Capítulo 21

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Hemos pasado una tarde genial, no podría ser más feliz. Toda la tarde juntos, dándonos besos y disfrutando el uno del otro. Y pensar que esto va a ser así para siempre me encanta. Ando hacia mi casa, el taxi me ha dejado en la esquina y ha seguido con él dentro.

*Beep – Beep*

"No se me da muy bien esto de expresar mis sentimientos, pero quiero que sepas que te quiero mucho mi niña. Hugo."

Le escribo...

"¿Sabes? Hoy me has hecho extremadamente feliz y..."

*Beep – Beep*

¿Otro mensaje? Pero si no me ha dado tiempo a responderle.

"Te queda muy bien ese vestido azul."

Miro hacia los lados, la calle está desierta, no hay ni un alma paseando. ¿Quién es y qué quiere? Empiezo a correr hacia mi portal.

*Beep – Beep*

"No corras, te sigo observando. A."

Dejo de correr al llegar a mi portal, abro y rápidamente me introduzco dentro cerrando la puerta de un portazo tras de mí. ¿A? ¿Adrián? Claro, como no había caído antes. Me siento en una de las butacas de la entrada y marco el número de Hugo.

-          ¿Hugo?

...

Noto su respiración agitada al otro lado de la línea.

-          ¿Eva?

-          Hu-Hugo...

-         ¿Estás bien?

Hago un gesto al taxista para ordenarle que regrese a dónde habíamos dejado a Eva.

-          Cariño, ¿estás bien?

La oigo llorar.

-          Eh... amor, no llores... ¿qué pasa?

Llegamos a la calle de Eva y pago al taxista. Empiezo a correr hacia su portal; aún la oigo llorar sin decir nada al otro lado del teléfono.

-          Eva... escucha, estoy llegando a tu portal, ábreme.

Apoyo mi cabeza sobre el cristal de la puerta, la veo mirarme y levantarse. Nada más abrir la puerta me abraza.

-          ¿Qué pasa pequeña, qué ha pasado?

La noto temblar entre mis brazos, nunca he sentido a nadie tan frágil como lo está ella en este momento.

...

No puedo parar de llorar, Hugo me abraza y yo a él, con todas mis fuerzas, apoyo mi cabeza en su pecho y noto como me va dando pequeños besos en la cabeza.

*Beep – Beep*

Otra vez no... el móvil cae al suelo y Hugo lo recoge.

-          Un mensaje. Toma.

Me lo da, pero no lo cojo.

-          ¿Lo leo yo?

Asiento con la cabeza. El miedo no me deja hacer nada. Lee en voz alta.

-          "Eso, abrázate a tu noviecito, que seguro que te va a querer más que yo. A." ¿Qué es esto Eva? ¿Quién es "A"? ¿Por qué sabe lo que estás haciendo?

Y vuelvo a llorar, ésta vez con más ganas, el miedo recorre cada rincón de mi cuerpo.

...

Intento caminar con ella de la mano, pero le tiemblan demasiado las piernas. La cojo en brazos como a una niña pequeña y la llevo hasta el ascensor. Entramos en su casa, su madre y sus hermanos ya están durmiendo.

-          Deberías decirles que has llegado.

Se acerca tambaleándose a la que debe ser la habitación de su madre y se asoma por la puerta.

-          Mamá, ya he llegado. Hugo se queda a dormir, no vamos a hacer nada.

-          ¿Estás bien hija?

-          Sí.

-          Recuerda que están tus hermanos en las habitaciones de al lado.

-          Sí mamá... ya te he dicho que no vamos a hacer nada.

Y vuelve hacia mí, para volver a abrazarme. Me da la mano y me arrastra a su cuarto, que me empiezo a conocer bastante bien, cerrando la puerta detrás de ella. Me siento en la cama, y ella a mi lado.

...

-          Te acuerdas aquél día que viniste... el chico que estaba aquí... que te pegó al salir...

-          Cómo para no acordarme me dejó una buena marca.

-          Ese es "A".

Me mira incrédulo después de contarle toda la historia. En sus ojos puedo notar una expresión de rabia y odio que no había visto nunca.

*Beep – Beep*

"No le cuentes nada, será peor para ti."

Vuelvo a llorar, me coge el móvil y llama al número desde el que me llegan los mensajes. Nadie le contesta.

"Atrévete a acercarte a ella o a hacerle algo y créeme que será lo último que hagas. Hugo."

Y después de escribir eso, apaga el móvil. Yo sigo llorando, tengo los ojos hinchados y se me cierran solos.

-          Ya está, ya pasó cariño...

Me abrazo a él, que se tumba en la cama arrastrándome. Me aporta una gran tranquilidad, su respiración calmada suaviza mis sollozos acercándome a una paz interior todavía desconocida para mí.

...

Dos minutos después de estirarnos, ella se queda dormida sobre mí. Aún se puede ver el rastro de sus lágrimas sobre sus mejillas. Ése hijo de puta me las va a pagar.

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Pues se viene drama. Y queda poquísimo para el final.🙄
¿Acabará bien?👀

Finales inesperados para cuentos inexistentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora