Nuestro amor intacto

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_ ¡Ay Betty... mí Betty..._
Continuó susurrandole al oído
mientras se abrazaba fuertemente a su cuerpo.

Luego la cogió del rostro y mirándola a los ojos dijo;
_ No se imagina lo feliz que me hace estar aquí con usted, sentirla otra vez, hacerle el amor... experimentar nuevas formas de amarla, de amarnos. Verla así tan apasionada, tan ardiente, es mucho más de lo que había soñado...
No creo encontrar las palabras que describan lo que significa para mí volver a estar así con usted.

Poder estar aquí, después de tantas noches de creer que jamás volvería a sentirla, no... no tengo palabras. Y no puedo más que sentirme agradecido, con usted por darme ésta oportunidad, con el cielo por haberse conmovido ante mi dolor, con Dios por haber respondido a las súplicas que noches enteras le hice...

Espero que crea que ésta oportunidad que tengo con usted, que este regalo que la vida me ha concedido, no lo voy desperdiciar. Le aseguro que pondré todo de mí para hacerla feliz, porque la adoro Beatriz Pinzón Solano, la adoro. _

Betty lo miró conmovida, pues sus palabras reflejaban el amor que siempre había soñado con él.
Este Armando aunque era más de lo que había soñado, se parecía al que sólo ella conocía, y de quién se había enamorado perdidamente.
Ella lo había podido vislumbrar en ocasiones, siendo su asistente, y él era quién la había cautivado.

Este era el hombre que parecía no inmutarse por nada, pero que por ella era capaz de enfrentarse a capa y espada contra quién fuese. Aquel que todos consideraban implacable, pero que ante ella se permitía ser vulnerable, confesandole la necesidad de su apoyo, de su fé en él.
El hombre que parecía ser insensible ante el mundo, pero que ante sus lágrimas, perdía la compostura, volviéndose tierno en ocasiones.

Este Armando era el que ella había descubierto siendo su asistente, y de él era de quién se había enamorado. Ahora lo tenía allí a cara descubierta, y su amor o tal vez el dolor, habían logrado derribar por completo el disfraz de insensibilidad que traía. Al fin se presentaba allí y lo sentía tan suyo...

Verlo así, tan dulce y tierno con ella, hacía que poco a poco fuera perdiendo el miedo y la desconfianza en él, pues todo en él le demostraba un amor genuino. Su mirada, sus palabras, sus lágrimas, sus besos, su forma de hacerle el amor, su manera de actuar con ella...
Podía pecar de inocente, pero sentía que el amor que le tenía era sincero, y que esa noche comenzaba una nueva etapa para ambos.

_ Yo también soy muy feliz, más de lo que nunca imaginé que podría _
Respondió ella para luego bajar la mirada, quedándose en silencio.

_ ¿Que pasa mi amor?_
Preguntó él, mientras le levantaba la barbilla para mirarla a los ojos.

Betty lo miró con los ojos llenos de lágrimas, y respondió;

_ Nada doctor, sólo que no creí poder perdonar u olvidar, mucho menos volver a estar así con usted. Pero aquí estoy nuevamente a su lado, y no me arrepiento, pues jamás había sido tan feliz como lo soy a su lado._

Armando se sintió conmovido ante sus palabras. Había soñado con poder oírla decir, que "él" la hacía feliz como nadie, pero no creyó que sucedería tan pronto.
Estaba emocionado en extremo, pues sentía que esa noche comenzaban ambos a sanar las heridas, tanto las de Betty como las de él, pues ambos habían sufrido mucho.
Ambos habían sufrido la ausencia del otro, el dolor de la pérdida, del engaño. Pero el amor que se tenían permanecía intacto, arremetiendo contra los vestigios de un pasado doloroso, y floreciendo nuevamente contra todo pronóstico.

Se abrazaron fuertemente por un momento, derramando algunas lágrimas, y luego de besarse con pasión, se dirigieron a la cocina.

.......

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora