Parte 10 - Museo

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Solo el sonido de su presencia hacía eco en ese lugar, las imágenes enmarcadas y la quietud le hacían su sitio favorito, se detenía a observar las obras en exhibición con interminable paciencia, cada trazo era igual de importante, los que estaban en las esquinas, los que parecían hechos sin haberlo pensado tanto, los objetos invaluables que allí se exponían eran realmente un tesoro.

 Se detuvo frente al lienzo al que menos tiempo había dedicado, era el de un ave, que se posaba en la tierra, ante un frondoso roble, la pequeña avecilla le parecía más una mancha azul que un intento de representación, verle nunca le había agradado, las proporciones eran tan desiguales que el conjunto le provocaba incomodidad, otra vez pasó de largo.

Un paisaje de otoño colgado en la pared le acogió brindándole calma, igual que siempre. La estampa era preciosa, había un sosiego contagioso en su interior, los colores dorados y ámbar de un sol refulgente que brillaba dentro de ese cuadro le fascinaban, era lo más exquisito de ese museo personal.

Veía dentro de ese mundo distinto y se imaginaba perdiéndose en las calles que parecían extenderse infinitamente dentro de esa otra realidad, las personas estaban siempre contentas, la luz nunca hacía falta, una chica acomodaba su sombrero blanco y hacía bromas con actitud juguetona a un grupo de amistades, en un clima perfecto, con un poco de brisa, acompañada de un dulce aroma a sandía.

Su expresión se ensombreció.

Todavía no aceptaba ese cambio, era innecesario, la obra era majestuosa y perfecta, mancharla de esa forma era casi profano.

Pero ya tenía un plan.

Le haría ver al autor su error, aceptar una colaboración era un absurdo error, no podía permitirle seguirla dañando, y tuvo suerte, el destino estaba de su lado.

Enfocó a su alrededor, a sus compañeros de práctica, habían tenido un corto descanso en el que se permitió perderse en su palacio de la memoria, al salir todos alrededor le parecieron insípidos, nadie en esa habitación valía la pena lo suficiente para entrar a su cabeza, mucho menos a su lugar especial.

Dejó su vista sobre una persona, la chica cuyos trazos simplones le habían dado esperanza en su peor momento.  Ella llegó a la academia de danza donde él asistía como parte de un intercambio, no hablaba mucho con nadie, y realmente no llamó su atención, exceptuando por un detalle.

En su lienzo de líneas confusas había brisa fresca, y un lejano olor a sandía.

La peor combinación para arruinar una obra. 

Se acercó entonces para intentar comprobar su teoría, hablaron al salir de clases, esperó un tiempo prudencial de varios días y finalmente, durante una charla "inocente" le mostró fotografías de sus amigos. No se sorprendió cuando los ojos de ella se abrieron conmocionados. Él tenía razón. Y ella podía ser justo lo que necesitaba para irrumpir en la vida de su paisajista preferido.

Tae le había mentido, había perdido la conciencia de lo que estaba bien o mal, y él lo restauraría.

Llegó ante el edificio de su mejor amigo, se había arreglado lo suficiente para no hacerle sospechar nada "todo estaba bien", fingiría un poco y le hablaría de su descubrimiento, no le diría que sabía que había tenido sexo con Jungkook, en su lugar le comentaría que una chica de su clase estaba interesada en hablar con él, que parecía ser su ex novia "¿Lo sabías? Yo no le había conocido una novia en el tiempo que llevamos de conocerlo, me pidió su número, ¿Tú qué opinas?"

Sonrió un poco, satisfecho, Taehyung se daría cuenta de que ese chico no lo tomaba en serio, tenía asuntos pendientes con ella, lo estaba usando.

Cherry «KookTae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora