Capítulo L

872 133 227
                                    

Dedicado a McSherly por haber dado el primer comentario en el capítulo pasado y a Luan325 por haber dado el primer voto en el capítulo pasado.

Gracias a todas las personas que comentaron y votaron a pesar de no haber sido exactamente las primeras en las notificaciones. Esta vez fue distinto el método de la dedicación, pero próximamente volveré a hacerlo de diez en diez cómo habitualmente lo hacía para poderle dedicar a más personas. Gracias de nuevo!

***

Deslicé la palma de mi mano por mi frente para limpiar el sudor en cuanto dejé la última caja de mudanza en la sala del departamento. Miré con envidia a Luna y a Martha, que estaban corriendo de un lugar a otro explorando el lugar.

   —Agh, qué calor...

   Sentí un par de manos en mi cintura, seguido de un beso en el cuello sudoroso. Cuando me di la vuelta, Paul me ofreció una botella de agua mineral que acepté con gusto y destapé para beberla.

   —Abriré la terraza para que entre aire fresco.

   Paul caminó hacia las puertas corredizas de vidrio y las deslizó, logrando abrirlas y que inmediatamente la brisa entrara y refrescara nuestros cuerpos sudorosos.

   —¡Qué bonita vista! —James echó a correr hacia la terraza y se asomó por el balcón—. ¡Se ven los autos diminutos!

   Descargué el peso de mi cuerpo en el sofá y di otro sorbo de agua.

   —Por lo menos todas nuestras cosas están aquí dentro —Paul rió.

   —Hubiéramos pagado para que subieran las cosas...

   —¡No sabía que no estaba en el paquete de mudanzas! —se excusó—. Quise morirme cuando vi que los tipos dejaron todas las cosas en el suelo y se largaron.

   —Debimos haber leído las letritas pequeñas del contrato —reí—. Por lo menos no eran tantas cosas...

   Paul se sentó a mi lado, para luego descargar el peso de su cabeza en mi hombro. Luna y Martha estaban en la terraza en compañía de James, que no dejaba de impresionarse por la vista.

   —Es un bonito lugar.

   —Sí... —murmuró—. Lo mejor fue dejar nuestros respectivos pasados en cada casa y comenzar un futuro nuevo en un lugar distinto.

   —Lo bueno es que será más fácil de limpiar —bromeé, haciéndolo reír—. No puedo esperar para ver a Daren caminar aquí y jugar con Martha y Luna.

   —Cuando empiece a caminar le voy a tomar mil fotos.

   —Es tan reconfortante que ese niño se llame Daren Jade Lennon. Qué bueno que estamos en inglaterra y que el apellido materno no se coloca en los nombres.

   —Tonto —me reprochó—. Eso no quita el hecho que seas pariente de Yoko...

   —"Eres familia de Yoko ¡Oh, no!" Cómo dijo Stu cuando le di la noticia que el bebé era hijo de Julian.

   —¿Está con Jane ahora, no? —Paul soltó una risita.

   —Sí. Y eso que se odiaban...

   —Bueno, con los comentarios de Stuart era lógico que Jane lo detestara —comentó él—. Pero me alegro profundamente que haya decidido cambiar.

   —Un chiste con humor negro no le hace mal a nadie de vez en cuando, pero Stuart se excedía —reí—. Agh. Voy a extrañar las caras de odio que Jane le dedicaba a Stuart todo el tiempo. Ahora sonríen cómo enamorados cada vez que se ven.

   Paul me quitó la botella de agua mineral y dio un sorbo.

   —Voy a invitar a Nath y a Lucca mañana para que vean el lugar.

   —Ah, de acuerdo —le di un besito en la mejilla—. ¿Y esos dos qué? ¿No piensan nunca formalizarse?

   Paul hizo una mueca de disgusto.

   —No lo sé. Lucca no piensa dejar a su esposa ni a Nathaniel. Es una relación rara porque... su esposa sabe que Lucca tiene otro... En fin. Quiero que Jude, Kyoko y Daren vengan acá cuando el departamento esté acomodado. Mary va a venir el viernes y va a quedarse, no lo olvides.

   —Le alistaré su habitación para que pueda quedarse, no te preocupes por eso.

   Envolví su cuerpo entre mis brazos y lo besé incontables veces en la mejilla. En ese instante James se acercó a nosotros junto con Martha y Luna.

   —¿¡Y si vemos una película!?

   —No —Paul tomó el rostro de su hijo entre sus manos y le limpió una mancha que tenía en la mejilla—. Mira, ya te ensuciaste, qué raro que mi príncipe hermoso siempre estés sucio.

   James rió, abalanzándose sobre mí para abrazarme. Logró sentarse en medio de los dos.

   —¿No podemos ver una película?

   —No —Paul repitió—. Si vemos una película nos vamos a quedar dormidos de cansancio y no vamos a poder seguir ordenando las cosas.

   —¡Entonces yo los ayudo para que terminemos rápido!

   —Es que de todos modos tenías que ayudarnos porque ya eres un hombrecito —su padre le apretó la nariz, haciendo reír al niño—. ¿Te gusta el departamento?

   —Sí.

   —¿Te agrada que John y yo estemos juntos?

   —Sí.

   —¿Qué no te agrada?

   —Que seas tan regañón, papá.

   Aquello nos hizo reír. Paul le alborotó su cabellera rubia rápidamente y le besó la mejilla.

   —Te quiero, tonto.

   James se quitó los zapatos deportivos y se subió al sofá, para luego abrazarnos a ambos al mismo tiempo.

   —Yo los quiero a los dos.

   Paul y yo besamos la mejilla de James al mismo tiempo. Cuando nuestras miradas se encontraron, sonreímos alegres y nos dispusimos hacerle cosquillas a James en la panza.

   Aquel era el mejor concepto de felicidad. Estaba contento de que por fin, luego de tanto tiempo, pudiéramos reparar nuestros corazones rotos.

Fin

Broken Hearts ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora