Non sciogliere la mia mano

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Era de noche y las luces todas estaban apagadas

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Era de noche y las luces todas estaban apagadas. No lograba verme ni siquiera las palmas de las manos en la oscuridad. El aire, cargado, olía a humo de cigarro, e incienso. Era de madrugada y me encontraba en el centro de la cama, era tardísimo cuando observé el reloj pero me había despertado a mitad de la noche y no pude conciliar más el sueño. Eché un vistazo a mi alrededor, con los ojos entornados, escudriñando cada parte de la habitación para asegurarme de que estaba sola. Tropezando con todo a mi paso,  intenté encender la lámpara de pedestal que hay a un lado de la ventana pero no funcionó. Miré por el balcón y comprobé que el resto de los edificios vecinos tenían electridad, es decir, que era una avería sólo del nuestro, seguramente los fusibles o algún cable fuera de lugar.

Fui hacia el baño para lavarme la cara y aclarar las ideas. Puse mis manos sobre la porcelana fría del lavamanos y automáticamente se me erizó la piel. Abrí el grifo y me lancé un poco de agua en la cara, que por lo helada que estaba me hizo estremecer. Miré en el espejo y me pareció ver una sombra, inmediatamente giré en el lugar, asustada, pero no había nada.

Con el corazón todavía martillándome en los oídos, tomé una linterna de la mesita de noche, me recoloqué la bata de dormir y bajé al primer piso del edificio a ver si podía solucionar yo misma el problema de la electricidad para no tener que dormir a oscuras.

Bajé los escalones de uno en uno, iluminándome con la linterna, hasta llegar al cuarto de contadores. La puerta se quejó con un silbido sordo, seguido de un chirrido. Fui directo a la caja de fusibles y nada más abrirla, sentí una presencia a mis espaldas que me hizo voltearme. Sólo había una rata que corrió cuando vio el haz de luz de la linterna, mi corazón se aceleró a causa del animal. Me giré para centrar mi atención otra vez en los fusibles pero ante mí sólo apareció una cara borrosa que ni sé de dónde salió.

Me llevé un susto terrible e intenté gritar pero de mi garganta sólo salió un grito ahogado. Corrí hacia la puerta pero se cerró de golpe en mis narices. Sin otra alternativa, busqué por el cuartucho el rostro fantasmal que había visto hacía unos instantes , alumbré con la linterna al frente, al lado, incluso al techo pero no había nadie. La tenebrosa figura había desaparecido.

No puedes huir de mí – escuché una voz de ultratumba que hacía eco en las paredes. Parpadeé repetidamente, busqué con la mirada la voz y no hallé nada– No intentes escapar ¿Acaso no ves que es inútil?

Nooooo ¡Vete! ¡Déjaame en paz!– cubrí mis oídos con las manos para librarme de ella.

Sabes que es inevitable que tus secretos salgan a la luz...No intentes aplazarlo más ¡Hazme caso! – exigió la voz.

La puerta se abrió repentinamente y corrí hacia ella  con desespero, logré atravesarla y se cerró detrás de mí con fuerza, como si una energía invisible la hubiese tirado.

¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora