Capítulo 8

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-          He conocido a un chico.

-          ¿Ah sí?

-          ¿Cómo se llama?

-          ¿Adrián?

-          ¿Es guapo?

-          Si es Adrián desde luego que lo es.

-          ¿Podéis dejarme hablar?

Las tres asienten y me miran expectantes.

-          No sé cómo se llama.

Se miran entre ellas y me vuelven a mirar.

-          Se le achinan los ojos al reír, está fuerte y tiene una sonrisa que mata.

Se vuelven a mirar y esta vez ponen cara de pánico.

-          ¿Qué pasa? ¿No me digáis que alguna os habéis liado con él?

-          No.

-          No sé, ¿podrías profundizar un poco más en cómo es?

-          Da igual, la cuestión es, que me suena de algo.

...

Estamos Flavio, Javy y yo sentados en el salón de mi casa jugando a la Play. "Ya sois mayorcitos" dirían algunos, pero la verdad, que esto gusta a cualquier edad... ¡si hasta mi abuelo ha aprendido a jugar! Bueno, mis hermanos le han enseñado para poderle ganar.

-          He conocido a una chica.

Los dos dejan el mando encima de la mesa y me miran.

-          ¿Está buena?

-          Sí. El caso es que me suena de algo. Cómo si ya la conociera.

-          ¿Cómo es?

-          No muy alta, con los ojos azules enormes... el pelo castaño y muy largo...

Se miran entre ellos.

-          Y no sabes cómo se llama.

-          No. Ayer estuve hablando con ella, pero no me lo quiso decir.

-          Tengo que hacer una llamada, un momento.

Javy sale del salón y se mete en mi cuarto; Flavio y yo volvemos a la Play.

...

-          ¿Nia?

-          Se han visto.

-          Lo sé. Él no la ha reconocido.

-          Ella tampoco.

-          ¿Qué hacemos? ¿Se lo decimos?

-          No, será mejor que se den cuenta ellos solos.

-          Él ya me ha dicho que le suena de algo.

-          Vaya... ella también nos ha dicho lo mismo.

-          Pues entonces dejamos que se lo encuentren, ¿no?

-          Sí.

-          Venga, ya nos veremos.

-          Adiós.

Si Nia también cree que se lo tienen que encontrar solos, que se lo encuentren, no seré yo el que me meta.

...

Finales inesperados para cuentos inexistentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora