Estoy tumbada sobre la cama intentando dormir pero no puedo. Me giro hacia un lado encontrándome la pared, mejor hacia el otro. Mi habitación a oscuras da un poco de miedo, encima con la tormenta que está cayendo y los rayos entrando por la ventana da más miedo aún. Miro el móvil, una pérdida de Hugo, debe ser la de antes. Meto la cabeza debajo de la sábana buscando protección. Un trueno retumba en mis oídos y la luz de un relámpago ilumina mi cuarto. No puedo dormir. Me pongo las zapatillqs, una chaqueta fina encima del pijama y cojo el paraguas.
- ¡Mamá ahora vuelvo!
- ¿A estas horas y con la que está cayendo?
- ¡Mai me necesita! Bajo al portal que está aquí abajo.
- Vale cariño. Tápate y no cojas frío.
- Ahora vuelvo mamá.
...
Empapado. Estoy empapado de arriba abajo. El paraguas no ha servido de nada, pero tenía que venir. El portal de Eva está casi tan mojado como yo, hay huellas de barro entre la puerta y el ascensor y gotas de agua por todas partes. Bien, ahora estoy aquí y ¿qué le digo? Oigo como se abre el ascensor, disimulo en los buzones.
- Hola.
Una voz femenina que me resulta familiar se oye al pasar por detrás de mí. Me giro hacia la chica que está saliendo del portal, lleva un pijama corto y... esas piernas las reconocería hasta en el fin del mundo.
- ¿Eva?
La chica se gira hacia mí.
- Pero... ¿qué haces tú aquí?
- No podía dormir y quería verte. ¿A dónde ibas?
- A dar una vuelta.
- ¿Con la qué está cayendo?
- Es que tampoco podía dormir.
Me acerco a ella y le doy dos besos entrando rápidamente en calor.
- Estás helado. Ven anda, vamos arriba.
...
Quería verme... con la que está cayendo y ha venido hasta aquí para verme.
- ¿Entramos?
- Perdón estaba pensando.
- ¿En qué?
- En cosas.
Le sonrío y me devuelve la sonrisa. Entramos a casa y a mi habitación.
- Mamá ya he llegado.
- Vale hija, que descanses.
Me pongo un dedo en la boca dándole a entender a Hugo que tenemos que hablar flojo. Le saco una toalla del armario y le señalo el baño.
- Si quieres puedes ponerte esto, porqué no creo que un pijama mío te fuera a favorecer mucho.
- Nunca se sabe, me han dicho que el lila resalta el color de mis ojos.
- ¡Qué bobo!
Los dos bromeamos y reímos, sin hacer ruido.
...
Entro al baño, grande y luminoso. Me quito la ropa empapada, me dejo los calzoncillos y me cubro con la toalla. Vuelvo a su habitación, está sentada en la cama con las piernas cruzadas sobre ella.
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Finales inesperados para cuentos inexistentes
Fiksi PenggemarMe llamo Eva y tengo 12 años. Desde pequeña llevo dos trenzas que rara vez me quito; mi abuela me enseñó a hacérmelas y me gusta mucho como me quedan. Mis tres mejores amigas son Sam, Mai y Nia y a la hora del patio ensayamos para grabar TikToks aun...