Broken Hearts ➳ McLennon

Capítulo XVI

   —Nada importante, Jeremy. Es sólo un amigo. Ya vuelvo, sólo dame un momento.

   El hombre de cabello oscuro volvió a ocultarse detrás de la puerta, volviéndonos a dejar solos.

   —¡Ah, 'nada importante'! —le reclamé—. ¿Eso es lo que soy, verdad?

   —No te quejes —refutó—, que yo tampoco soy importante para ti.

   —¿Y él quién es? —pregunté en seguida, intentando no demostrar mis celos estúpidos—. ¿Por qué estás con él?

   —Porque me dieron ganas de coger y lo invité a casa, es todo.

   Mi ceño se frunció cuando escuché aquello, y no supe por qué carajo sentí tanta rabia e impotencia. ¡Me estaba muriendo de celos y no podía reclamarle absolutamente nada!

   Y seguía preguntándome por qué mierda me daba tantos celos. ¡Era algo absolutamente normal! Paul podía tener relaciones con las personas que él quisiera.

   —¿¡Y quién carajos es!?

   —Un amigo —encogió sus hombros, restándole importancia al asunto—. Ya he tenido sexo con él un par de veces, pero, ¿qué te importa?

   —¡Deberías tener cuidado! —lo apunté con el dedo índice, logrando tocar su pectoral—. ¡Hay muchas enfermedades de transmisión sexual y no deberías tener sexo con el primer hombre gay que veas!

   —Uso condón. No soy imbécil.

   —¡Pues qué bien!

   —Okey.

   —¿¡Y no me vas a invitar a pasar!?

   —¿Tú me invitaste a pasar ayer? Creo que no...

   —¡No! —repliqué—. ¡Te fuiste!

   —¡Me hubieras seguido e intentar mejorar las cosas! ¡Pero no, sólo dejaste todo vuelto un desastre! ¿¡Y sabes qué!? ¡Todavía no entiendo por qué estás aquí si tienes a alguien allá que lo es todo para ti y que es muchísimo más importante que yo!

   —¡Es que ella fue a casa porque tenía un problema y necesitaba desahogarse! ¿¡Qué querías que le dijera!? ¿¡'No, gracias, debo verme con Paul, regresa otro día'!? ¿¡Eso era lo querías que le dijera!?

   Paul tomó aire para, seguramente, intentar acumular paciencia.

   —¿Por qué no entiendes de una vez que lo que más me molestó fue que te hubieras olvidado completamente de mí? ¡Lo hubiera entendido perfectamente si me hubieras avisado por mensaje o una llamada! Me dolió que me ignoraras...

  —¡Pues lo siento, ya te lo dije!

   —¡Okey, acepto tus disculpas! ¡Ya te disculpé! —bramó. Su semblante seguía molesto y resentido, a pesar de sus palabras—. ¿¡Hay algo que quieras!?

   —¡No, no quiero más nada de ti! ¡Disfruta tu chocolate!

   —¡Es el que menos me gusta! —replicó—. ¡Pero gracias de todos modos!

   —¡Si no te gusta ese dile a Jeremy que te compre uno que sí te guste o a Nath, que de seguro conoce tus gustos más que yo!

   —¡Muchas, pero muchas gracias por la idea!

   No podía dejar de sentirme molesto, y como la conversación efectivamente no estaba llegando a nada, me di la vuelta y crucé la reja del jardín, no sin antes despedirme de Martha.

   Cerré la reja y miré a Paul, que había comenzado a caminar en dirección a la puerta de su casa.

   —¡Hey, Paul!