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-Me alegra mucho que estés viva, cuando nos enteramos de tu secuestro literalmente todos entramos en pánico- Dijo Jirou mientras daba un bocado a su almuerzo.

Me sentía algo cansada de las constantes pláticas del tema, no deseaba recordar por completo, pero era casi inevitable. Todos se acercaban para cuestionarme acerca de los hechos, tanto estudiantes como maestros, yo solo negaba con la cabeza y proseguía a alejarme. Las únicas personas con las que logré entablar una conversación al respecto eran Jirou y Sen, obviando el hecho de que mi psiquiatra también sabía.

Estaba viendo atentamente el sandwitch en la pequeña bandeja frente mío, el mundo empezó a tornarse borroso y atemporal. Sentía pequeños golpes en mi cuerpo y apretones, ardor en mi interior y mucho terror. Esa sensación se volvió un hábito que se repetía varias veces al día, como atisbos del pasado que se presentaban ante mí, aleatorios y siempre cazando en mis momentos de vulnerabilidad. Eran islas que me alejaban de la realidad y me sumergían en un círculo de tortura que no terminaba.

-T/N ¿todo bien? Te fuiste de nuevo- No era la primera vez que me sucedía, así que las personas solo esperaban a que terminara mi ensoñación. Asenti y fingi una sonrisa, me quemaba este acto, hace semanas que no lo hacía por voluntad propia con alguien que no fuera Shota.

El sonido del timbre llamó la atención de todos, con calma nos levantamos de la mesa para dirigirnos al salón para continuar con las clases. Llevaba unas dos semanas de retomar mi vida de nuevo, cosa que me costó más de lo que creería. Para mi fortuna un hombre extraordinario era mi soporte perfecto para salir adelante.

Shota se "mudó" a mi apartamento un día después de ser dada de alta, insistió en no dejarme sola y estar al pendiente de mi estado las veinticuatro horas; inclusive trajo a Sophie, la cual se acopló perfectamente con Howl en cuanto se conocieron. Yo traté de evitarlo ya que podría dañar su reputación, su carrera como héroe y profesor, cosa impensable para mi; pero mi obstinado hombre se negó, dijo que no le importaba nada que no fuera yo, mi bienestar era su principal prioridad en esos momentos.

Durante los recesos y cambios de clase se acercaba a mí para hablar y conocer mi estado, me acariciaba la cabeza y cuando nadie veía me abrazaba, era tan tierno que hacía olvidarme de todo cuando estaba en sus brazos. No podía describir con palabras o incluso pensamientos lo agradecida que estaba con él, cada centímetro de mí gritaba de alegría al verlo, al estar con él, al sentir sus caricias y su mirada llena de amor. Debido a todo lo ocurrido él no se sobrepasaba conmigo, incluso durmió en el sofá la primera semana para que no me sintiera incómoda, pero después yo le dije que compartieramos cama; su respiración lenta y su brazo sobre mí me ayudaba a conciliar el sueño, las pesadillas pararon, como si él fuera un escudo repelente de lo negativo.

Añadido a todo él también había mejorado, la culpa que lo carcomia por dentro se hizo menor con el pasar de los días y el tiempo que compartíamos juntos, yo me dedicaba todos los días a recordarle lo mucho que lo amaba y que mi corazón le pertenecía. Me sentía plena a pesar de todo, él me hacía sentir así.

Una vez llegamos al salón él estaba ahí como de costumbre, recargado en el pizarrón con los brazos cruzados y cara de sueño, la vista que me hizo enamorarme de él en su momento. Nuestras miradas se cruzaron, una sonrisa se formó en su rostro, una que, a pesar del silencio, decía mucho más que la simplicidad de las palabras. Quería correr, aferrarme a su cuello y besarlo, hacerlo sentir tan bien como él me hacía sentir a mi. Le sonreí de vuelta, haciendo que el brillo de sus ojos aumentara.

Suspiró de forma sonora y comenzó a hablar.

-Bueno chicos, me imagino que sabrán que el examen para su licencia provisional será en unos días; debido a esto trabajarán más duro y perfeccionaran sus habilidades en el tiempo que nos resta. Los veo en el campo para comenzar el entrenamiento.- Todos comenzaron a moverse, se escuchaban murmullos y una que otra risita. Estaba a punto de levantarme cuando una mata de pelo verde apareció frente a mi.

-¡Hola! Disculpa si te molesto, solo quiero decir que... ¡te admiro mucho! Es impresionante que salieras viva de ahí, además escuché que usaste tu quirk de forma espectacular como la última vez. ¡Serás una heroína excelente!- Dijo esto último con un entusiasmo exagerado y una sonrisa de oreja a oreja. Midoriya siempre fue un chico peculiar, pero nunca creí que diría algo así de raro.

-G-gracias- Dije de forma tímida, de nuevo las memorias acechaban como un cazador furtivo.

Después de decir esto hizo una reverencia muy pronunciada y salió corriendo. Ese chico de verdad era un caso único.

Estaba a punto de salir por la puerta cuando una mano en mi hombro me detuvo. Una sensación conocida, tanto la apreciaba que la podía reconocer en cualquier situación.

-Hola amor ¿cómo te encuentras?- Yo lo abracé, me importó poco si alguien nos veía, lo necesitaba. El correspondió, sentía su respiración y cómo su corazón se aceleraba debido a nuestra cercanía.

-Te amo- Dije, nunca me cansaba de repetirlo. Cuando estuve cautiva tuve miedo de no ser capaz de decírselo de nuevo, por eso cada que tenía oportunidad se lo recordaba.

-Y yo a ti gatita, no tienes idea cuánto- Se apartó de mí y dejó un beso en mi mejilla.

-Te detuve para preguntarte acerca del entrenamiento, todavía estás recuperándote de tus heridas y no qui...- Puse un dedo en su boca para interrumpir, no quería que terminara la frase.

-No te preocupes. Quiero practicar y superarme para ser la mejor Pro Hero, ser capaz de protegerme y protegerte a ti.- Le sonreí de forma retante, él en respuesta sonrió y arqueo su ceja.

-Bueno, supongo que no te puedo detener, pero si veo que algo sale mal no dudaré en quitar tu Quirk ¿Entendido?- Yo me reí y le di un beso rápido en los labios.

-Entendido Sensei. Ahora, ¿una carrera hasta el campo de entrenamiento?- El sólo cerró los ojos y suspiró.

-Estoy cansado, todavía no tomo mi siesta y olvidé mi saco de dormir en la sala de maestros- Yo sólo tomé posición en el pasillo y heche a correr.

En ese momento escuché unos pasos veloces detrás de mi, sonreí, a pesar de todo él nunca me dejaría ganar, llevaba invicto desde que comencé este jueguito al inicio de nuestra relación. El viento soplo y movió mi cabello, el sol reflejado en los enormes cristales y el aroma del césped me hizo sentir viva.

Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora