Advertencia de abuso. ⚠️
El peso de aquel hombre encima mío impedía cualquier movimiento de mi parte, la impotencia subía como fuego por todo mi débil cuerpo. Los constantes besos en el cuello provocaban que mi estómago diera un vuelto del desagrado, su respiración acelerada y sus manos recorriendo mis caderas, toda la situación era irreal.
Para mi desgracias yo solía usar faldas como vestimenta diaria, eso sólo facilitó su tarea para indagar más allá, el lugar dónde sólo un hombre se había aventurado. Intentaba gritar con todas mis fuerzas pero me encontraba amordazada, la garganta ya me ardía de todo el inútil esfuerzo de suplicar.
-Sé una buena niña y haz las cosas más fáciles para mí quieres?- Negué furtivamente, mis sentidos estaban nublados, como si mi cabeza se encontrara bajo el agua.
Un golpe fuerte en mi rostro hizo que las lágrimas salieran incontrolables, el ardor pronto se hizo presente.
-Si no quieres por las buenas lo haremos a mi manera entonces- Comenzó a desgarrar cada prenda, me movía sin control para evitar esto pero al final los efuerzos eran en vano, era un situación que desgraciadamente no podría evitar.
Quedé completamente expuesta ante él, la vergüenza pululaba por mi pecho, estaba tan decepcionada de mi misma, me sentía sucia y ultrajada. Él sólo se limitaba a observar de la misma forma tan despectiva de un cazador admirando su reciente presa. La lujuria brillaba en sus ojos, a pesar de lucir tan muertos y sin vida se podía percibir su deseo tan primitivo y carnal.
-Ahora entiendo todo, vaya pedazo de suertudo ese imbecil- Comenzó a tocar mis pechos, más bien, a rasgunñar, morder y marcarlos. Mordi el pedazo de tela en mi boca como reacción al dolor, sus uñas se enterraban en mis caderas mientras se encargaba de dejar marcas visibles por todo mi cuerpo, mordidas, chupetones. Parecía como si estuviera marcando todo como su propiedad, como si su objetivo fuera dejar un recordatorio de su presencia a la siguiente persona que estuviera conmigo.
Por dentro sólo una frase retumbaba en mi mente Lo siento, Lo siento, Lo siento, Lo siento, una y otra vez, cada palabra dedicada a Shota. Me negaba a pensar que esta situación se estaba llevando a cabo, deseaba con toda mi alma creer que todo era una terrible pesadilla, una alucinación producto de alguien más.
Una vez él terminó de hacer su trabajo de "marcar" escuché el sonido de un cierre, mi cuerpo se paralizó, no puedo describir el terror que invadió mi cuerpo en ese instante. Intenté actuar, debía tratar, hacer el esfuerzo. Movi mis piernas para probar mi suerte y ver si lograba levantarme, pero un golpe en la boca del estómago ahogó toda esperanza. El aire se salió y sentí como un calambre se expandía.
-Ni creas que te vas a escapar cachorrita, no pienso desperdiciar ni un segundo contigo- Podía percibir su dureza contra mí, comencé a hiper ventilar, me encontraba fuera de si, en cualquier momento caería desmayada.
Desgraciadamente él se percató de la situación y retiró la mordaza de mi boca para que pudiera tomar mejor el aire, pero sólo duró unos segundos cuando la volvió a colocar en su lugar.
Sin lugar a ninguna oportunidad y sin previo aviso él entró, un dolor cruzó toda mi columna y mi cadera, podía jurar que casi sentía cómo me partía en dos. Negué una y otra vez, lloraba sin control alguno y mi cuerpo temblaba por el agotamiento, el miedo, el coraje, y todo lo negativo que se pudiera añadir ahí.
-Mierda! Estás demasiado apretada, de verdad eres algo para no desperdiciar- Dijo con la respiración entrecortada por el mórbido placer que todo le provocaba.
Sus embestidas eran crueles y sin lugar a descanso, sus manos alrededor de mi cintura provocando que llegara tan profundo que mi estómago se revolvió.
Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, ¡¡LO SIENTO!!. MIERDA PERDÓNAME SHOTA POR FAVOR.
Cada centímetro de mi cuerpo, mi mente, mi alma, todo anhelaba el perdón del hombre que robó mi corazón. No podría verlo de nuevo, ya no le pertenecía, él no merecía estar con alguien tan deprobable como yo. Los recuerdos con él escurrian por mi mente, su toque, su hablar, su hermosa sonrisa iluminada con la tenue luz del atardecer. Cada te amo, resonaban como gritos lejanos, cada uno retocado con tanto sentimiento que sentía cómo mi corazón anhelaba correr hacia ellos.
Intentaba no volver a la realidad pero era inevitable. Él me tomó para cambiar de posición, mi rostro se encontraba contra el suelo y tiró de mi cabello, cerré con fuerza los ojos debido a la molestia.
Él no paraba, incluso cuando llegó al clímax, no salió ni se detuvo. En la habitación sólo se escuchaban sus miserables gemidos y mi triste llanto ahogado por la prenda en mi boca. Daba dolorosas nalgadas de vez en cuando, el ardor hizo que me percatara de las herida que provocó por todo mi cuerpo, las rodillas completamente lastimadas y con cortaduras abiertas debido a la dureza del suelo y la fuerza de sus movimientos.
-Pero que mierda! Eres mucho mejor de lo que esperé, una perra excelente- Comenzó a ahorcarme por detrás, sinceramente ya me había rendido desde hace un rato, mi cuerpo simplemente era un saco sin sentido ni emoción.
Lo siento, lo siento, lo siento.
Era lo único que escuchaba, nada más, un aturdimiento que se llenaba simplemente de esta frase. Incluso ya no percibía el dolor, sólo sentía mi cuerpo moverse, las lágrimas se negaron a salir de nuevo.
La vista comenzó a nublarse, me imagino que por la presión ejercida en mi cuello, aunque estaba agradeciendo el gesto, tal vez así me desmayaria, pero se detuvo, evitando ésto último.
Susurraba cosas a mi oído pero no pude captar ni una sola palabra, mi mente se encontraba vagando, lo único que veía era a Shota, sonriendo, caminando hacia mi.
Sh... Shota.
Lo único que salió de mis labios, más que un nombre era una súplica, un perdón, un anhelo, un resentimiento, un te amo.
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Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]
Fanfic-¡Lamento mucho el amarlo! No es mi culpa que mi corazón se haya atado a usted.-. Poco a poco las lágrimas comenzaron a salir, mi rostro ardía y mis manos comenzaban a doler debido a que encaje mis uñas en la palma. La vida da muchas vueltas, alguna...