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Tenía mucho miedo de entrar a clases, después de lo sucedido ayer mi estado mental estaba bastante atolondrado.

En cierta parte me sentía un poco aturdida, los nervios, el nudo en la garganta, el peso en el pecho y el cosquilleo en el estómago; todo esto síntoma de sólo realizar un paso para entrar al salón.

Ya había bastantes personas en el aula al momento de ingresar, me propuse a no llegar temprano para evitar situaciones desagradables. Completamente ajena de mis compañeros simplemente tomé asiento en silencio, Jiro intentó sacar conversación pero yo la evité a toda costa.

Al momento de que el peli negro ingresó al salón sentí una punzada bastante peculiar en el pecho, lo vi durante unos segundos y después no continué, debía distraer mi mente de todo el desastre que había creado.

El esfuerzo que hice durante clase para concentrarme fue demasiado, me daba mucha pena al mirarlo, era un recordatorio automático de la anterior tarde.

-Oye, quería hablar contigo en privado después ¿está bien?- Dijo Jiro por medio de una pequeña nota para evitar reproches por parte del profesor. Entiendo que últimamente me eh distanciado bastante de las personas, me concentré mucho en la situación entre Aizawa y yo que olvidé en cierta parte cosas de mi rutina.

Me atrevo a decir que incluso Howl notaba mi ausencia mental, el pobre siempre se acurrucada junto a mi y se la pasaba ronroneando, aveces me miraba fijamente, probablemente el instinto de los animales les hace saber cuando algo está diferente.

Por fortuna sobreviví a las clases teóricas, pero todavía faltaba el entrenamiento, debido a que mis heridas estaban sanando muy rápido comencé a integrarme poco a poco. Ahora mismo mis movimientos eran tan fluidos como antes y el dolor era mínimo.

Justo antes de entrar al gimnasio Jiro me tomó del brazo y me llevó a un lado de la puerta de entrada.

-¿Se puede saber qué te sucede mujer? Desde hace unas semanas que te veo extraña, como si no estuvieras en este mundo-. Me apena que me recuerden lo obvio de lo peculiar de mi estado mental.

-Lo siento, es que no me siento muy bien desde el incidente en el USJ. Muchas cosas pasan por mi cabeza-. Tenía que encontrar una excusa creíble, aunque mentir nunca fue algo difícil para mí.

-Tienes que tranquilizarte, hiciste lo que estuvo a tu alcance no debes de exigirte de más.-. Y pensar que cada momento se hacía más incómodo todo, literalmente mi corazón de encontraba en una tormenta sin saber en dónde terminaría .

-Si, es cierto. Gracias por preocuparte, haré mi mayor esfuerzo.- Sonreí para clausurar este intento de ocultar todo el bulto de emociones pasando por mi corazón.

Ella también me sonrío, seguido de una palmadita en la cabeza y se fue. Entré con menos emoción que un niño en clase de leyes, pero debía hacerlo.

Durante todo el entrenamiento Aizawa fue sumamente molesto, me reprochaba por todo y parecía que yo era la fuente de su enojo. A pesar de todo esto no me dirigía la mirada, evitaba por completo el estar cerca de mi.

Sentí un peso en el pecho, una incomodidad y furia basante grandes, intentaba hablar con él pero sólo me ignoraba una y otra vez, como si mi presencia fuera completamente nula y sólo quedaran mis fallos.

Este comportamiento duró dos días más, un constante intercambio de expresiones de desagrado y decepción por ambas partes, yo seguía mostrando respeto pero evitaba lo más posible el estar con él.

Pero en el fondo yo estaba consciente que sólo lo hacía por orgullo, no me agradaba tener esa actitud contra él, muchas veces tuve el impulso de gritarle y exigir que me explicara sus razones de estar así. Tuve insomnio esos tres días, toda la noche mi cabeza era un mar de pensamientos negativos, una culpa constante era la protagonista de la mayoría de ellos.

Sen me preguntó acerca del tema, pero no quise soltar una palabra, aún así ella sabía perfectamente lo que pasaba.

-Me sienta mal que estés así, la verdad es que mereces ser feliz y necesitas arreglar la situación-. Dijo después de obligarme (literalmente me amenazó con un tenedor) a decirle toda la verdad.

-Es que siento que soy yo, ¿Para qué hablarle? De seguro sólo me considera una persona deplorable por mis acciones-.

-Si me preguntas, no creo que amar sea algo deplorable-. Acarició mi espalda en forma de consuelo, estábamos sentadas en el suelo, en la parte trasera de la tienda.

-Soy una persona muy estupida por amarlo, habiendo tantas personas de mi edad-. Acepté esos sentimientos la noche anterior, a pesar del beso algo dentro de mí me limitaba a comprender por completo mis emociones.

-Algo que debes entender es que el corazón elige de maneras muy diversas, no puedes culparte por amar a alguien. Tal vez es un consejo muy cliché, pero sigue lo que creas más conveniente y te haga feliz. Si ahora mismo la intriga de saber qué piensa es la fuente de tu incomodidad debes conocer la verdad, así podrás estar tranquila-.

Ella tenía mucha razón, supongo que el conocer las emociones de otros te brinda algo de conocimiento en empatía.

Decidí acabar con esta situación al día siguiente, realmente no me importaban las consecuencias, si me expulsan, si él me odia, lo que sea, estaba dispuesta a aceptarlo.

Después de terminar el entrenamiento me quedé hasta el final en el gimnasio, él estaba a punto de retirarse cuando, con el corazón en la mano, decidí hablar.

-Profesor Aizawa, ¿puedo hablar con usted un momento?-. Cada palabra eran cuchillas, la presión en mi pecho me impedía que respirar y mi cabeza comenzaba a dar vueltas, aún así mi ser no flaqueaba.

No dijo nada, sólo me miró y cruzó los brazos dando permiso para que hablara.

-Yo... yo quiero saber la razón de su comportamiento. Entiendo lo que sucedió pero, creo que no es una razón para que se porte así conmigo-. Agache la cabeza, conforme las palabras salían bajaba la intensidad de mi voz, al final parecía casi un susurro.

Colocó su pulgar y el índice en el tronco de su nariz, cerró los ojos y suspiró muy profundo, luego soltó:

-No hagas esto más difícil, por favor-. La furia comenzó a hervir dentro de mi pecho, poco a poco las palabras salieron sin filtro.

-¡No entiendo a qué se refiere! ¿Qué piensa de lo que pasó? ¿Acaso me considera un asco? Es por eso que me evita y no quiere hablarme.-. Alcé mucho la voz, las emociones eran tan intensas que me importaba un bledo que alguien escuchara.

-¡Lamento mucho el amarlo! No es mi culpa que mi corazón se haya atado a usted.-. Poco a poco las lágrimas comenzaron a salir, mi rostro ardía y mis manos comenzaban a doler debido a que encaje mis uñas en la palma.

La persona frente a mi se veía altamente consternada por la situación, pena, miedo, nervios, enojo, nada de eso importaba, la bomba que estaba en cuenta regresiva por fin detonó.

-!Lamento el hecho de ser tan feliz a su lado, de querer pasar tiempo con usted y sentirme amada, de que alguien se preocupe por mi! ¡¡Perdón por el hecho de que llenó el hueco que faltaba en mí!!-.

Rápidamente sentí una mano rodeandome por la espalda, en cuestión de segundos nuestros labios se juntaron. El shock evitó que reaccionara, lentamente todo lo que cargaba, la amalgama de emociones que se desarrolló poco a poco se fue.

Quedó simplemente una calidez, correspondí el beso de manera torpe, quería abrazarlo pero mis brazos quedaron atrapados entre nuestros cuerpos. La acción era muy cálida, como si mis problemas de pronto se solucionaran.

Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora