Planes de venganza

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Besó sus labios con apremio, profundizando en su boca, saboreando su lengua, tomándola de las manos por encima de la almohada, moviendo su virilidad impaciente, deseando adentrarse pronto en su edén.

_ Mi amor, recuestese boca abajo_

Pidió con urgencia, entonces Betty obediente, y a la vez ruborizada, se volteó y se cubrió la cabeza con la almohada.

_ Mi vida se me va a ahogar así! Porque se cubre la cabeza, ah? Acaso no le gustó lo que hice?_
Preguntó Armando riéndo divertido, entendiendo que apenaba a Betty.

_ Sí, me gustó!_
Dijo sin dejarse ver.

_ ¿Cómo? No la escucho, mireme pues no le entiendo._
Volvió a decir él, muerto de risa, mientras daba pequeños besitos en su espalda.

Betty salió de debajo de la almohada, y con los ojos cerrados respondió:
_ Me gustó demasiado doctor._

_ mm, y porque no me mira? ¿Acaso mí pelo se despeinó?¿Estoy muy feo?_
(más besitos, pero en el cuello.)

Betty rió divertida, y abriendo los ojos contestó:
_ No, usted es el hombre más guapo, así tenga el pelo revuelto._

_ Mm, usted cree?_ (mordisquitos en su hombros)

Betty riéndo y removiendose, respondió:
_ Sí._

_ Entonces porque se oculta de mí, ah?._

_ Porque nunca nadie me hizo eso, me da mucha pena._

Armando sonrió, y entre más besitos, respondió:
_ Pues no tenga pena mi princesa, que me volvió loquito hacerlo, y no voy a poder evitar hacerlo de nuevo._

Betty se cubrió el rostro con la mano, y él quitándosela del rostro, la llenó de besitos en los labios, luego acercándose a su oído susurró;
_ ¿Acaso no quiere que lo vuelva a hacer?_

Betty se cubrió el rostro nuevamente, y contestó:
_ Si quiero, pero me da pena!_

Armando rió divertido, y la volteó boca arriba, para besarla con locura, con urgencia, rindiéndose a esa mujer que lo enloquecía, a esa boca que era su droga, su adicción, que le había vuelto a la vida.
La alzó por la espalda para que se sentara en la cama, y se arrodilló frente a ella, la cogió por la nuca debajo de su cabello, y siguió besándola, susurrándole que la amaba, que se moría por ella, que era su vida, su todo.

Luego volvió a recostarla boca abajo, se colocó un preservativo, y la llenó de besos, recorriendo su espalda, sus costillas, su cintura, deleitándose en su cola, saboreandola con fervor, paseando por ella con la lengua, con besitos, con mordiscos, así ella se ruborisara, removiendose en la cama. Separó finalmente sus piernas con delicadeza, con anhelo, deseoso, acariciando con suavidad su flor, preparándola para entrar, embistiendo por fin su paraíso, mientras entrelazaban sus manos, gimiendo de placer, extasiados, al borde de la locura, deleitándose en la sensación sublime, de sentirse tan suyos.

_ Eres mía mi vida, solo mía..._

_ Y usted es mío, sólo mío..._

Susurraron antes de besarse con apremio, aferrandose a los labios, succionandolos suavemente, profundizando en sus bocas, con urgencia, mimando sus lenguas con ansías, cargados de deseo, de apetencia, extasiados de placer, de sentirse como se sentían, ensimismados, absortos, moviéndose exasperados, deseosos, alcanzando finalmente la gloria, el cielo.

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Armando se recostó en la cama, la atrajo hacia él, la envolvió en un abrazo lleno de amor, cubriéndola con las cobijas, estrechandola fuertemente contra su pecho, como si temiese que escapara.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora