Ponte Milvio

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Amaneció un nuevo día, un nuevo sol iluminó la Fontana, y un nuevo viento sopló en el interior de mi habitación

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Amaneció un nuevo día, un nuevo sol iluminó la Fontana, y un nuevo viento sopló en el interior de mi habitación. Esta noche no tuve pesadillas, ni desperté aterrorizada en mi cama. Esta noche dormí como un bebé y desperté con la solución de mis problemas en la palma de mi mano. Ya sabía lo que era necesario hacer para dejar esa parte de mi pasado bien enterrada y continuar con mi vida.

Es por eso que desperté temprano y fui al banco y pedí un préstamo por siete mil euros, que me entregaron ese mismo día. Endeudarme con el banco era jugar con fuego, pero resistirme a pagar ese dinero era como jugar con fuego, teniendo tres bidones de gasolina atados a la cintura. En orden de prioridad, esto venía primero, era necesario resolver el problema inmediato y lo demás ya pensaría luego cómo arreglarlo.

Después de hacer esta gestión regresé a casa y metí el dinero dentro de una maleta debajo de la cama. Merendé unos emparedados que habían quedado preparados del día anterior y como no tenía ganas de practicar sports en la calle, hice algunas rutinas que se hacen desde casa.

Me metí en el baño y justo después de terminar de ducharme, con la toalla todavía enroscada en el cuerpo, mi celular recibió una llamada. Temblé al pensar que podía ser ÉL, pero suspiré tranquila cuando en la pantalla apareció el número de Piero.

-Ciao, principessa!! Sono qui vicino, passerò per te fra cinque minuti. Puoi?

-Certamente. Ti aspetto. Un bacio- dicho esto, colgó y yo me dispuse a arreglarme para salir.

Como hacía un día casi veraniego, opté por una blusa holgada de tirantes finos de color blanco, una falda larga estampada en tonos pastel y unas sandalias de color rosa claro. Me cepillé el cabello con los dedos y lo dejé suelto, como no me gustaba mucho como lucía, lo recogí en una cebolla, dejando algunos mechones libres. Me volví a mirar en el espejo y estando otra vez inconforme con mi look, me hice la coleta de siempre, pero me pareció demasiado monótona así que finalmente decidí dejarme el primer peinado.

-Siempre es lo mismo...no sé de qué te sorprendes...

-¡Ay, no, es muy temprano para empezar! ¿Tú nunca te quedas sin carga, no da un corto circuito o algo? Harta me tienes, que quede claro.

Escuché el claxon de un auto y después de recoger todas las cosas que necesitaba, bajé las escaleras a la velocidad de un relámpago. Estaba tan emocionada, además de por el hecho de ver a Piero, porque ya había solucionado lo que más me preocupaba, y porque - no crean que lo olvidé - él tenía una sorpresa para mí. No imaginaba qué podría ser. Lo encontré sentado en el capó del auto, con los pies cruzados al frente.

¿Y tú quién eres?[COMPLETO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora