Su ex mujer llevaba casi tres semanas de cuarentena en la casa de su novio. Y todo a Manuel se le estaba haciendo eterno. Lo poco que sabía de ella, era lo poco que había logrado escuchar en una que otra videollamada que sus hijos tenían.
Había días que de tanto pensar se volvía loco y tenía que hacer uso de todas sus facultades para no escribirle o mandarle mensaje. Mil veces en el día se decía que él era su ex, que no tenía derecho alguno con aquella mujer.Cuando se cumplieron exactamente las tres semanas, y después de darle vueltas y vueltas al asunto, Manuel tomo la decisión de dejar todo como estaba. Lo que sucedió entre ellos, había sido algo maravilloso, que lo ilusiono al grado de pensar que tal vez quedaban posibilidades de reconstruir la relación con su ex. Pero no, solo había sido una ilusión de él y el gran amor que aun sentía. Y por su salud mental y sobre todo para su corazón lo mejor era ponerle punto final. Volvería al trato cordial cuando se la cruzara o tuviera que compartir cosas con sus hijos. Haría lo que fuera necesario para no tener que estar a solas con ella. La decisión ya estaba tomada.
La convivencia de Lucero y Michel no estaba siendo de color de rosas a los 21 días que llevan en la casa de él. Aunque no era la primera vez que pasaban tanto tiempo juntos, no era lo mismo que cuando estaban de vacaciones.
Hacia una semana que habían tenido el primer roce, que los llevo a tener una discusión que los tuvo dos días sin hablarse.
Lo raro fue que a ella le costó mucho bajar la guardia, y arreglar las cosas.
Fue ahí cuando se empezó a replantearse muchas cosas de su vida y sobre la relación con Micho. Recordaba que cuando discutía con Manuel, por lo general ella iba a buscarlo para hacer las paces, y le encantaba la forma que tenían de reconciliarse. Pero con su novio las cosas no fueron así. Apenas y logro besarlo. Sin contar que desde hacía siete días que no hacían el amor.Un lunes por la noche, Micho le pidió disculpa de no poder acompañarla a cenar, pero tenía una videoconferencia que se estaba extendiendo y no sabía a qué hora se iba a desocupar.
Opto por tomar algo ligero de cenar con una copa de vino, empezó a mirar a su alrededor y suspiro, empezaba a sentirse un poco ahogada. Pero sobre todo empezó a extrañar a sus hijos y su casa.
Tomo la copa de vino y camino hacia la puerta ventana que daba al patio de la casa, se sentó en un sillón y miro el cielo.
A sus 50 años se encontraba en una montaña rusa con sus sentimientos.En estas semanas termino de comprender que sus sentimientos hacia Micho ya no eran los mismos que antes. Eso lo había descubierto el día después que se había acostado con Manuel, pero en este tiempo lo había confirmado.
Se dio cuenta que con su novio la unía más la costumbre y la seguridad que le daba la relación, a un sentimiento de amor. Aun no lograba hallar el momento en que dejo de querer a su novio, pero había sucedido.Volvió a suspirar. Tal vez era tiempo de sentarse hablar con Micho y explicarle como estaban las cosas, él era un hombre maduro de buen corazón y sabía que la iba a entender. Aunque lo lastimara un poco. Porque ese hombre aun veía por ella.
Esa noche seguramente él iba a terminar muy tarde de trabajar y no iban a poder hablar. Así que iba a esperar mañana en el almuerzo.
Los compromisos de Micho con su trabajo, no lograron que Lucero pudiera hablar cuando quería, sino recién el viernes por la noche.
-Lu estas bien?
-Tengo algo que decirte.
-No me asustes cariño.- Le dijo el en tono cariñoso, y dándole una caricia en su mejilla. Lo que le provoco que larga un suspiro con nostalgia.- Sabes que podes decirme lo que sea Lu.
-Lo sé. Pero no resulta muy fácil.
-Quieres que te ayude? – Ella lo miro sorprendida.
-No creo que sepas lo que... -El sacudió la cabeza y apoyo su dedo en su boca para silenciarla.
-Hace días que te noto distante, rara, apenas y me permitís tocarte- Lucero corrió su cara, para no mirarlo.En ese instante comprendió que su accionar durante los últimos dias, la habían delatado, y seguramente el motivo que llevo a Micho los últimos dias estar encerrado en su estudio trabajando sin parar.
-Perdón. – Fue lo único que logro decir.
-No me tienes que pedir perdón, por querer terminar la relación.-Lucero apenas escucho esa frase lo miro y se apuró a decir.
-No Micho-lo tomo de la mano- No quiero que terminemos, solo necesito un poco de tiempo.
-Tiempo? –En la cara de él se reflejó un poco de alivio.
-Si tiempo. Ahora cuando regrese a mi casa, y con esto del aislamiento tal vez me ayuden a aclarar mi cabeza.
-Esta bien cariño. Voy a darte este tiempo que necesitas. Solo prométeme una cosa.
-Prometerte?- El asintió. Que?
-Que si decides que esta relación no va más, que lo hagamos personalmente y que pase lo que pase quedemos como amigos.Ella se acercó a él, y deposito un suave beso en sus labios. Prometiéndole lo que él quería.
Por sus hijos se enteró que Lucero había vuelto a su casa, ese sábado por la mañana. Aunque se le hizo raro que volviera antes, por un lado su corazón saltaba de felicidad, pero había tomado una decisión, y no pensaba echarse para atrás por nada del mundo.
Lucero estaba en su casa desde temprano, esperaba que sus hijos decidieran volver ese mismo día, porque no tenía ganas de estar sola.
Había pensado en contarles a sus hijos ese mismo día lo de Micho, pero decidió darse más tiempo.Se acercó al ventanal y como si el destino jugara con ella, vio pasar a su ex que daba vuelta en la sala de su casa, automáticamente una sonrisa se dibujó en el rostro.
Le dio miedo que el también lograra verla, así que se retiró.
Se dio cuenta que le había quedado una conversación pendiente con el padre de sus hijos. Y que tenía que ser lo más pronto posible.Le debía una explicación y sobre todo contarle muchas cosas. Pero sobre todo, decirle que a pesar de todo, el aún le provocaba que su corazón se le acelerara a mil por segundos y que cada vez que pensaba o lo recordaba sentía mariposas en el estómago.
Estaba decidida en que al día siguiente iba hablar con Manuel.
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•Eres Inevitable•
FanfictionMás allá de la unión que tenían de por vida, sus hijos, algo más los ataba, era como una necesidad que iba más allá de ellos. La vida los llevo a divorciarse, pero también a ser vecinos. Señales o no, siempre por diversos motivos estaban cerca, dema...