
Por eso esa sed de venganza y tener más y más riquezas para poder asesinar a Hoseok quien siempre fue su mayor y único rival en su vida. Matarlo estaba en sus planes, así que sólo había que dar una simple orden y Hoseok estaría muerto, pero Jungkook quería verlo morir. Quería sentir esa satisfacción de matarlo con sus propias manos y ver como la sangre salía disparada del cuerpo de Hoseok haciéndolo retorcer del dolor.
Porque a Jungkook le encantaba la sangre.
Le encantaba ensuciar sus grandes manos con ese líquido viscoso y espeso, y más de saber de quién provenía le causaba muchísima satisfacción.
Nunca tuvo un límite en sus acciones, pero sabía muy bien controlarse. Nunca tuvo un apoyo moral, pero sabía darse él mismo palmadas en su espalda. Jamás tuvo amor, pero...él mismo se lo daba.
Porque Jungkook nunca se enamoró.
Por más chicas que pasaban frente a él, por más chicas que venían a su oficina a intentar conquistarlo, él no tenía tiempo para llevarlas a comer, a salir de fiesta o hacer cosas de novios porque Jungkook tenía un deber y un motivo de vida.
Sus actos ilegales.
El pacto con la muerte lo protegió por mucho tiempo, incluso más de lo esperado. Pero ese sentimiento de angustia y de que algún día iba a morir en ciertas ocasiones lo invadía, le hacía recapacitar de todo lo que había hecho hasta entonces, lo hacía querer vivir una vida normal como los demás.
Pero Jungkook no era normal.
Así que, dejaba esos pensamientos de lado y enterrados en alguna parte de sus míseros sentimientos, seguía vendiendo sustancias ilegales, seguía matando, seguía viendo su cuenta bancaria aumentar a cada segundo...y eso era el sentimiento más poderoso en él.
Aún siendo un empresario y criminal también tenía problemas emocionales y en repetidas ocasiones el miedo lo cegaba, lo hacía perder la poca cordura que tenía llevándolo al hospital donde los médicos estaban sobornados para que no revelaran la verdadera identidad de Jungkook.
Algo de lo que también estaba consciente era que la divinidad no le iba a dejar pasar todos los pecados que ha cometido y muy probablemente tenía que ser condenado para dejar ir esa oscura y sombría alma llena de grandes pecados. Lo cual pasó, jamás se pudo librar de esa eterna condena, que en cierto modo cambió la perspectiva de su vida.
No fue hasta que decidió irse a su cabaña alejada de la ciudad, su muerte lo esperaba con brazos abiertos, pero él no lo sabía. Estuvo un par de horas más en la empresa y montó su auto deportivo donde en la carretera lo que creía imposible pasó.
Él iba a morir.
Oficialmente, esta historia a comenzado, intentaré hacer los capítulos más largos, debido a que contiene datos en los cuales tengo que hacer hincapié.
Esta idea surgió hace tiempo, hace algunos meses vi el k-drama Goblin y supe que quería hacer un libro similar, pero con mi propia trama. De hecho, hice varios borradores de ésta, hasta que uno de ellos me pareció más interesante. Además de que es un poco más larga de lo que acostumbro hacer.
Tiene algo de humor, romance, drama, pero el subgénero principal es espiritual. So, algunas cosas son reales, otras no necesariamente.
Disfrútenla :)
ESTÁS LEYENDO
Angel of Death ➳ Jeon Jungkook ✔
Espiritual¿Pueden dos ángeles de la muerte enamorarse? Por supuesto que no. Esa era la ideología del arcángel Gabriel, quien condena a Jeon Jungkook para ser un ángel de la muerte de por vida, después de morir. Pasan los años y Kim Hana asesina a su padre...