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El frío de la habitación era insoportable para un mortal como la pelinegra, temblaba y en varias ocasiones palideció al grado de estar sin ni una gota de color en su rostro.
Sudaba frío, estaba empapada en sudor por el miedo y nervios que sentía al tener la presencia del mayor, además de la propuesta que le tenía preparada.

Así que, Gabriel comenzó explicando las consecuencias de sus acciones.

—Cuando tu cometes algún pecado de un alto grado, el destino de esa persona es ser un ángel de la muerte. Mataste a tu padre, pero en defensa propia, así que serás un ángel de la muerte sin tener alguna condena de por medio. —explicó Gabriel sentándose en la mesa de madera.

—No pienso seguir sus órdenes. —contestó enojada la pelinegra, ya que odiaba seguir instrucciones de alguna persona externa.

—Conozco a alguien que dijo lo mismo que tú y ahora lleva 10 años en esto —el mayor se refirió a Jungkook quién al principio se negaba rotundamente a ser un ángel de la muerte—. Eres un caso especial, si haces bien tu trabajo como ángel de la muerte serás liberada después de 3 meses, no podrás enamorarte sólo concentrarte en tu trabajo.

La chica lo pensó un par de minutos, solo serían 3 meses en el mundo de los muertos, ¿qué podría pasar? Ella no le veía nada negativo en esto, incluso podría aprender más cosas y llevar un ritmo de vida diferente.

Los dedos de Gabriel emitían un sonido hacia la mesa de madera que presionaba más a Hana. Decidió dejarse llevar por primera vez en su vida.

Ella hizo un asentimiento chiquito con la cabeza. Ambos estrecharon las manos indicando que habían cerrado el trato anteriormente acordado, ahora la pelinegra debía enfocarse en trabajar como un ángel de la muerte, que no era tan difícil sino bastante agotador.

Estuvieron hablando por un par de minutos más acerca de las cláusulas y reglas estipuladas que no debe de romper, además de que viviría en una casa asignada, al igual que como hicieron con Jungkook. Además de proporcionarle el reloj característico para intuir la muerte de una persona.

El último fue a su casa por el gran cansancio acumulado de las semanas anteriores, en las cuales no había descansado correctamente. Al llegar se fue directo a dar una refrescante ducha con el agua tibia, ya que no hacía mucho frío pero tampoco hacía tanto calor. Su baño fue interrumpido por el sonido del timbre que se expandió por toda la zona, haciéndolo enojar. Se cambió rápidamente para bajar al primer piso y abrir la puerta, encontrándose con una no muy grata sorpresa.

—¡¿Tu?!

—Sí, Hana —respondió Gabriel con la pelinegra a su lado—. Vivirá contigo de ahora en adelante. —sonrió y la chica se adentró a la casa con un semblante cansado sin siquiera Jungkook darle la autorización para pasar.

—No, me niego. —se opuso el menor que no tenía opción más que dejarla habitar en su solitaria casa.

Sin importarle nada, Hana observó toda la planta baja y alta, mientras Jungkook hacía caras de disgusto al tener a una desconocida en su hogar, estaba invadiendo su privacidad.

—Lo siento, sé que te gusta la soledad pero ya no tengo más casas disponibles, así que elegí la tuya porque es bastante grande, hay espacio suficiente para que Hana viva contigo.

—No tengo opción, ¿cierto? —preguntó Jungkook mirando al arcángel con una mueca de disgusto y enojo, pero era una orden de su superior así que tenía que acatarla.

—No. —el mayor hizo una sonrisa mientras iba a la cocina para robarle una taza de café. Hasta que segundos después decidió irse dejando a ese par solos. Juntos podían crear la tercera guerra mundial.

Angel of Death ➳ Jeon Jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora