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Conducía excediendo el límite de velocidad, lo cual no le importaba porque al ver el retrovisor detectó que era perseguido y la única persona que haría eso es Jung Hoseok. Jungkook estaba consciente de todos los crímenes que había cometido, sabía que él iba a tener un final no muy bueno, que él no tenía un futuro asegurado como los demás. 

Un clima nublado con un cielo gris hacía la situación más espeluznante, así que apretó el acelerador y en cuestión de segundos el viento pegaba en su rostro secando la fina capa de saliva en sus labios y el sudor en su cuerpo que había originado por el nerviosismo que sintió al ver un vehículo ajeno justo atrás del suyo. Su mayor error fue bajar la velocidad del auto, dejando de sentir esa adrenalina que lo hacía sentir vivo, donde sólo bastaron unos segundos para sentir el impacto en la parte trasera de su auto y visualizó otro vehículo lo iba a chocar por el frente, disparando las bolsas de aire, las cuales  impactaron en el limpio y perfecto rostro de Jungkook, su sangre salía como un río de aquellas heridas en su cabeza. A lo lejos observó a Hoseok con una sonrisa ladina indicando que él había ganado el juego, el fue el ganador y Jungkook el perdedor porque oficialmente había perdido su vida.

Su muerte había sido rápida, pero no era la mejor y él lo sabía. Jungkook sabía o suponía todo lo que iba a pasar en su muerte, debido a terrores nocturnos donde le mostraban pequeños fragmentos de cómo sería el contexto en el cual moriría...y esos sueños no se equivocaron, ya todo lo que había soñado se estaba convirtiendo en realidad. Una cruda realidad que tenía que enfrentar.

De repente, su locación cambió y estaba en el camellon justo en medio de la carretera. Nadie lo notaba, era como si él estuviera convertido en un fantasma observando todo a su alrededor, su mirada se quedó inmóvil al divisar a su auto completamente destrozado, a Hoseok quien hacía balbuceos incoherentes al cuerpo muerto de Jungkook y justo a un par de metros de distancia divisó a un ángel de la muerte con una tarjeta entre sus manos. Éste era como una estatua, no articulaba movimiento alguno así que por inercia, Jungkook se acercó a él con una mirada curiosa sin dejar de ser sorprendida.

Los pocos conocimientos que tenía Jungkook acerca de lo espiritual no ayudaban a descifrar quién era exactamente ese sujeto vestido de negro con grandes alas negras que lo hacían ver fantástico. Pudiera ser un ángel de la muerte o un ángel negro, pero él quiso creer que era un ángel de la muerte.

—¿Jeon Jungkook? —le preguntó el antes mencionado observando la tarjeta con su voz rasposa como un cubo de hielo, además de sus ojos penetrantes con un aire  amistoso que reflejaban la poca luz solar que había.

—Así es. —asintió con la cabeza algo sorprendido y aturdido porque todo había pasado tan rápido que no le dio tiempo de asimilar las cosas.

—Vayamos a mi despacho, necesito decirte algo.

Y como si fuera teletransportación estaban en un pequeño cuarto con tonalidades amarillas y cuadros con formas geométricas, en un extremo estaba una diminuta cocina, enfrente de Jungkook una mesa de madera barnizada de un color café chocolate y una puerta a su lado izquierdo que le daba curiosidad a dónde llevaba.

—Has cometido cientos de pecados y por esa razón serás un ángel de la muerte, igual que yo.

—¿Qué? —murmuró por lo bajo, ya que no entendía la situación.

De un momento a otro Jungkook comenzó a sentir un dolor infernal en su espalda como miles de agujas clavándose en ella sin poder detenerlas, era un dolor por el cual se retorció hasta caer al piso, de ahí unas alas negras, muy grandes, brillosas, emplumadas salieron del centro de su espalda. Que hicieron sorprenderle de tan solo verlas, las tocó atónito donde sintió la superficie tan lisa, sin arrugas como si fuera terciopelo.

Angel of Death ➳ Jeon Jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora