¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]

El perdón Parte 2

–Nuestra relación era envidiable, sana e intensa, hasta que sucedió. Nunca pensé que mi novia, el amor de mi vida– abramos un paréntesis porque la situación lo amerita...¿'el amor de su vida' ha dicho? Entonces ¿qué soy yo para él? Hay palabras que no sólo hieren, sino que causan toda una hemorragia emocional– podría traicionarme con mi hermano– él debió notar mi expresión desconcertada porque continuó.  Oh, y...abramos otro paréntesis...¿tiene un hermano?– Lo sé, es algo fuerte, es enfermizo, ¿entiendes ahora por qué me cuesta tanto hablar de ello?

Giorgia permanecía en una esquina, detrás de él y a una distancia prudente de mí por su propio bienestar. Se había recolocado el vestido con el que, al parecer, había llegado, y su cara reflejaba el bochorno del que estaba siendo víctima.

–Sí, ahora lo entiendo– murmuré cabizbaja, me dolía mucho hacerle recordar algo así, pero luego recordé la situación en la que estábamos y recuperé mi fortaleza–¡Qué bien que perdonas rápido!– me di la vuelta y me dirigí otra vez a la salida.

–Las cosas no son así– lo escuchaba, pero no me apetecía creerle– ¡Malena! ¡Malena!– y escuchaba su voz a mis espaldas pero tampoco me apetecía detenerme.

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A veces la vida te hace replantearte algunas cosas, por ejemplo, en estos momentos no dejaba de darle vueltas a si fue una buena decisión acostarme con Piero.

Las cosas en mi vida siempre son de esta manera: nunca me sucede nada importante, pero en cuanto– por alguna extraña confabulación del universo– me ocurre algo, eso desencadena una serie de sucesos locos para los que no tengo explicación.

Consigo un trabajo genial, inmediatamente después descubro que mi mejor amiga me  ha odiado casi desde que la conozco.

Beso a Piero, me acuesto con Piero, y al día siguiente él va y se tira a su ex.

Herida, desempleada y lo peor de todo, con mi padre muriendo poco a poco del otro lado del Atlántico.

Este puñetero despelote de Dios jugando a los dados con mi destino me tiene harta. Esta tómbola que es la suerte en mi vida es agotadora.

Y las malas noticias no acaban. Hace menos de diez minutos mamá volvió a llamar. El cáncer de papá era peor de lo que todos pensaban: hizo metástasis e invadió los pulmones.

Ya no me quedan lágrimas para llorar todo lo que me sucede. Sólo quiero desaparecer, quiero largarme de aquí, de este departamento, de esta ciudad, del mundo.

Ir a un lugar que no existe.

Entonces fui al lago.

Allí había empezado todo.

Hay días en los que el sol parece brillar sólo para mí...

Este no era uno de ellos.

...lo voy a hacer pero sólo porque me gusta ayudar y porque no me cuesta nada, pero en cuanto esto interfiera en mi vida normal...