Reservar las emociones

2.4K 277 98
                                    

Entré al salón dispuesta a pelear si era necesario, pero al llegar no había nadie. Aizawa no era famoso por ser puntual, así que decidí sentarme a esperar, no tenía intenciones de dejarle ganar esta especie de pelea estúpida.

Empezaron a transcurrir los minutos y no llegaba, comencé a dibujar un poco, después puse música, recorrí el salón, hice unos garabatos en el pizarrón. Después de una hora decidí que ya me había cansado de esperar, así que me dispuse a salir.

Eran aproximadamente las tres y media de la tarde, si llegaba a tiempo podría descansar un poco en mi apartamento antes de salir a trabajar. Mis pensamientos fueron interrumpidos por algo que me inmovilizó, no podía mover mis brazos.

Bajé la vista y me di cuenta en el problema que me había metido, lo que me sujetaba era una bufanda gris, sabía perfectamente a quién le pertenecía.

Aizawa me atrajo hacia él, yo estaba en pánico porque, aunque no había merecido el castigo, salí de detención antes de tiempo.

Me acercó mucho hacia él, con el rostro algo serio me dijo con un tono muy grave y de manera lenta.

-¿A dónde crees que vas niña?-. Estaba boquiabierta, se veía mucho más amenazante que de costumbre, me sentía como una presa a merced de su cazador.

-Es que... usted, usted no llegó y creí-. Me costaba pensar al estar tan cerca de él.

-No no no, ese tipo de actitudes no las puedo tolerar-.

Se acercó mucho a mi oído y susurró

-Parece que alguien quiere más días de castigo-. Yo realmente estaba muy confundida, ¿qué eran ese tipo de comportamientos? Estaba pensando que él había perdido la razón, pero si era honesta no me desagradaba lo que hacía.

-Dos días más de detención, espero que de esa manera aprendas a seguir indicaciones-. Se alejó de golpe y se fue. Yo me quedé en el pasillo completamente perpleja, el corazón estaba a punto de salír de mi pecho y mi rostro estaba muy caliente.

Una vez que volví a la tierra caminé hacia mi apartamento, casi iba corriendo y no tenía idea del por qué de mi prisa. Entré rápidamente y me recoste, miré el techo por mucho rato intentado procesar lo que había sucedido.

Mis emociones eran una mezcla perfecta entre confusión y molestia, a fin de cuentas me castigó dos días más. Sentí un peso en el estómago, era el pequeño Howl, se estaba acercando a mi rostro, se restrego un poco y comenzó a ronronear.

Eso me distrajo, supongo que no pensar mucho las cosas era la mejor opción, al final no podía cambiar los hechos y me iría peor el no asistir a la detención.

Durante mi jornada de trabajo pude relajarme un poco, había hecho una amiga muy buena ahí, su nombre era Sen. Ella siempre estaba al tanto de mis relaciones y se interesaba mucho en mi.

Yo desarrollé mucha confianza y le contaba casi todo, ese día notó mi comportamiento algo peculiar.

-¿Segura que no sucedió nada? Normalmente no te ves tan afligida, cuéntame-. Dijo de manera animada mientras limpiaba una mesa, estábamos ya por cerrar y yo me encontraba barriendo.

-Agh, está bien, sólo que no puedes comentarle a nadie ¿entiendes?-. Sabía que ella no diría nada, tenía pocos amigos y ellos eran muy buenas personas. Con algo de pena le platiqué la situación.

Intenté evitar los detalles acerca de mi reacción, Sen era bastante intuitiva y no quería que malinterpretara todo.

-!No puede ser! Jajajaja ¿de verdad hizo eso? Tienes una suerte muy extraña-. Me dió un pequeño golpe en el brazo y me guiño el ojo.

-¿De qué hablas? No entiendo por qué crees que tengo suerte-. Sen tenía mucha experiencia en relaciones y amistades, por eso muchas veces no entendía las cosas que comentaba.

-Bueno, creo que sus intenciones son algo más allá de castigarte. No lo sé, tu misma dices que siempre tuvo un apego extraño hacia ti, y a lo que me comentas tu le correspondes. ¿Me equivoco?-. Sus palabras me hicieron reflexionar, ella tenía razón, siempre fue apegado a mí a pesar de los regaños y lo duro que podía ser.

Y en cuanto a mí, era cierto el afirmar que me agradaba estar con él, lo miraba bastante.

-Igual eso no está bien, es mi maestro y es mayor que yo. Tal vez soy un año más grande que los de mi grupo pero sigo siendo menor...- Me metería en problemas si algo así sucede.

-Bueno en eso tienes razón, pero no se ve una mala persona, sus emociones se perciben bastante reales. Sólo ve con cuidado y cuéntame todo lo que suceda ¿ok?-. Era imposible no contarle mi vida, la apreciaba bastante y era a la única que le tenía confianza.

Ese día decidí ir a cenar a un restaurante después del trabajo, invité a Sen pero me dijo que tenía algo que hacer en su casa. Me dispuse a dirigirme a un establecimiento cerca del centro, hace mucho que no comía en un lugar así.

Entré al lugar, era bastante bonito, elegí una mesa que se encontraba en una terraza. La vista era hermosa, una panorámica de las calles de la ciudad iluminadas de una forma tan espectacular que me reconfortó.

Pedí una pasta que se veía deliciosa, comencé a recorrer mi vista por el lugar. Era muy amplio con una iluminación amarilla combinada con un tapiz rojo en la pared, su mezcla era cálida y sublime.

Las mesas tenían manteles blancos, miré una en específico que tenía una botella de vino y una copa con el líquido casi por acabar. "Alguien debe de ocupar esa mesa" pensé, tal vez fue al baño o se acaba de retirar.

En eso una figura se aproxima a ella y toma asiento, era nada más que Aizawa, esa persona con la que tanto pensaba.

Nuestras miradas se cruzaron por un milisegundo, pero la retiré rápidamente. Comencé a sentir mucha pena y mi rostro completamente rojo.

Esperaba que no se acercara, y efectivamente no lo hizo. El resto de la cena la pasé tranquila, lanzando pequeñas miradas a la mesa donde se encontraba el peli negro.

Después de terminar me levanté con prisa y me dirigí a la puerta, pero mi bolso se calló. "Espero que nadie lo tome, y menos él, no quiero caer en ese cliché" así como mi pensamiento cruzó mi cabeza éste se hizo realidad.

Aizawa se encontraba detrás de mi con mi bolso en su mano.

-Vaya, esta escena es un poco cliché de película ¿no crees? Bueno, si seguimos el guión a mi me toca decir "creo que se te calló esto"-. Tengo que admitir que me provocó algo de gracia su forma de pensar. Tomé el bolso con cuidado.

-Gracias, la verdad es que no creí verlo aquí y menos solo...-. No se veía el tipo de persona que sale mucho, y menos a un restaurante, apostaría verlo primero en un bar o algo así.

-Bueno, tengo que admitir que aveces me agrada darme gustos, y me agrada mucho el vino que tienen aquí. Además, creo que podría hacerte la misma pregunta ¿no crees?-. Tenía razón, yo tampoco era una persona de este tipo de comportamientos.

-Si, la verdad tenía ganas de pasar un tiempo conmigo, estoy muy ocupada últimamente y casi no puedo disfrutar-.

-¿Sola? ¿No tienes amigos que te acompañen?-. Comenzamos a caminar, realmente no supe hacia dónde, pero la compañía era agradable.

-Bueno, no tengo muchos amigos con quién salir así que... y usted ¿no sale con alguien?-. Noté una tensión de su parte al realizar la pregunta.

-¡Perdón! Fui muy imprudente al decir eso, es sólo que no sé, me parece raro que un hombre como usted esté cenando solo-. Él se detuvo de golpe, yo giré para mirarlo.

-Tranquila, supongo que la curiosidad a tu edad es normal. La verdad es que no soy muy bueno ligando así que... dejémoslo en que estoy reservando mis emociones para cuando llegue alguien. No, no me gustaría cargar a alguien a la vida que llevo, es bastante peligrosa, no me gustaría perderla.- Acarició mi cabeza, ese gesto comenzó a hacerce algo común y empezaba a agradarme mucho.

-Usted puede proteger a esa persona, pero... ¿quién lo protege a usted?-. Tomé su mano que aún estaba en mi cabeza y la acaricie un poco.

Él parecía muy sorprendido, como si una revelación hubiera llegado de golpe.

Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora