Broken Hearts ➳ McLennon

Capítulo XLIII

Dedicado a jswaagg por haber dado el primer comentario y voto en el capítulo pasado.

***

   Caminé por el césped con mi celular en manos, mirando el último mensaje que me había enviado hacía tan solo un par de segundos. "Estamos cerca del parque infantil, donde está el tobogán rojo enorme. Sólo sigue derecho, derecho, derecho. No está muy lejos de la entrada."

   Bueno, pensé. Aquí vamos... Agh, Dios... ¿Por qué me siento tan nervioso? Ni que fuera la primera cita...

   Deslicé mi lengua por la comisura de mis labios y seguí avanzando bajo sus indicaciones.

   Pero también estoy tan feliz... Se arrepintió de haberme rechazado ayer y ahora está pidiéndome que nos veamos... Dios, definitivamente que estar emocionado y nervioso hacen que yo sea un completo desastre.

   Me había vestido con una camiseta holgada y de tela fresca, junto a una bermuda gris al igual que mis zapatos. Gran parte de mi piel pálida resplandeció bajo el sol veraniego de Liverpool, brindándome una sensación de calor que la brisa fresca reducía constantemente.

   Miré a mi alrededor, encontrándome con el parque infantil repleto de niños donde estaba un tobogán rojo. Caminé más adelante hasta que allá, bastante retirado del lugar y bajo un árbol enorme, aprecié la figura de Paul haciéndome ademanes para que me acercara.

   El corazón se me aceleró drásticamente y una sonrisa se dibujó en mis labios a medida que me aceraba a él.

   —¿Te costó mucho encontrarme?

   —No, me resultó fácil —le contesté.

   Paul se levantó del suelo e inmediatamente envolvió mi cuerpo entre sus brazos. Teniendo el corazón tremendamente agitado, pasé mis manos por su cintura y correspondí a su abrazo.

   —Estás demasiado sexy hoy. —Me elogió en cuanto se separó de mí—. Mira esos brazos, Dios —los tocó—. Estás irresistible.

   —Basta —me reí—, harás que me sonroje.

   —Es que estás hermoso, y no pienso dejar de decirlo.

   —¿Hermoso? —arrugué mi entrecejo—. Tengo puesta la ropa más fea que hay en mi armario.

   —Y con eso te ves bonito.

   Le miré el rostro, y después me di el gusto de detallar su cuerpo. Él llevaba puesta una camiseta sencilla y una licra deportiva negra que se ajustaba perfectamente a sus piernas torneadas y levantaba su trasero, dejándolo ver más grande y más redondo de lo que ya era.

   —Me gusta cómo te ves con eso puesto.

   —¿Con qué?

   Señalé la licra con mis labios.

   —Oh, esto... —carcajeó—. Fue lo más cómodo que encontré.

   —¿Y James?

   —Jugando en el parquecito. —Contestó—. Le dije que estuviera pendiente de ti para cuando llegaras, pero parece que no hizo caso... Ahí está. ¡James! —espetó, haciéndole ademanes.

   No pasó mucho tiempo para que el mencionara se acercara corriendo hacia nosotros. Inmediatamente se abalanzó sobre mí en medio de risitas, haciendo que yo lo sostuviera entre mis brazos y lo elevara por el aire durante breves segundos antes de dejarlo nuevamente en el suelo.