Un ser sin propósito

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Nunca me pareció cómodo el sofá donde dormía, era viejo y provocaba dolores que duraban hasta 1 semana.

Ignorando la obvia incomodidad que me provocaba el mueble en cuestión me recosté y miré hacia el techo, completamente blanco y con algunas grietas.

Mi respiración se tranquilizó, fue una semana especialmente difícil, encontrar trabajo cada vez me  era más complicado. Normalmente no estaba durante mucho tiempo en el mismo lugar, era casi un récord el haberme quedado dos semanas en aquel restaurante, del cual hace unas horas me habían echado. 

Estaba comenzando a cansarme,  mentalmente me encontraba  desgastada, el hecho de los contantes cambios de trabajo y ambientes me sentaba muy mal.  A pesar de todo intentaba seguir, aunque me había dado cuenta de la porquería de mundo en la que vivía. 

Todos idolatraban a los héroes, diciendo que nos salvarían, que hacían de el mundo un lugar más seguro y digno para vivir. Se nota que ninguno de esos idiotas sabía lo que era vivir en las calles, sin conocer realmente qué rumbo tomar, pidiendo a gritos un salvador que nunca llegó. 

Muchas noches la pasé en vela intentando convencerme de que aquellos a quienes llamaban "héroes" eran verdaderos puntos de apoyo, desgraciadamente no lo conseguí.  

Poco a poco el cansancio se hizo presente, sentía mi cuerpo muy pesado y mis parpados se cerraron. 

A la mañana siguiente me levanté sin muchas ganas, el hecho de salir a buscar empleo se había convertido casi en una rutina. Y bueno, tomando en cuenta que sólo tenía 16 años convertía esa actividad en un verdadero martirio. 

Algo que realmente me molestaba al momento de solicitar trabajo era que te preguntaban acerca de tu Quirk (particularidad), muchas veces me rechazaron por esa razón, no es como que fuera a matar a alguien (que ganas no me faltaban en algunas ocasiones). Entiendo perfectamente que muchas veces el Quirk de las personas puede ser útil, pero el hecho de poseer uno que no encaja en sus estándares no les da el derecho de tratarte como escoria. 

Con el paso del tiempo aprendes a ignorar a las personas, al final siempre estas solo en este mundo, así que los demás no importan. 

El ruido de las calles me sacó de mi palacio mental, todas las personas que caminaban en la acera se veían muy felices, casi sin preocupaciones.  Yo sólo me limité a mirar el suelo, enfocada en cada paso que daba. Después de un rato de caminar sin rumbo me senté en un banco de un parque, miré lentamente a mi alrededor, el sonido de mi estomago quejándose me recordó que no había comido nada desde que me levante. 

Vi un pequeño lugar donde vendían comida y me acerqué,pedí un sándwich sencillo,y me dispuse a comerlo en un prado abierto en un sitio apartado del parque.Por alguna razón sentía que alguien me observaba.

 Esa constante incomodidad de ser vigilado perduró hasta que terminé mi desayuno, por eso mismo estuve en el pequeño prado un tiempo más, sólo que mi guardia ahora ya estaba alta.  Un ruido proveniente de mi lado derecho hizo que solidificara una daga de sangre y la lancé. La persona saltó del los arbustos y se quedó parada a unos 4 metros de mí. 

- ¿Se puede saber tu propósito aquí?- dije de la manera más amenazante que pude. 

El tipo no respondió, llevaba una camisa blanca de manga larga que llegaba hasta su cadera, unos jeans sencillos y zapatos negros. Tenía la mitad del rostro cubierta por una especie de horripilante mascara. 

Después de mirarlo un rato lo pude distinguir, había salido en el noticiero de hace unos días, pertenecía a una banda que traficaba con diversas partes humanas en una especie de mercado negro. 

El sujeto creó a su alrededor unas esferas que parecían ser de metal, sin pensarlo dos veces las lanzó hacia mi; las esquive pero una casi me da una en el brazo izquierdo.  Cuando tuve una pequeña oportunidad de actuar lo hice, solidifique mi sangre en una cuerda y corrí hacia los arbustos de detrás de el, tantos años en las calles te vuelven muy hábil y ese día me sirvió bastante.  me lance hacia el con la intención de atraparlo, pero logro evitar mi ataque, de un momento a otro sentí como el aire salio de mis pulmones, caí en el suelo después de este golpe. 

Se acercaba poco a poco y la falta de oxigeno comenzó a nublar mi visión, instintivamente lo que hice fue patear su tobillo y el hombre se tropezó. Intente recobrarme un poco y me levanté con dificultad, después de eso él rodó y se levantó de nuevo. Justo cuando sus esferas estaban a punto de golpearme solidifiqué una pared de sangre lo suficientemente gruesa para, al menos, reducir el impacto.

 Esto hizo que gastara mucha energía y caí al suelo de rodillas, el tipo estaba acercándose a mi, cuando de pronto fue atrapado por una especie de enredadera, pero estaba hecha de madera. 

Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora