Paying the price

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Después de pasar el día en el Puente de los candados, y de ir a almorzar en el restaurante de Gloria, pasamos el resto de la tarde juntos, de aquí para allá en el norte de la ciudad

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Después de pasar el día en el Puente de los candados, y de ir a almorzar en el restaurante de Gloria, pasamos el resto de la tarde juntos, de aquí para allá en el norte de la ciudad.

Sobre las 15:30 nos trasladamos al centro e hicimos un recorrido bastante interesante. Vale decir que aunque llevo un tiempo viviendo aquí, no he hecho tantas visitas turísticas como quisiera, sólo  conozco el Coliseo porque vivir acá sin visitar ese lugares es considerado un pecado.

Primero fuimos hasta I Musei capitolini, que se encuentran en la Piazza del Campidoglio, para conocer un poco de historia. Una de las leyendas más famosas acerca de cómo surgió Roma, cuenta que los hermanos Rómulo y Remo fueron abandonados por su madre biológica y rescatados por una loba quien los amamantó y cuidó durante su infancia(esto, por los años 700 a.C o algo así). Existe en este lugar una escultura de bronce que muestra a los hermanos siendo alimentados por el bondadoso animal.

Dicen que los dos hermanos querían crear un imperio propio, pero tenían criterios distintos y siempre peleaban porque no tenían claro sobre qué lugar asentar sus ciudades. Un día Rómulo asesinó a Remo porque este último cruzó su frontera, y en su honor o quizás para burlarlo, bautizó a su ciudad como Roma.

Después de Los Museos Capitolinos hicimos una parada más en el arco de Constantino. Es el arco del triunfo más moderno entre todos los que se construyeron. Fue erguido para rendir tributo a Constantino el Grande, cuando salió victorioso en la batalla del Puente Milvio.

Fuimos a tomar helado, a comer papas fritas y a darles de comer a las palomas en la Piazza Venezia y se nos hizo tarde. Para cuando nos dimos cuenta ya era de noche.

Era lindo mirar a Piero, siendo un guía ideal, mostrándome cada parte de la ciudad, como si estuviera hecha para nosotros.Algunas de las cosas que hablaba ya las conocía, gracias a los documentales de la TV, a la social media o a los libros de Dan Brown, que eran bastante recientes en mi biblioteca, lo suficiente para memorizarlos. Aún así lo dejaba hablar, se veía dedicado, volcado en lo que estaba haciendo y tenía la sensación de que se comportaba de esa manera con todo. Las luces doradas de las farolas le daban a su silueta un toque mágico, como de un ser superior y era como si el entorno y ese pequeño detalle se aliaran para reírse de mí y hacerme caer de golpe en la realidad, en una realidad en la que yo no tenía nada que hacer con él.

Su teléfono sonó una vez más y supe que tenía la intención de dejarlo por incorregible, una vez más, pero sabía que lo hacía sólo porque estaba conmigo y no quería que se perdiera nada importante por mi culpa, así que me acerqué a él y lo tomé del antebrazo para llamar su atención:

–No hace falta que desatiendas todo lo que tienes que hacer por mi culpa. Eres una persona ocupada y lo entiendo, es mejor que contestes cada vez que te llaman a tener que lidiar con el "bip" de tu celular cada dos minutos. Contesta– le ordené. Él me sonrió, agradecido de mi comprensión y respondió a la llamada. No dijo quién era pero alcancé a ver que en la pantalla estaba escrito "Giorgia".

¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora