El miedo a perder

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-¿Ya te sientes mejor?-. Comentó Aizawa, llevaba abrazándome unos minutos.

Después de esto me separé, acto seguido él tomó mi rostro y secó mis lágrimas con un pequeño paño.

-De verdad, lamento mucho el hacerle perder su tiempo-. Realmente me sentía mal por saturarlo con problemas que no le correspondían.

-Me ofendes al pensar que ayudarte es perder mi tiempo, ¿por quién me tomas?-. Colocó su mano en mi cabeza y revolvió mi cabello.

-¿Le parece si le invito algo esta tarde para recompensar el tiempo que estuvo conmigo?-. Hice la cara más tierna y convincente que pude.

-Agh, creo que no me puedo negar con esa linda cara-. Dijo con resignación pero en broma, si era honesta conmigo misma, comenzaba a encontrarlo muy tierno.

Salimos de la UA y nos dirigimos al café donde yo trabajaba, sería una sorpresa muy grata ya que le agradaban mucho los gatitos, y el café era temático de estos animales.

Al llegar él soltó una risa.

-¿Lo hiciste apropósito verdad? Sabias que me encantaban los gatos y por eso me trajiste aquí-. Su rostro mostró completa comodidad, después de esto abrió la puerta y me hizo un gesto para que entrara.

El resto de la tarde fue una de las mejores de mi vida, pasamos muchas horas hablando de nuestros gustos y notamos que había muchos en común. Era muy peculiar verlo tan relajado, riendo y siendo él mismo... se veía como alguien completamente diferente, y eso me encantaba; no es que el otro Aizawa me desagradara, pero era lindo ver sus dos lados.

Mi jefa fue muy amable al darme esa tarde libre, dijo que me la merecía e incluso invitó los cafés y postres de la tarde. Él se ofreció a acompañarme a mi casa para estar más segura y no me pude negar.

-Bueno, llegamos. Le agradezco mucho que me acompañara, la verdad esta tarde la pasé muy bien. Gracias-. Le dediqué una cálida sonrisa y él... bueno, él se sonrojo; aunque creo que fue producto de mi imaginación, ya que fue sólo un segundo.

-Yo también te agradezco niña, hace mucho que no me relajaba así. Pero no dejes que esto te distraiga, tienes mucho trabajo por delante-. Después de esto se despidió con un abrazo y se fue. 

Esa semana entrenamos todos los días y mejoré bastante. El tiempo que soportaba era muchísimo mayor que antes, mi manejo de energía y proporcion de los objetos era casi perfecto.

Ahora mismo me encontraba en un camión en camino hacia la U.S.J, para realizar una práctica.

Al llegar nos explicaron que realizáriamos unas simulaciones en distintas situaciones de desastres naturales. Nos separaron por equipos, a mi me tocó junto con Jiro y Momo.

Estuvimos tranquilos durante un rato cuando de pronto surgió una situación bastante inesperada. En el centro del gran domo salió una neblina negra de donde salieron muchas personas, todas ellas eran villanos.

Estaba apoyando a Jiro cuando me di cuenta de esto, sin pensarlo dos veces me aproxime para ver qué sucedía. Vi a Aizawa peleando contra dos tipos, uno venía por detrás de él y lo detuve lanzando una daga a su tobillo.

-¡Niña! No deberías de estar aquí, ve y apoya a tus compañeros-. Noqueó a otros tres, además de quitarle el quirk a uno con el que estaba peleando yo.

-¡No pienso dejarle pelar sólo!-. Con una cuerda tomé a dos villanos que se aproximaban a Aizawa y los dejé inconscientes en el suelo.

-No queda de otra, ven conmigo-. Atravesamos varias oleada de enemigos hasta que nos encontramos con un sujeto de pelo claro azuloso, su cara estaba cubierta por una mano y tenía otras más por su cuerpo.

El sujeto comenzó a hablar y dió un discurso bastante peculiar acerca de los héroes. En otra situación la yo de hace unas semanas lo habría escuchado, pero en este momento tenía una prioridad y era apoyar a Aizawa.

Después de que dejó de hablar un sujeto enorme salió de la neblina, era sumamente grande y se veía horrible. Era una especie de mutación extraña, yo me paralice un poco por el miedo, su presencia era intimidante.

Aizawa notó esto, con la vista fija en el enemigo él comentó

-No es necesario que estés aquí, no quiero que algo te suceda-. Realmente me molestaba que me tomara por alguien débil, no dije nada y continúe a su lado.

El gran mounstro atacó a Aizawa, yo me hice a un lado y me encargué de unos cuantos enemigos que quedaban. Al principio el profesor tuvo la situación bajo control pero conforme todo avanzaba se tornó más difícil.

Llegó un momento donde la cosa enorme (que habían llamado "nomu") tenía a Aizawa contra el suelo y lo golpeaba una y otra vez.

La furia se apoderó de mi, sentía mucha impotencia ante esa situación, Aizawa estaba sufriendo y todo por mi debilidad. Decidí no quedarme sólo mirando, visualice los posibles escenarios.

El sujeto de pelo azul tenía un quirk bastante fuerte, él podía desintegrar lo que tocara, así que ir hacia él no era una buena opción. Podría inmovilizarlo pero mi objetivo en ese momento era salvar a Aizawa. Lancé unas dagas pero el mounstro ni se inmutó, así que opté por inmovilizar, pero para eso debía de acercarme.

Utilicé mi agilidad para posicionarme en un lugar adecuado, pero cuando estaba a punto de atacar la mano del nomu se levantó y golpeó todo mi pecho.

Realmente no supe qué tantos metros recorrí, sólo sentí un dolor en todo mi cuerpo al estrellarse contra la pared, caí muy lejos de ellos. 

Todo el aire salió de mis pulmones, me costaba respirar, a pesar de esto intenté levantarme. La sangre escurriendo de mi cabeza comezó a obstruir mi visión.

Tenía miedo, miedo de perderlo, de no ver de nuevo a esa persona que tanto me apoyaba. El coraje creció dentro de mi, pero mi cuerpo no respondía.

Lo último que vi fue un rayo de color ¿azul? ¿Verde? Realmente no pude distinguirlo, después de esto me hundi en una profunda oscuridad.

Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora