Parte 52 - ¿Quién es él?

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La residencia de estudiantes en la parte alta de la capital siempre ha sido un lugar exclusivo y bien custodiado, los directores del organismo regente analizan los perfiles de los postulantes de acuerdo a su desempeño en la academia y proyecciones a futuro, de esta forma  los candidatos, aunque de diversa procedencia, tienen un estatus y posición que los diferencia del resto.

Las facilidades que la dirección ofrece incluyen estancia gratuita y pago de servicio de transporte a las instituciones de educación superior y sistemas bibliotecarios de la ciudad, aunque las visitas están permitidas para no limitar el desarrollo de los educandos, las personas sin vínculos familiares y de sexo contrario al del residente visitado no pueden permanecer en las instalaciones pasadas las 9:00 p.m. sin obtener la aprobación del supervisor asignado. El supervisor actual ha trabajado una década en el lugar, su legado ha sido una residencia sin ningún incidente bajo su gestión, él lo adjudica al accionar de la junta y su complejo proceso de admisión. 

Al inicio hacía rondas como si se tratara de un vigilante, en esas primeras semanas descubrió que los estudiantes regresaban pasada la media noche ya que avanzaban por su cuenta en su formación. Preguntó a los motoristas y ellos le confirmaron la ubicación de los chicos en sus centros de aprendizaje, complacido con la naturaleza sensata que continuó de la misma forma durante años, dejó de custodiarlos.

Entre las habitaciones vacías, un escolar y su invitado se convertían en una de las pocas excepciones a los estándares de buena conducta del lugar, aprovechando ser ambos del mismo sexo, no se veían afectados por la prohibición que de no ser así le habría imposibilitado a uno de ellos el quedarse a dormir, eran el bailarín promesa de la Academia de danza Bolshié, un chico de piel clara y cabello marrón que llegaba acompañado de un jovencito de cabello oscuro, tal vez su mejor amigo, con suficiente frecuencia para que los vigilantes de la entrada lo reconocieran al recibirlo.

Atravesando la puerta de madera de su habitación, y sin ningún residente en los cuartos contiguos, Park Jimin y el chico que realmente era su pareja jugueteaban en noches que se les hacían tanto cortas, como eternas.

Estando sobre él, y separándose de un largo beso, Jimin, cubierto con solo una camisa de botones abierta, dio un respingo cuando la traviesa mano de su chico apretó su trasero.

-¿Por qué tus nalgas son tan suaves?

-¿Qué?- Jimin rio con fuerza entrecerrando los ojos, ¿Cómo iba a responder a eso?

-Todo tu cuerpo es firme, pero aquí es tan suave- Volvió a presionarlo.

-¡No sé!-Las risas continuaron- ¿No me vas a soltar?- Jimin bajó la mirada y notó que el miembro del chico bajo él volvía a ponerse duro.

-Creo que debemos hacerlo.

-Dijimos que esta fue la última, tienes que levantarte temprano...

-Eso fue un claro sí.

-¡No!-Jimin volvió a reír, antes de él, no habría imaginado que podría divertirse de esa forma al tener intimidad.

El chico bajo él logró salir de la cama y lanzar su condón usado con un nudo en un extremo al basurero.

-¿Jimin?

-¿Qué?

-¿Quieres abrirlo tú?

El castaño se había molestado con el pelinegro porque este olvidó que Jimin quería abrir el último condón de la noche, pero estaba a tiempo de darle gusto.

-¿No quieres?

-Dámelo- Jimin extendió la mano y el chico se acercó a la cama.- Pero esta sí es la última, conozco mi límite y si no puedo ensayar bien por tu culpa... Min Yoongi vas a estar en problemas. 

Cherry «KookTae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora