PARTE XIX

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Lucero intentaba concentrarse en lo que estaba preparando en el estudio, pero le estaba constando. En su cabeza solo estaba la imagen de Manuel y en cómo se alejó de ella.

Tenía que ir a darle una explicación, pero sobre todo ella quería entender porque su exmarido había actuado así.

Se acerco al escritorio porque necesitaba hacer unas anotaciones y se encontró con una hoja con la letra de Manuel, y no pudo evitar tomarla y leerla.

Y lo que leyó la dejo en helada. No podía creerlo. Sintio que su corazón se le aceleraba, y sus ojos se le llenaron de lágrimas.

Toda la intención que tenia de hacer cosas, murieron en ese momento, paro en seco las lágrimas que amenazaban rodar por sus mejillas, dejo ese papel en donde estaba porque sentía que la quemaba, dio media vuelta y salió del estudio.

Al llegar a su casa, camino hasta la ventana, para sentir un poco el aire en su cara y poder relajarse.

Tomo su celular para avisarle al padre de sus hijos que ya no estaba en el estudio. Nunca recibió respuesta de su parte.

Los días fueron pasando bastante rápido, con los preparativos de su concierto, y en silencio agradecía estar ocupado en ellos, para no pensar en su vecina. Aunque en la noche no se le hacia fácil, porque su mente siempre le jugaba malas pasada hasta quedarse dormido.
Odiaba la situación en la que se encontraban ambos, y maldecida que Lucero no tuviera el valor suficiente para decirle en la cara, que decidió volver a su relación cómoda.
Aunque no debía darle explicaciones, porque al fin de cuentas estaban divorciados, y los encuentros que habían tenido, no habían pasado mas de eso, encuentros apasionados, sentía una vez mas engaño de su parte.

Y como él ya había tomado la decisión, de seguir con su vida, no estar pendiente de si ella quería estar con él, en el sentido que fuera, ya no podía seguir sintiéndose encadenado, a algo que no los llevaría a nada.

Pasaron exactamente dos semanas, del último encuentro que habían tenido en el estudio, y de aquel mensaje que jamás recibió respuesta.
Había dejado que las cosas se calmaran un poco por parte de él, para poder presentarse en su casa y que hablaran.
No quiso mandarle mensaje, para que el no tuviera ninguna excusa para no atenderla, sabia por sus hijos que no tenia planes, y que seguro se encerraría en el estudio hasta pasadas las 5 de la tarde. Fue por ese motivo que le pidió a Joss y Lucerito que después de esa hora, no fueran a lo de su papa, porque ellos necesitaban hablar. Sin hacer comentarios algunos sus hijos solo asintieron.

Manuel entro a su casa, pasada las 5, para darse un baño y estar listo para lo que tenia que hacer mas tarde.
Sentía que estaba contra reloj, así que acelero el ritmo.

Se apresuro salir de la recamara, cuando sintió que llaman a la puerta.

-Lucero? - decir que había quedado en shock le pareció un insignificante.
-Se que no me esperabas, pero...
-Que haces aquí? -la corto él.

Lucero ahí noto, lo bien que iba arreglado su vecino, y a esa distancia pudo oler el maravilloso perfume que el usaba y que se mezclaba con aroma que el desprendía y era totalmente excitante.
-Vas a salir? - el sacudió la cabeza dando una negativa.
-No me respondas con otra pregunta. -ella estaba hipnotizada. -Lucero?
-Que? Ah, si... vine para que hablemos.
-Puede ser en otro momento?
-Creo que ya dejamos pasar varios momentos, ¿no?
-Siento igual que no tenemos mucho que hablar, Lucero. Yo no necesito explicaciones.
-Para - dijo levantando la mano. El suspiro y levanto los hombros. -Primero siento feo cuando me dices Lucero ¿En dónde quedo el Lucerito?

No podía creer que le estuviera reclamando eso. Tenía muchas ganas de reírse a carcajadas por la cara de niña inocente que tenía su ex mujer. Y tenia ganas de muchas cosas más, pero sacudió la cabeza y volvió a prestarle atención a lo que le decía.

-Dime el motivo.
-Que? - pregunto- Motivo?
-Manuelito no escuchaste nada de lo que te dije?

Absolutamente no. Esa era la respuesta que debía darle. Demonios porque esa mujer aún seguía provocándole aquel efecto?

-Sabes? No voy a repetirlo -levanto los hombros- ahora quiero decirte -sin pedir permiso, paso por al lado de él y se metió.
-Luce... -ella giro en seco y lo miro- rito - ella sonrió y asintió- no te dije que podías pasar, o sí?
-No pienso decirte las cosas en la puerta. -Manuel largo un suspiro y se apoyo en la puerta.
-Dímelo.
-Se que nos debíamos una charla y pensaras que me escondí...
- Y no fue así?
-Claro que no. La situación con los chavos me abrumo y...
-Corriste a los brazos de Michel.
-Que? Como...
-No importa cómo, lo se Lucerito, lo sé. Ahora dime ¿qué quieres explicarme?
-Entiendo que estés enfadado
-No te equivoques, no estoy enfadado, tal vez si estuve dolido uno o dos días, pero ya no.
-No puedes sentirte traicionado porque decidí darme una nueva oportunidad con Michel.
-No dije traicionado, dije dolido.
-Es casi lo mismo.
-Por supuesto que no -dijo el acercándose a ella y elevando apenas la voz- sabes? Me sentí dolido, porque no fuiste del todo sincera hace unas semanas. Traicionado me sentí hace 10 años. -Lucero sintió que la rabia la invadía- Notas la diferencia? O te doy otro ejemplo?
-De verdad Manuel vas a jugar esa carta? - Su voz comenzó a estar más elevada- De verdad?- se acercó a escasos centímetros de el- Vas a reclamar algo de tantos años?
-No estoy reclamando, te estoy mostrando la diferencia entre esas dos palabras.
-No seas infantil.
-Infantil yo?
-Si tu
-Vete Lucero.
-Me estas echando? -Ella comenzaba a sacarse de onda
-Te estoy pidiendo amablemente que te retires, por favor. No quiero seguir con esta conversación.
-Sácame Manuel, porque de aquí no me voy hasta que terminemos.
-Lucero por el amor de Dios.
-Que no Manuelito, que no me voy.

En algún momento de la discusión ambos hicieron pequeños pasos sin darse cuenta, y sus caras estaban a milímetros, sus respiraciones un poco agitadas por la forma de hablarse.
Ambos se miraban desafiantes, y esperando que uno de los dos ceda ante la situación, pero sabían que eso no pasaría.

Lucero sabia que una palabra mas de su parte y eso los llevaría a una situación por la cual jamás habían pasado.

-Lucero te lo vuelvo a decir por última vez.

Ella sacudió la cabeza, y eso hizo que Manuel la tomara, pero no para sacarla de su casa, sino para devorarle la boca.

Ella no tardo ni un segundo en rodearle el cuello y responderle al beso.
Un beso cargado de pasión, rabia, y todos los sentimientos que ambos llevaban acumulando durante esas semanas.

Tan sumergidos estaban en lo suyo, que olvidaron que la puerta esta abierta. En realidad, estar así de juntos, les hacia olvidar del mundo entero.

-Manuel?

Esa voz, hizo que el, soltara a la mujer que estaba besando. Y que ella quedara desconcertada.

-May, puedo explicarte.

•Eres Inevitable•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora