Estuve dispuesta a montar en la montaña rusa, incluso estaba dispuesta a arrojarme por un precipicio y a arder en la lava del infierno, estaba dispuesta a todo por sostener su mano durante unos minutos.
Así que montamos en el maldito trasto y, aunque el corazón se me quería salir del pecho y la ronquera de tanto gritar me duró tres días y las náuseas, aproximadamente cinco horas después de bajar, fue una de las experiencias más gratas de mi vida. Y lo más inverosímil de todo fue que dijo la verdad, en el transcurso del viaje no soltó mi mano ni por un segundo.
Bajamos de ahí y me dejó en la puerta de acceso a mi edificio, se despidió de mí con dos besos y con la esperanza de que volveríamos a repetir un día como ese algún día.
Después de almorzar algo, me recosté en la cama y caí rendida del sueño. Me despertó el sonido de mi móvil y – para variar...– era Sara, invitándome a salir a un bar.
–Si sigues bebiendo con esas ganas vas a conseguir arder por dentro– le dije– Estoy allí en unos minutos.
Llegué al mismo bar de siempre y allí estaba ella, sólo que esta vez , completamente sobria. Me senté y comenzamos a hablar animadamente. Pedí al mozo un martini para empezar con buen pie la tarde. Sólo que después del martini vino un margarita y después del margarita, un mojito y luego otro y otro y otro. Para cuando quise darme cuenta ya estaba borracha.
–Ahora sí, confiesa– me dijo Sara– ¿qué te pasa?
–No me pasa nada. ¿De qué hablas?¿A qué te refieres?– estaba algo alcoholizada pero no lo suficiente para contarle el tsunami de emociones que reverberaban en mi interior.
–No puedes decir que no te pasa nada, no a mí que te conozco tanto. Sólo mírate– hizo un ademán de lástima– estás echa un desastre, y...¿qué es eso?– señaló a la parte superior de mis párpados–¿maquillaje?¡Tú nunca usas maquillaje...! Y estás borracha, siempre soy yo la que se emborracha, no tú. Tú no eres así. ¿Me vas a decir qué te pasa?
–Wow, eres una muy buena detective– reí sin causa alguna– La verdad sí me pasa algo...
–Cuidado–advirtió la voz en mi cabeza.
–Lo que me sucede es que creo...creo ¿ah?, no tengo la certeza... creo que me estoy enamorando de alguien y yo no quiero, no quiero quererlo– volví a reír– Él es taaaaan perfecto que parece estar hecho por los ángeles, es lindo y talentoso y yo soy torpe y fea y más torpe...
–¿Segura que es eso lo que pasa? Creí que era algo más grave...
Estaba a punto de rebatir lo peligroso que es estarse enamorando de alguien a quien no ibas a poder alcanzar nunca, y sobre todo enamorase de la manera en que a mí me estaba sucediendo, pero justo ahí, llegó quien menos esperaba.
–¡Ignazio Boschetto, ladies and gentlemen!– grité señalándolo– ¿A qué debemos su respetable presencia, bello?– pregunté con las manos en jarra.
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¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]
FanfictionLa vida de Malena cambió luego de conocer a Piero Barone. Apasionada, algo aburrida, amante del arte y de la música de sus raíces (latinas), Malena desconocía completamente el universo de la música de concierto y por tanto, a sus mayores y más jóve...