La verdad siempre sale a la luz Parte 2

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Estábamos de pie en la sala de la casa de los chicos, en la misma sala donde habíamos compartido momentos inolvidables, me miraban con desconfianza y a la espera de que dijera algo más, pero no tenía nada que decir

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Estábamos de pie en la sala de la casa de los chicos, en la misma sala donde habíamos compartido momentos inolvidables, me miraban con desconfianza y a la espera de que dijera algo más, pero no tenía nada que decir. Ya todas las cartas estaban sobre la mesa, ya mi pasado estaba expuesto, ya no tenía nada más que decir.

Mientras me mantenía con la cabeza baja, quieta en una esquina, escuchando el amargo silencio que había entre nosotros, las lágrimas salían sin parar de mis ojos. Era la primera vez que le contaba a alguien esa historia, y nunca imaginé que fuera a ser en tales circunstancias, o que las personas con quien la compartiera iban a ser tan... ¿insensibles? ¿Qué esperaba? Tenían razón en ponerse así, los había engañado, había omitido una parte importante de mí.

–Digan algo– rompí con el silencio– Insúltenme, grítenme, algo, no lo sé, pero no se queden así– hablé casi en un tono de súplica. El primero en hablar fue Gianluca:

–¿Qué pretendías? ¿¡Qué!?– soltó en un rugido que me sobresaltó–¿Dinero, verdad? Era eso. Claro...Siempre lo supe, desde la primera vez que te vi, con esa cara de buena persona, de quien no rompe un plato, pero eso era lo que querías desde un principio. Acercándote a Piero, a Bis...– rió, sarcástico– Lo sabía, lo sabía. A saber si te has revolcado con ellos dos mientras coqueteabas conmigo, porque con tal de entrar en nuestras vidas no te importaba nada más. Eres una...– la bofetada sonó por toda sala e hizo eco en la casa. Mis ojos ya no podían aguantar tantas lágrimas, así que solo empezaron a caer precipitadamente. Mis oídos ya no soportaban escuchar tantas palabras hirientes. Era cierto que no había sido del todo sincera, que no había actuado bien, pero no iba a tolerar ser tratada como una prostituta, por el simple hecho de haber ocultado una parte vergonzosa de mi vida.

Ignazio nos miraba atónito, a Gianluca sosteniendo el lado izquierdo de su rostro enrojecido a causa de mi cachetada; a mí con los puños apretados a ambos lados del cuerpo para canalizar tanta rabia y no explotar de una vez.

Piero sólo revisaba el celular, preocupado porque en cualquier momento se haría pública la noticia. Parecía mentira, parecía una broma de mal gusto, jugada por el karma implacable, como si, por cometer un error no tuviera derecho a librarme de él nunca. O peor aún, como si toda mi existencia fuera una mentira errática. Su boca formó una "O" gigante y sus ojos, detrás de las gafas, parecían salirse de las órbitas.

–¿Qué sucede?¿Ya lo sabe todo el mundo?– indagó Ignazio– ¡Habla, por favor! No entiendo tu reacción, sabíamos que esto iba a pasar así que no...– Ignazio, que había avanzado hacia él, le arrebató el móvil de las manos y quedó también con la boca abierta, incapaz de hablar.

Cuando nos mostraron las noticias online yo tampoco supe qué decir. Mis ojos no podían creer lo que veían.

–¿Estoy alucinando o qué mierdas?– pensé.

El titular de la noticia me tildaba de farsante, estafadora, trepadora, y un montón de adjetivos desagradables que no valían la pena mencionar. Lo impresionante no era eso...

¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora