Capítulo 6

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- ¿Hugo?

El sonido de mi móvil me ha despertado, pero ¿quién es?

- Soy Anaju.

- Ah, hola Anaju.

¿Cómo ha conseguido mi número? Si no lo tiene nadie de aquí aún. Ni Flavio ni Javy. Nadie.

- ¿De dónde has sacado mi número?

- Contactos.

- Claro, contactos.

- ¿Quedamos esta tarde?

...

- ¡Eva al teléfono!

- ¡Voy!

¿Quién será ahora? Últimamente tengo más vida social que en el resto de mi vida junta.

- ¿Diga?

- Soy Mai.

- Dime Mai.

- ¿Me acompañas a mirar eso?

¡Vaya! Se me ha ido el santo al cielo, ya no me acordaba.

- Claro, ¿a qué hora?

- ¿Sobre las seis te va bien?

- Sí.

...

Al final he quedado con Anaju para comer en su casa ya que entra a currar a las seis. Cuando llego allí, tiene una mesa pequeña preparada con velas y flores.

- Vaya, no sabía que era una cita.

- Es una cita. Pero como amigos.

Va vestida con un bonito vestido rojo y lleva el pelo recogido por un lado con una horquilla.

- Estás muy guapa Anaju.

- Gracias. Tú también Hugo.

Nos sentamos a comer, nos contamos la vida y lo que no es la vida, amores y desamores de estos diez años. Me entero de que al poco de que me fuera estuvo con Flavio, pero que duraron poco porqué empezaron las vacaciones de verano.

- ¿Sabes? Me lo estoy pasando genial.

- Yo también. Hacía tiempo que no hablaba con una tía tanto tiempo. Quizá fuera porqué hace diez años que no hablaba en mi idioma.

- Jajaja, qué gracioso eres.

Me roza la mano con dulzura. Se levanta de la silla y se inclina hacia mí. ¿Me va a besar? Efectivamente. Me da un beso corto y suave. Me mira a los ojos.

- Llevaba mucho tiempo queriendo hacer esto.

Me levanto de la silla y me acerco a ella. Ahora soy yo el que la besa. Y nos dejamos llevar; un beso lleva a una caricia, un jadeo... ropa tendida por el suelo y un profundo sueño al acabar.

- ¿Hugo?

- ¿Sí?

- Me tengo que ir a trabajar.

- Claro, claro.

Los dos nos levantamos de la cama y mientras ella se ducha yo me visto. Hacía tiempo que no estaba con una chica, y la verdad no es que me haya encantado, pero no ha estado mal. Aún así, sigo sin saber lo que es hacer el amor, lo único que he hecho hasta ahora ha sido practicar sexo, sano y saludable, sí. Pero falta eso: el amor.

...

Estamos por el centro, buscando tiendas baratas donde comprar todo lo necesario para un niño. A Mai no se la ve muy entusiasmada, como si no le interesara lo más mínimo lo que estamos haciendo, y eso que es para su hijo no para el mío.

- Y... ¿Sabes quién es el padre?

- Claro. ¿Qué clase de chica te piensas que soy?

- No sé, solo preguntaba, por sacar tema y tal...

Nos volvemos a quedar en silencio caminando calle abajo. De repente para en seco y se pone a mirar el primer mostrador que encuentra.

- Tía, ¿qué pasa ahora?

- Nada. Que me ha gustado esto.

Me señala una blusa feísima, de las que suelen llevar las abuelas.

- ¿Para el niño?

- Qué va mujer. Para ti. Un regalo.

- ¿En serio?

Veo como mira hacia la calle como si intentara esconderse de algo o de alguien.

- Yo me voy Mai, que estás más rara.

- ¡No! ¡Espera un momento!

Empiezo a andar tomando el rumbo que llevábamos. Mai me sigue refunfuñando por lo bajo.

- No te cabrees, pero estás rarísima.

Alguien le da un golpe en el hombro.

- ¡Au!

- Perdón.

Un chico rubio de ojos verdes se disculpa y le recoge la bolsa que se le ha caído al suelo del golpe.

- Perdona, iba sin mirar.

- Tranquilo no pasa nada.

Me mira, me dedica una sonrisa de medio lado y sigue su camino calle arriba. Esa sonrisa... me suena de haberla visto en algún sitio... ¿Hugo? No puede ser, si se fue a Suiza y no ha vuelto desde entonces, no es él ni de coña, pero se daba un aire. Um... serán paranoias mías.

- La gente no mira por donde va, ¿eh?

- Qué va tía, cada vez son peores. Al menos éste ha sido educado y te ha pedido perdón.

- Pues sí.

...

Esa chica con la que me he chocado... y la amiga... se parecen realmente mucho a... no, no... aunque claro... el que me fui de aquí fui yo... ellas deben seguir viviendo por esta zona...

- ¿Javy?

- Dime tío.

- Mai, Nia y esas... ¿siguen viviendo por aquí?

- Eh... sí, ¿por? ¿las has visto?

- Me ha parecido ver a Mai con otra chica, pero no he sido capaz de reconocerla.

- Ni idea, Mai se fue a vivir a Barcelona pero parece que ha vuelto de visita. Lo mismo no era ella y te has confundido... será por morenas guapas.

- Sí... será por morenas guapas... bueno, luego nos vemos.

- Chao.

Morena y guapa eso era la chica que estaba con la que he chocado. A parte de tener unos ojos azules gigantes y una sonrisa preciosa. Tengo que volvérmela a encontrar, ninguna chica me ha dejado así como ésta con solo una mirada y una sonrisa.

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¡Por fin se han visto! Aunque no se acaban de reconocer...
Queda muy poquito para el reencuentro real 🙏
Gracias por vuestros comentarios ❤️

Finales inesperados para cuentos inexistentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora