Perfumé mi cuerpo cuando estuve listo para irme a la clínica veterinaria donde trabajaba, a pesar que al final del día iba a oler, literalmente, a perro o a perfume de perro si tenía suerte...
Mi uniforme era de un tono azul verdoso, que solía usar encima de un suéter blanco para lograr amortiguar el frío de mi consultorio. Atendía a unos diez o quizá quince perros al día, y para mí ese era el mejor trabajo del mundo entero.
—¡Jules! ¿Ya estás listo? No quiero llegar tarde...
"¡Pero, papá!", lo escuché desde el corredor. "¡Llevo rato esperándote!"
—Ah, dame un momento entonces.
Aprecié mi figura en el espejo y me dije a mí mismo que para mis cuarenta años lucía bastante bien. Mi rostro tenía un par de arrugas que no me molestaban en lo absoluto, y mi cuerpo ligeramente ejercitado hacía que el uniforme —y la mayoría de las prendas— me quedara algo ajustado.
Solía hacer ejercicio todas las mañanas: trotaba diez minutos, hacía pesas unos quince y luego hacía sentadillas por veinte minutos. No era algo forzado o para marcar músculos, al contrario, era una rutina sencilla que me gustaba y mantenía mi figura.
"¡Papá, vámonos!", mi hijo tocó la puerta de mi habitación. "¿Qué tanto haces?"
—Estoy mirándome en el espejo, Jules. Necesito salir a la calle bonito para conquistar.
"¿De qué te sirve conquistar si todavía no superas a mamá?"
Auch. Eso había dolido lo suficiente como para que mi sonrisa amplia se fulminara en décimas de segundos.
Cynthia y yo habíamos estado casados desde los veinte, y habíamos tenido a Julian en un matrimonio feliz. Repentinamente conoció a otro hombre del que, según ella, se enamoró y quiso hacer otra vida.
Y ni siquiera habíamos tenido la necesidad de pelear por la custodia porque Cynthia me lo había dejado a cargo, y acordamos en que ella lo tendría cuando así lo decidiera y cuando Jude, por supuesto, quisiera también.
Pero Julian se había resentido mucho con su madre por la dedición que había tomado, y su relación no era muy buena. De hecho, yo mismo tenía que obligarlo a llamarla y le insistía que por favor aceptara pasar una tarde a su lado.
Habían pasado siete años de nuestra separación, y yo estaba seguro que seguía enamorado profundamente de ella. Y Julian, que me conocía perfectamente, también lo sabía.
—No tienes que ser tan sincero conmigo.
Escuché su risita.
"Mamá no vale la pena... No te valoró, no te quiso, nos dejó... ¿Con eso no te es suficiente para dejarla de querer de una vez por todas? A veces me das pena, papá. Ponte a pensar en la cantidad de buenas personas que rechazas por estar enamorado de alguien que ya no te quiere."
Si algo nos había dejado la amarga experiencia del divorcio, era una buena relación padre-hijo. Consideraba a mi Julian como un amigo, y estaba seguro que su pensar hacia mí era el mismo.
—Mira quién habla de estar enamorado...
Me coloqué los lentes, tomé mi bolso de medio lado y pasé el tirante por mi hombro, para después salir de mi habitación. Cuando abrí la puerta lo primero que vi fue a Julian recostado sobre la pared del pasillo, con su uniforme puesto y la mochila colgada en su hombro.
—Hasta que por fin sales —rodó los ojos—. Vámonos. Estoy fastidiado de esperar.
Julian tenía un enrome parecido conmigo cuando yo tenía su edad; no sólo físicamente, sino que parte de mi personalidad lo acompañaba. Jude era un desastre, algo rebelde y muy, muy, muy mal estudiante. Su objetivo número uno eran las chicas y su objetivo número dos era tener sexo con ellas.
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Broken Hearts ➳ McLennon
FanfictionYo seguía sin superar mi divorcio y él todavía no superaba la muerte de su esposa. Se prohíbe su copia y/o adaptación. Todos los derechos reservados. Fecha de inicio: 30.10.2020 Fecha de culminación: 15.09.2021