El resto del viaje hasta nuestro destino lo pasamos abrazados, le voy soltando pequeñas caricias en las piernas y la veo enrojecer, en un momento dado, ella también apoya su mano sobre mi pierna haciéndome estremecer. Llegamos a la dirección que le había dado al taxista, le pago y me bajo del coche. Le abro la puerta por el otro lado y la ayudo a salir.
- ¿A qué huele?
- Ya lo verás.
Estamos en medio del campo a las afueras de la ciudad, por eso no reconoce el olor. Huele a campo, y a vacas, y a naturaleza. La cojo de la mano ayudándola a caminar hasta llegar delante de la sorpresa. Su sorpresa.
...
- Te voy a quitar la venda, pero no abras los ojos todavía.
Hace lo que me ha dicho y yo también, mantengo los ojos cerrados. Lo noto rodearme y cogerme por la cintura apoyando su cabeza en mi hombro.
- A la de tres abre los ojos.
Me lo dice en un susurro que puedo oír perfectamente.
...
- Uno...
Le doy un beso en el hombro.
- Dos...
Ahora el beso va al cuello, con la consecuente reacción por parte de ella de ladear de su cabeza.
- Tres...
Antes de darle tiempo a abrir los ojos le beso en la mejilla.
...
Abro los ojos. Un globo aerostático está enfrente de nosotros. No me lo puedo creer. Hugo se coloca a mi lado y me mira.
- ¿Te gusta?
- ¿Vamos a subir ahí?
- Claro.
Me coge de la mano y me arrastra hasta la cesta. Habla con el dueño del globo que será el encargado de subirnos.
- Ya podemos subir.
Me ayuda a entrar y me cojo al borde. El globo se empieza a elevar. Me mira divertido.
- Te dije que te iba a llevar a las nubes.
- Lo sé, pero no pensaba que fuera a ser literal.
Sonríe y mira al horizonte, me acerco a él por detrás y ahora soy yo la que le abrazo por la cintura.
- ¿En qué piensas?
- En que ha pasado mucho tiempo.
Se gira hacia mí, yo sigo abrazándolo por la cintura.
- Unos poquitos años, sí.
Nos quedamos en silencio mirándonos. Un golpe de aire mueve el globo y nos hace tambalear haciéndonos perder el equilibrio. Hugo que antes estaba apoyado sobre la cesta cae sobre mí, dejándome atrapada en el lado contrario entre la cesta y él.
...
El desequilibrio me ha hecho quedarme mucho más cerca de Eva de lo que había estado en cualquier otra ocasión, exceptuando el beso, claro. Beso que me dio ella y que creo que es el momento de devolverle. Apoyo las manos en la cesta y me acerco mucho más a ella; noto como su respiración se acelera.
- ¿Estás nerviosa?
Niega con la cabeza. Me mira a los ojos y a los labios aleatoriamente. Se muerde su labio inferior, con picardía. No puedo resistirme más y la beso. No es un beso pasional, al contrario, es un beso de lo más dulce. Me separo de ella.
- Me gustaría... intentarlo Eva.
Observo su reacción. No dice nada al principio. Después abre la boca, pero no dice nada una vez más.
...
Mil pensamientos pasan por mi cabeza. Quiere intentarlo conmigo pero, ¿y si sale mal? ¿y si no estamos hechos el uno para el otro? ¿y si...?
- ¿Y bien?
- Me debes la respuesta a una pregunta que aún no te he hecho.
- Cierto.
- Pero es que no sé qué pregunta es tampoco.
- Tú me contaste que querías en un hombre.
- Sí. Ah vale... ¿Qué esperas tú de tu pareja?
Se separa de mí y se asoma hacia abajo.
- ¡Bájenos!
- ¡A sus ordenes!
- ¿Se acabó el estar en las nubes?
- Aún queda lo mejor.
...
Pago al dueño del globo en cuanto nos baja. Le tiendo la mano a Eva quien me mira y de un saltito se coloca a mi lado para coger mi mano rápidamente. Andamos por un camino de tierra que nos lleva a casa de un antiguo amigo mío que vive por la zona. Me ha dejado el jardín trasero para que le preparara la sorpresa a Eva. Entramos y al lado de la piscina hay una mesa pequeña con dos sillas a los lados; en la mesa solo hay una jarra de batido de chocolate y unos croissants pequeños.
- ¿Nos sentamos?
- Me muero de hambre.
Tiene una sonrisa preciosa. Empezamos a comer en silencio disfrutando de la compañía del otro.
...
Están riquísimos. Como entretenida mirando a todo y a nada, sonriendo a Hugo de vez en cuando y dándole los cuernos de los croissants que están más torraditos porqué me ha dicho que le gustan.
- ¿Me vas a responder o no?
- No seas impaciente.
- Jo... que ya llevamos mucho rato callados y...
Se levanta apoyándose en la mesa y atravesándola por encima, me da un pico rápido y vuelve a sentarse.
- Busco a una chica a la que eche de menos cuando no esté con ella. Que la eche de menos a ella. A su sonrisa. A su mirada. A su olor. A su voz. A sus abrazos. Alguien que cuando esté con ella me dé confianza, me cuente sus victorias, sus derrotas... que me haga reír. Que me diga lo que está bien o lo que está mal, que me enseñe. Que me haga echar de menos todo, incluso su forma de ser. Que se meta conmigo. Que eche de menos sus conversaciones, hablar de la gente, de cómo ha ido el día, de todo y de nada. Que se preocupe por mí. Que le importe tanto como ella me importa a mí. Que me diga que me quiere. Que me mire y me haga pensar "es el amor de mi vida".
Me quedo en silencio observándolo, necesita saber qué opino, lo sé, se lo veo en los ojos.
- ¿Sabes? Yo creo que puedo ser "ese amor de tu vida".
- Entonces... ¿podemos intentarlo?
- Me muero de ganas por hacerlo.
Ahora soy yo la que me levanto, rodeo la mesa y me siento sobre él rodeando a mi vez su cuello con uno de mis brazos. Él me coge como si de una niña pequeña me tratara. Y le beso en la nariz, y en la frente, y en la mejilla, y en la boca. Y así nos pasamos el resto de la tarde.
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¿Qué os ha parecido la cita? Para morir de amor, ¿verdad? 🥰
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Finales inesperados para cuentos inexistentes
FanficMe llamo Eva y tengo 12 años. Desde pequeña llevo dos trenzas que rara vez me quito; mi abuela me enseñó a hacérmelas y me gusta mucho como me quedan. Mis tres mejores amigas son Sam, Mai y Nia y a la hora del patio ensayamos para grabar TikToks aun...