Entrenamiento y gatitos

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Era una día normal, por la mañana tuvimos clases teóricas y de Inglés con PresentMic. Después de esto realizamos un entrenamiento en el gimnasio de la UA, fue algo cansado pero todo el esfuerzo algún día valdría la pena.

Estaba preparando mis cosas para irme a casa cuando el profesor Aizawa me llamó.

-¿Puedes venir un momento por favor?- Tocó mi hombro por detrás cuando dijo esto, para sorpresa mía no reaccioné mal, solo lo miré y asentí.

Coloqué mis cosas en mi mochila y me dirigí a la entrada del gimnasio donde estaba el Profesor Aizawa esperando, recargado en una pared, su pie derecho se encontraba en el suelo y el otro lo tenía apoyado en la pared, sus brazos estaban cruzados y su mirada se dirigía al suelo.

Me acerqué con cuidado, no quería distraerlo de lo que fuera que estaba pensando.

-¿Quería hablar conmigo profesor?- Eran aproximadamente las 4 de la tarde, los rayos del sol se tornaban dorados y se reflejaban en su cabello y ojos al momento de levantar su mirada. Era una escena bastante... ¿bonita? No lo sé, era extraño.

-Si, de hecho sí. Éstas semanas te estuve observando, tu quirk es bastante peculiar si me permites decir, pero ¿Estás consciente de todo el potencial que posee?-. Su rostro reflejó interés puro, no era el profesor que siempre veía en las clases, parecía una persona que había descubierto una joya pero debía de sacarla de donde estaba atrapada.

-Bueno, antes de entrar a la UA estuve practicando una semana con Mt. Lady y Kamui Woods, ellos todo el tiempo me comentaban que debía concentrarme más para tener la posibilidad de sacar el 100% de mi quirk. Si le soy honesta estoy haciendo mi mayor esfuerzo, de verdad que lo hago pero...-

-No quiero ningún pero-. Dijo de manera severa, di un paso atrás debido a la impresión de sus palabras. Me miró y después suspiró.

-Mira niña... tal vez no deba hacer esto, pero me gustaría ayudarte. Te propongo practicar extra durante las tardes, yo te apoyaré para que consigas sacar tu 100%-.

No supe que decir, era extraño que tuviera ese interés en mi, debía de existir un motivo ¿quién querría pasar tiempo extra conmigo?. A pesar de que Jiro era mi amiga siempre se la pasaba con un grupo de chicos, yo simplemente no encajaba muy bien, me llevaba bastante tranquila con el resto del grupo (a excepción de Bakugou), pero al final siempre estaba sola.

-No entiendo por qué quiere hacer esto, no creo que valga la pena desperdiciar su tiempo conmigo-. Apreté la Correa de mi mochila con las manos y agache la cabeza, realemnte me sentía apenada e impotente.

Escuché unos pasos acercarse y el Profesor Aizawa puso sus manos en mis hombros, yo fijé mi mirada en él y se veía... melancólico.

-Tal vez no debería decirte esto, pero me recuerdas mucho a mí. Es por eso que quiero ayudarte, hacerte sentir como... agh olvídalo, no te voy a presionar, al final es tu decisión-.

Estaba dispuesto a irse cuando lo tomé de la manga de su traje, fue una reacción automática, como si al dejarlo ir perdiera algo. Él me miró tranquilamente esperando que yo hablara.

-Está bien, me gustaría mucho entrenar con usted-. Y ahí pasó, yo... yo sonreí, pero esa reacción nació de mí.

-Trabajo todos los días de seis a nueve de la noche, así que podríamos entrenar unas dos horas, si usted puede claro-. Retiré la mirada por pena, no estaba en posición de exigir nada.

-Perfecto, entonces te espero aquí mismo todos los días a las cuatro en punto. Y no te preocupes, esta vez si llegaré temprano-. Hizo un gesto con su mano en símbolo de que me vigilaba para no llegar tarde y se retiró.

Yo me quedé ahí perpleja ¿a qué se refería con que le recordaba a él?, no creo que yo fuera tan talentosa como él. Decidí ignorar todo esto y salí de la UA.

Pasé mi tarde normal, después de trabajar fui al supermercado a comprar las cosas del mes.

-No estaría mal comprarle a Howl unos juguetes, el pobre se queda solo más tiempo ahora que mis días están ocupados.

Caminé por las calles, admirando como los colores ahora se veían más brillantes. Las personas que pasan se veían felices, pero ahora yo podía estar tranquila como ellos, era una sensación muy cálida.

Veía a los héroes pasar realizando sus guardias, eran dos, uno muy grande con un traje amarillo y antifaz negro; a su lado se encontraba un chico alto con una capucha blanca, su mirada estaba fija en el suelo y parecía apenado.

El héroe de amarillo me hizo un gesto en señal de saludo junto con una sonrisa, yo correspondí. Era peculiar cómo mi forma de pensar había cambiado tanto, sin embargo algo dentro de mi todavía portaba algo de resentimiento hacia los héroes.

Llegué a la tienda de mascotas y me dirigí al área de gatos, estuve recorriendo los pasillos por un rato buscando juguetes cuando me encontré con alguien que, bueno, realmente no esperaba.

-¿Profesor Aizawa?- Me miró algo sorprendido al principio y luego se calmó, me saludó de forma perezosa y continuó viendo las estanterías.

-No sabía que le gustaban los gatos-. Dije de manera curiosa.

-Creo que gustar se queda corto, realmente adoro a los gatos. Y tu niña, ¿tienes gatos también?-. Me dijo mientras tomaba una bolsa con comida para gatos grandes.

-¡Si! Tengo uno negro que se llama Howl, lo rescaté hace dos años, al pobre lo habían maltratado y estaba a punto de morir, lo encontré en un callejón a un lado de un contenedor de basura-. Era extraño ver al profesor sin su traje de héroe, aunque siendo honesta no cambiaba mucho, utilizaba un pantalón largo y una camisa de manga larga, todo negro. Lo más distintivo es que no llevaba su bufanda.

-¿Te gusta mi ropa?-. En ese momento me di cuenta que había pasado un rato viéndolo, me dió mucha pena.

-N..no, no es eso, digo si me gusta su ropa pero... es que me parece curioso verlo sin su traje, eso es todo-. Mejor comencé a buscar un juguete en lugar de continuar esa incómoda situación.

-Bueno yo me retiro, fue bueno verte niña, eres muy curiosa. Espero que algún día me presentes a tu gato, me gustaría conocerlo-. Esto último lo dijo mientras se retiraba. Esa escena fue bastante rara, pero qué podía hacer. Miré el reloj y me di cuenta que se hacía tarde, así que compré lo que necesitaba y me fui a casa.









Pensar nunca fue una opción [Shota Aizawa X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora