Capítulo XVII

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   Una sonrisa se formó en mis labios al escuchar aquello. Y entonces me pregunté qué demonios había pasado conmigo y por qué lo había besado tan repentinamente y de esa forma.

   Pero no me arrepentí, más bien tenía una sensación muy dentro de mí de inmensa satisfacción. Era como, sin saberlo y sin admitirlo, hubiera querido besar los labios de Paul McCartney y por fin lo había logrado.

   —¿Entonces tengo permiso para conquistarte?

   Seguía encima suyo, contemplando sus ojos hazel y sintiendo sus piernas en mi torso. Luego de unos instantes plasmé mi trasero sobre el sofá, obligando a que él hiciera la mismo.

   —Sí —contestó—. Tienes permiso para conquistarme. Necesitas enfocarte en alguien más para que puedas olvidarla...

   —También tú.

   —Bueno —Paul se sonrió—, yo ya estoy enfocado en ti.

   Aquel comentario enalteció mi ego y me hizo acelerar un poco mi corazón.

   —¿Y... por qué estás enfocado en mí si tienes un montón de hombres con los que puedes tener sexo?

   Paul me miró ofendido, haciéndome reír un poco.

   —No lo digas de esa forma —dijo—. Me haces sentir puto.

   —¿Nada más tener sexo conmigo, eh?

   —No... Es que, uh, John..., yo te dije que era sexualmente gay porque los hombres me atraen sólo para satisfacción sexual... Pero contigo es diferente. Me agradas, te tengo cariño y estoy pensando mucho en ti.

   Mi corazón, que ya se había tranquilizado un poco, volvió a palpitar muy rápido.

   —Estoy muriéndome de celos con Cynthia y me frustré más de lo que pensé cuando... pasó lo que pasó, que ya no quiero mencionar porque se supone que ya te perdoné y perdonar significa olvidar... Y..., uh, eso... Siento celos de ella.

   Sentía que en cualquier momento el corazón se me iba a salir por la boca.

   —Y lo que más me da rabia es que no puedo, o no podía en ese momento, reclamarte nada porque no somos nada y porque, así hubiera algo entre los dos, no sería correcto reclamarte por algo así porque tienes derecho de hablarle y llevar a tu casa a quién quieras, ¡pero de todos modos sentí celos! Es algo loco, inexplicable, pero eso fue lo que sentí.

   —Descuida —solté una carcajadita—. Creo que tenemos el don de encajar ideas, pensamientos y de tener sentimientos similares o exactamente iguales... ¿Sabes por qué? Porque yo también sentí muchos celos cuando fui a tu casa y te vi con Jeremy.

   —Sí, creo que fue tan grande los celos que sentiste que me lo hiciste saber. —Paul rió—. Me preguntaste quién era él y me dijiste que no debía acostarme con cualquier tipo porque había enfermedades...

   —Es que es cierto.

   —Tranquilo, John —carcajeó—. Uso condón y no meto mi pene en cualquier agujero que encuentre, ya te lo dije.

   —De todos modos sentí celos. Me enloquecí, Paul, hiciste que me enloqueciera. Cuando vi a Jeremy ahí... Bueno, ya... No quiero seguir hablando de eso, ni de lo que pasó.

   Paul, sonriente, metió sus manos en los bolsillos de su sudadera gris y sacó el teléfono móvil que había emitido un leve sonido. Leyó el mensaje, tecleó unas cosas y luego volvió a guardarlo.

   —Tengo que irme.

   No quería admitir que aquello me había frustrado, pero en serio me había frustrado mucho.

Broken Hearts ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora