Parte 71 - Gureum

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Aunque digan que a su especie no le gusta estar sola, Gureum se las arregla cuando no está su familia en casa, se entretiene con sus juguetes y sale por un hueco entre la ventana a hacer guardia en el jardín en horas donde los gatos suelen aparecer, recuerda bien los regaños de la líder de ese hogar cuando él destruyó sus flores, así que aprendió a no permitir que nadie se acerque a ellas, incluyendo visitas. La madre de Jungkook tiene que cargarlo para evitar que ladre o intente morder en esos casos.

Su amigo más cercano es el hijo menor de la líder, quien desde su llegada siendo un cachorro realmente no pasa en el lugar, en sus primeros años de vida esperaba ansioso su regreso parado en dos patas observando por la ventana, o al lado de la puerta de entrada, bajo la cual olores del exterior le informaban lo que sucedía en las cercanías. El olor de este amigo es dulce, como sus caricias y un poco mentolado, es además su compañero de juegos preferido, porque aunque su cuerpo es más grande, él se coloca a su altura cuando tienen luchas y nunca lo deja ganar. Gureum es orgulloso, espera coronarse por merito propio, por eso sus luchas con las otras personas en casa no son tan divertidas.

El maltés blanco estiró sus patas delanteras antes de levantarse de una pequeña siesta debajo de la cama de su amigo, bajó las escaleras y se encaminó a la ventana, saltando sobre un sofá y colocándose en dos patas, miró a la vecina pasar y le gruñó, alternando la vista entre ella y las flores del jardín, creía que un día esa visita se pararía en ellas así que a veces le ladraba para avisarle que fuera cuidadosa. 

La madre de Jungkook se acercó al maltés.

-¿Otra vez en el sofá?

La señora acarició su cabeza y siguió su camino.

-¿Será que Gureum ya sabe que Jungkook viene en camino? Ahí está paradito viendo por la ventana.

La voz femenina se fue alejando hasta perderse en la cocina.

Gureum continuó vigilando, hubo un tiempo en que se preocupaba por el bienestar de su mejor amigo, que traía olores acres y químicos cada vez que regresaba, y hacía enfadar a la líder de manada, provocando caos en todo el hogar. El maltés no podía culparlo, a veces él también se iba a explorar el vecindario y volvía sucio, entonces recibía un regaño, pero aprendió a no hacerlo más rápido que Jungkook.

La mascota saltó del sofá al suelo y percibió un olor familiar acercarse, era el olor de otoño, del día en que las primeras brisas hacen que las hojas caigan a tierra, trató de meter la nariz bajo la puerta y aspiró con insistencia, era eso y el olor de su mejor amigo, antes de siquiera notarlo ladraba alegremente diciéndole "Cuánto tiempo" "Bienvenido". 

La líder abrió la puerta y abrazó a su amigo y a su compañero, el olor de ese otro chico en Jungkook significaba buenas noticias, se puso en dos patas para que Jungkook lo cargara mientras el castaño era abrazado también por ella, ambos sabían que esa compañía mantenía en equilibrio ese hogar.

-¡Si me hubieran avisado con más tiempo!- La madre de Jungkook se separó del abrazo y acarició el cabello de Taehyung y luego el de Jungkook- ¡Tu papá ya lo presentía!

-¿Sí?- Jungkook buscó con la vista al hombre con delantal que volvía del comedor- ¿Qué hiciste papá?

-Ya había puesto el plato, si Taehyung no venía nos comíamos su porción.

-Así que eso era- La señora negó un poco al decirlo.

Gureum bajó al suelo y olfateó a Taehyung, quien trató de aguantarse la risa por las cosquillas que le provocaba, el perrito confirmó que los aromas de ambos estaban mezclados, movió la cola satisfecho y siguió al grupo al comedor.

Cherry «KookTae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora